Compositores como Mozart, Beethoven y Chopin constituyen desde hace casi una década el motor de un proyecto ecoturístico que crece cada año: el Festival Internacional de la Música de Costa Rica.
Su peculiaridad consiste en que los músicos invitados ofrecen la mayoría de sus conciertos en escenarios naturales del trópico, como la playa y la montaña.
El Festival, que este año se realizará del 24 de julio al 15 de agosto, contará con 11 solistas y grupos de Europa, Asia y Estados Unidos.
"Nuestro objetivo ha sido mostrarle al mundo que además de Aspen y Salzburgo, en América Latina también realizamos un festival musical de muy alta calidad", dijo a IPS Jordi Antich, director del Festival, que nació en 1991 como homenaje a Wolfang Amadeus Mozart a los 200 años de su muerte.
El éxito de los conciertos llevó a los organizadores a montar algunos espectáculos en hoteles de playa y montaña.
Ahora, aunque el programa también incluye conciertos en el Teatro Nacional de San José, la principal atracción la constituyen los escenarios instalados en medio de la exuberante naturaleza tropical, en las playas Sámara y Manuel Antonio, en el océano Pacífico, o en las montañas de la región de Monteverde.
Las autoridades del festival estiman que sólo en 1998 asistieron a los recitales cerca de 12.000 personas, de los cuales, 2.000 eran turistas extranjeros.
"Nuestra meta es que en los próximos dos años se consolide un grupo de turistas extranjeros que venga a Costa Rica exclusivamente para el Festival", dijo Denis Roy, propietario de Villa Caletas, uno de los hoteles anfitriones de la actividad.
Roy, participa desde hace ocho años en el Festival, considera un acierto haber sacado al amante de la música de los teatros capitalinos para llevarlo a la tranquilidad y el silencio de los ambientes naturales.
En su hotel se construyó un anfiteatro que se convirtió en uno de los principales escenarios del Festival. Ubicado en una ladera de bosque con vista al mar, el público puede observar la puesta del sol mientras escucha el concierto.
Este año, el Festival reúne a solistas de la talla del violinista israelí Uri Pianka o la pianista japonesa Fumiko Shiraga, la Orquesta Filarmónica de Cámara de Alemania y el Nuevo Cuarteto Eastman de Canadá y Estados Unidos.
Particiarán también el dúo belga de corno y guitarra Cor à Cordes, el pianista suizo Antoine Rebstein y Quintango, una orquesta estadounidense que interpreta ritmos de tango.
A principios de este año recibieron unas cien propuestas de músicos extranjeros que querían participar en el Festival, de los cuales finalmente se escogieron 11, comentó Antich.
También tienen cabida los músicos costarricenses, como al Quinteto de Metales de Costa Rica o el guitarrista Pablo Ortiz, quien dará un concierto junto con la Orquesta de Cámara de Virtuosos de Hungría.
Uno de los hechos curiosos de la próxima edición consiste en las presentaciones en la Basílica de la ciudad de Santo Domingo de Heredia, a ocho kilómetros de la capital.
"Lo interesante es que la comunidad se organizó, recolectó cerca de 6.000 dólares y arregló el antiguo órgano de la Basílica que estaba descompuesto, y ahora será reinaugurado por el organista alemán Heribert Breuer", detalló Antich.
Las distancias relativamente cortas entre los escenarios de Costa Rica, un país de 51.100 kilómetros cuadrados, permiten a los espectadores desplazarse con facilidad de la playa a la montaña para asistir a los diferentes espectáculos.
El Festival Internacional de Música de Costa Rica cuenta con una página en Internet (www.costaricamusic.com), en la que brinda información técnica sobre los músicos invitados y el programa de conciertos. (FIN/IPS/nms/ag/cr/99