Liberia destruirá este lunes miles de armas de fuego y municiones reunidas por las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tras la guerra civil que dividió al país africano durante siete años hasta 1996.
"Esta es la mayor destrucción de armas que se hace en Africa en los últimos años", declaró un portavoz de la ONU el martes.
Las armas arderán el lunes en una ceremonia pública. En el incendio se destruirán 8.000 armas utilizables, cerca de 1.800 piezas que ya no sirven y más de 1,2 millones de municiones.
Todas las armas fueron entregadas por los más de 20.000 combatientes que lucharon en la guerra civil hasta fines de 1996, entre ellos unos 4.000 niños y 250 mujeres adultas.
La Misión Observadora de la ONU en Liberia y Ecomog, el ala militar de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental, se encargan de desarmar y desmovilizar a los combatientes.
Varios jefes de Estado africanos participarán en la ceremonia, entre ellos los presidentes Olusegun Obasanjo, de Nigeria, Jerry Rawlings, de Ghana, Lansana Conteh, de Guinea, y Ahmed Tejan Kabbah, de Sierra Leona.
K.Y. Amoako, secretario ejecutivo de la Comisión Económica de la ONU para Africa, y Felix Downes Thomas, representante del secretario general del foro mundial, Kofi Annan, también estarán presentes en la ceremonia.
La destrucción de las armas livianas corresponde a la decisión del gobierno de Liberia de fomentar el desarme nacional.
Annan envió el año pasado un equipo de cuatro expertos en armas livianas para asesorar al gobierno sobre las posibles modalidades de destrucción.
La decisión de incendiar las armas y hacer detonar las municiones tomó en cuenta el asesoramiento técnico recibido, así como la seguridad y la protección del ambiente.
Un fondo especial de fideicomiso de la ONU financia el procedimiento, cuyo costo se calcula en unos 200.000 dólares.
Un equipo internacional de 16 expertos en armas livianas declaró el año pasado que la ONU debe apoyar "todas las iniciativas adecuadas que se tomen luego de un conflicto", lo cual incluye la entrega y la destrucción de armas.
Los expertos citaron el ejemplo de Maló, donde miles de armas livianas entregadas por los ex combatientes fueron destruidas en una ceremonia pública en marzo de 1997.
Annan declaró en esa ocasión que tenía esperanzas de que el proceso iniciado en Malí contribuyera con la eliminación del tráfico ilícito de armas livianas de la región.
La ONU también participó, aunque en forma lateral, en otros programas de recolección de armas en Albania, Angola, Camboya, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mozambique, Nicaragua y Somalia.
El foro internacional lanzó el año pasado el primer gran proyecto de desarme de la población civil de un país en Albania.
El proyecto piloto se inició en la ciudad albanesa de Gramsh y el Pograma de las Naciones Unidas para el Desarrollo aportó 500.000 dólares en incentivos para que los pobladores entregaran sus armas.
Los estados miembros de la ONU deberían considerar la posibilidad de destruir su excedentes de armas para impedir que caigan en manos de criminales o para que no sean enviadas a otras regiones en conflicto, recomendó Mitsuro Donowaki, de Japón, director del grupo de expertos.
"Africa, América Central y Asia Meridional son tres regiones que acumularon una cantidad excesiva de armas livianas, que circulan normalmente", indicó.
"De un modo u otro, casi todas las situaciones en las que se encuentra involucrada la ONU actualmente son consecuencia directa o indirecta de los últimos conflictos armados, cuyos soldados portaban, en general, armas livianas y ligeras", señalan los expertos en un estudio de 44 páginas.
El equipo de expertos calificó de armas livinas a los fusiles de asalto, pistolas, subametralladoras, ametralladoras livianas, morteros, armas portátiles antiaéreas, lanzagranadas, misiles antitanque, sistemas de cohetes, granadas de mano y minas terrestres antipersonas.
"Las armas livianas fueron diseñadas para uso de las fuerzas armadas, pero sus características las hacen perfectas para las acciones terroristas o criminales, además de para cualquier guerra", señalaron los autores del estudio.
Una propuesta de registro regional de armas livianas fue descartada por razones prácticas, ya que se calcula que existen millones de unidades.
Sólo en América Central hay dos millones de armas, en Afganistán hay 10 millones y en Africa Occidental más de siete millones. (FIN/IPS/tra-en/td/ceb/aq/ip/99