(Arte y Cultura) HAITI: Música tradicional a la conquista de EEUU

Un productor de Haití pretende conquistar el mercado de Estados Unidos con cuatro discos compactos que reúnen la música tradicional del país caribeño, conocida como "vodun".

El problema es que el álbum doble "Música Tradicional de Haití", compilado por el músico y productor Aboudja, que es el pseudónimo de Roland Derenoncourt, sólo se distribuye actualmente en la ciudad de Nueva York.

Una vez que Aboudja encuentre un distribuidor para todo el país, espera lanzar la obra en Haití y Estados Unidos en el invierno boreal.

Los cuatro discos, "Soukri", "Grandra", "Souvnans" y "Djakata", que llevan el nombre de las iglesias a las que pertenecen los músicos intérpretes, ofrecen la música vodun, que se originó cuando los africanos fueron llevados como esclavos a Haití en el siglo XVII.

Vodun evolucionó en el Caribe cuando nativos de Africa occidental, de lo que hoy es Togo, Benín y Nigeria, fundieron sus religiones tradicionales con el catolicismo impuesto por los colonizadores franceses y españoles para formar un nuevo híbrido.

Los seguidores del Vodun veneraban a un ser supremo y numerosos espíritus menores. La religión fue funcional porque unió a esclavos de distintas naciones africanas y superó barreras idiomáticas y étnicas.

La percusión y los cánticos de la música ceremonial vodun se practicaban en secreto e impartieron mensajes en clave que brindaron a los esclavos el apoyo espiritual y psicológico para soportar sus penurias.

Pero el vodun no es algo del pasado. La religión está profundamente arraigada en la sociedad haitiana y continúa desempeñando un papel fundamental en la vida de la gente. Los expertos calculan que en la actualidad más de 60 millones de personas lo practican en todo el mundo.

La mayoría de los músicos que tocan en el álbum son dosconocidos fuera de su país natal y nunca grabaron profesionalmente. "Hay tanta potencia musical en Haití. La gente no se toma el trabajo de encontrarla", comentó Aboudja.

El primer ejemplo de ese talento ignorado es Sanba Zao, un músico y cantante que actúa en "Djakata". La evocativa vocalización de Zao y el excitante contrapunto entre él y un coro femenino constituyen el núcleo de la compilación.

Las canciones son cantadas en creole, una amalgama fonética de varios idiomas africanos y francés, con una percusión polirrítmica. Los únicos instrumentos de viento utilizados son "vaccines" o cañas de bambú de distinta longitud y diámetro.

El resultado es la grabación de una danza excitante, pero sin percusión eléctrica, porque Aboudja se mantuvo firme en su decisión de emplear sólo instrumentos tradicionales haitianos en el álbum.

Además de tambores, vaccines y "granbos", cañas de bambú que se tocan golpeándolas contra el suelo, los músicos se basan principalmente en sus voces, manos y pies para imponer carácter al tema que ejecutan.

"No creo que haya alguna ley que estipule cuál es la música 'verdadera', porque no se trata solamente de la idea occidental de la música con la guitarra", señaló Aboudja.

El productor acaba de retornar de Haití, donde grabó con Zao y su conjunto. Ahora está ocupado puliendo las pistas en un estudio estadounidense. Además de corregir imperfecciones, mezcla, edita y maneja las grabaciones originales en el estudio para enriquecer y mejorar el sonido.

Gran parte de la música tradicional haitiana no usa armonías vocales. Ocasionalmente, algunas voces cantan con tonos agudos mientras otras vocalizan tonos graves, pero esto es algo dictado por la capacidad individual de cada intérprete.

Con la tecnología disponible en el estudio, Aboudja fue capaz de crear el efecto que Zao y el coro armonizaban unos con otros mediante la superposición de las pistas grabadas.

"Utilizamos la técnica más avanzada con la música tradicional más antigua", dijo sonriendo. "Queremos presentar a la gente música tradicional haitiana que esté bien ejecutada y producida con limpieza profesional".

"La música tradicional ya se grabó en Haití, pero resultó de mala calidad. Esta música merece un registro impecable", expresó.

Aboudja reconoce que vuelve al pasado porque hay muy poco que lo inspire en la música actual. Deploró el estado de la música estadounidense que, en su opinión, perdió la originalidad y el espíritu de los años 70, cuando grandes del jazz como Wes Montgomery, George Benson y Stanley Clark, y conjuntos como Earth, Wind & Fire estaban en la cima.

"Ese fue el mejor período de la música estadounidense, para mí. Aquellos artistas no tenían fronteras", dijo. "Los músicos de ahora escriben música en serie con introducción, tema central y conclusión sin originalidad".

Aboudja se lamenta que el jazz, al cual adora, haya perdido gran parte de la ferviente aceptación que tuvo en el pasado. Lo desalienta especialmente que el género ya no sea tan atractivo como antes para músicos afroestadounidenses y sus públicos.

Las opiniones de Aboudja sobre la música se desarrollaron en 20 años de carrera. En los años 70 dejó Haití y se instaló en Estados Unidos, donde tocó jazz en Nueva York y trabajó como productor discográfico.

Aunque seguramente se sentirá muy complacido si el álbum resulta un éxito, el propósito principal de Aboudja es valerse de la moderna tecnología para preservar la inédita cultura haitiana.

"Es importante recordar la música del pasado. No podemos permitir que se pierda nuestra historia", exhortó. (FIN/IPS/tra-en/kq/fah/ego/aq/cr/99

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