La caída de la productividad de la caficultura en Colombia y el avance de los países asiáticos amenazan con desplazar a mediano plazo a este país sudamericano del segundo lugar entre los productores mundiales del grano.
Gabriel Rosas, gerente de la Asociación de Exportadores de Café, dijo a IPS que si Colombia no adopta correctivos "es probable que en cuatro o cinco años sea desplazada como segundo productor mundial" por Vietnam, que está haciendo importantes esfuerzos por mejorar su producción de café.
Si bien Colombia tiene asegurado un mercado que le garantiza exportaciones anuales de 10 a 11 millones de sacos de 60 kilogramos, algunos analistas consideran que la productividad se ve amenazada por la pobreza, la crisis social y problemas coyunturales que enfrentan las zonas caficultoras.
Según la Organización Internacional del Café (OIC), la producción colombiana, que ascendía a 16,1 millones de sacos en 1992, se estancó en 12 millones entre 1993 y 1998, mientras la de Vietnam pasó de tres millones a 6,9 millones de sacos.
Para este año, la cosecha colombiana se estima en 10,5 millones de sacos, cerca de dos millones menos que en 1997, en tanto se prevé que la vietnamita aumente a siete millones. Pero algunos analistas señalan que ésta última enfrenta el impedimento de desarrollar sistemas de regadío necesarios en la caficultura.
Además de Vietnam, también Indonesia, México y los países centroamericanos constituyen entre los 55 productores de café en el mundo una fuerte competencia para el país sudamericano.
El café de Colombia, que genera ingresos anuales cercanos a 1.200 millones de dólares, cuenta con reputación en el mundo por su calidad, pero la situación actual exige, además, buenos precios, afirmó el gerente de la Asociación de Exportadores de Café.
"Si no somos competitivos en esos dos aspectos nos quedamos por fuera del mercado", aseguró Rosas, quien subrayó que Colombia debe colocar el producto "en nichos del mercado donde se remunere mejor su calidad" y explorar nuevas formas de llevarlo al consumidor.
Otro factor negativo lo constituye la caída de la participación de Colombia en el mercado mundial de café, que pasó de 21 por ciento en 1992 a 14 por ciento en 1997.
La desventaja de Colombia respecto de sus competidores consiste, según Rosas, en que "no ha avanzado en la reconversión de la caficultura para adaptarse a los tiempos actuales y enfrentar el futuro".
Entre los factores que afectan la productividad mencionó el envejecimiento de los cafetales, la deficiente capacitación de los cultivadores y la atrasada tecnología, así como los problemas climatológicos y la broca, plaga que ataca los frutos maduros.
El experto Mario Gómez señaló que la caficultura colombiana también está amenazada por el aumento de las cosechas en Brasil, primer pproductor mundial de café, que además está ampliando su oferta para competir en el mercado internacional.
Brasil está produciendo variedades diferentes de café, como el robusta, arábigas lavados y no lavados, para competir en el mundo, mientras Colombia sigue produciendo el mismo tipo, afirmó.
Algunos estudios indican que el decaimiento de la caficultura se observa en el deterioro que presentan las regiones productoras, que tradicionalmente gozaban de una situación privilegiada en infraestructura y calidad de vida de sus habitantes.
Según un documento de la Asociación de Exportadores de Café, el número de familias que se dedicaban a la caficultura pasó en los últimos 18 años de 350.000 a 566.000, pero el tamaño promedio de las haciendas bajó de 4,5 a 1,5 hectáreas.
Esta reducción en el tamaño de las haciendas y del área cultivada, que pasó de un millón de hectáreas a 869.000, ha afectado la eficiencia y la productividad, y conspirado contra la introducción de nueva tecnología.
Según un estudio del privado Programa de Reestructuración y Desarrollo de las Regiones Cafeteras, el 32 por ciento de las familias que viven de la caficultura se encuentran en condiciones de pobreza y el 28 por ciento en la de miseria.
El 18,4 por ciento de las familias caficultoras cuenta con viviendas de mala calidad, 34 por ciento no tiene acueducto y 14,8 por ciento sobrevive en estado de hacinamiento crítico. (FIN/IPS/yf/ag/if/99