DHAKA – Las mujeres y las organizaciones no gubernamentales que las ayudan son el blanco de dirigentes y grupos fundamentalistas islámicos en Bangladesh.
La adolescente Badol Begum murió a fines de junio tras recibir 101 azotes por orden del "fatwabaj" o custodio de la moralidad en su aldea, 250 kilómetros al este de Dhaka. Su crimen, quedar embarazada. El fatwabaj decretó que se trataba de adulterio.
La "fatwa" (edicto) se cumplió de inmediato y la infortunada muchacha murió al día siguiente, desangrada y en estado de shock. La policía arrestó a tres personas e inició una investigación, pero los lugareños quieren que el fatwabaj quede en libertad.
En este país de mayoría musulmana, esos clérigos tienen cada vez más influencia en la población rural, en su mayoría pobre e iletrada.
En los últimos dos años se conocieron oficialmente los casos de más de dos docenas de mujeres azotadas en público y expulsadas de sus aldeas. Pero es probable que la cifra sea mucho más alta, porque los clérigos musulmanes ejercen la ley en las aldeas remotas. —-