La designación de la estadounidense Carleton Fiorina como presidenta ejecutiva de la empresa de computación Hewlett Packard puso de relieve una tendencia: cada vez es mayor la demanda de líderes con cualidades que las mujeres parecen poseer naturalmente.
Este asunto fue objeto de debate en Argentina en un seminario sobre gerenciamiento, exclusivo para mujeres que ocupan cargos de decisión en compañías nacionales y transnacionales, organizado este mes por el Instituto para la Investigación Internacional en Empresas.
No se trata de ser "seductora" o "elegante" como indicaría el prejuicio, sino de estar capacitada para el puesto desde el punto de vista técnico y poseer, además, atributos que la tradición permitió hasta ahora desarrollar más específicamente a las mujeres.
Fiorina fue elegida para el cargo luego de definir el tipo de conducción que demanda hoy la empresa. Así, se convirtió en una de las tres mujeres que dirigen una de las 500 empresas más poderosas del mundo.
La designación permitió conocer que hay cuatro mujeres en el directorio de siete miembros de Hewlett Packard, además de una tendencia creciente en el mundo hacia la promoción de mujeres en cargos directivos por cualidades que se consideran "más modernas".
Un estudio de la revista argentina Ejecutiva indica que 15 por ciento de los puestos directivos de las 300 principales empresas de este país están ocupados por mujeres, un hecho atribuido a su capacidad de ordenar, resolver conflictos y organizar equipos de trabajo.
En general, las mujeres parecen estar mejor preparadas para solucionar problemas, tienen menos temor a compartir información con sus empleados, son más proclives a felicitar que a criticar, y están entrenadas para atender a un mismo tiempo diversos temas.
"Hoy las mujeres descubrimos que tenemos valores y talentos naturales que se adaptan inmejorablemente a los nuevos estilos de gestión", sostuvo en el seminario Patricia López Aufranc, presidenta de la consultora Marval, O'Farrell & Mairal.
López Aufranc añadió que "un número sustancial de mujeres está llegando a posiciones de liderazgo en el preciso momento en que las organizaciones están más necesitadas del talento, la capacidad y la actitud que ellas tienen para ofrecer".
La consideración de "naturales" para referirse a cualidades femeninas es discutida por mujeres que actúan fuera del ámbito empresarial, que prefieren calificar como "cultural" alguna capacidad de la mujer, como la de concentrarse en varios temas a la vez.
El experto en empresas Tom Peter sostiene, en su libro "En busca de la excelencia", que las mujeres "tienen su propia forma de liderar y en esa identidad hay enormes ventajas". Y lanza una advertencia: "Señores: si quieren mantener sus puestos, presten atención a esto".
En el seminario de Argentina, la "biblia" de las gerentas fue el libro de Sally Helgesen "La ventaja de ser mujer", en el que la autora destaca que las mujeres se llevan muy bien con las organizaciones horizontales en las que prima la tarea en equipo, el buen manejo del tiempo y la mente abierta al cambio.
Este modelo se confronta con el llamado "liderazgo tradicional" o masculino, que se identifica con una pirámide de poder en el que la cúpula baja las órdenes y controla, acapara información, hace respetar las jerarquías y prioriza los resultados sobre los procesos.
"La mujer responde al tipo de liderazgo circular", sostuvo en el seminario Martha Alles, directora de la consultora en materia de empleo Ernst & Young Top Management y una de las organizadoras del evento.
El líder circular escucha, comparte información, fomenta la tarea en equipo, otorga y crea compromisos y trata de descubrir talentos dentro de su equipo para luego empujarlos a que se desarrollen.
Alles consideró que la maternidad capacita en ese sentido. La mujer madre suele desarrollar capacidades para organizar, sincronizar, conciliar intereses, enseñar, supervisar, controlar los desequilibrios y suministrar información.
Así, la empresa de automóviles Ford en Argentina reconoció que las mujeres "vienen pisando fuerte" en esa compañía, no sólo por su preparación académica y su desempeño profesional, sino por su capacidad de adaptarse a las nuevas demandas.
El trabajo en grupos es fundamental en Ford, ya que casi no existen hoy tareas que puedan desarrollarse en forma individual. Se requieren valores tales como sentido común, humildad, equilibrio emocional, buen manejo del tiempo y una buena comunicación.
Esas características parecen ser un común denominador entre muchas de las mujeres que hoy ocupan puestos de mando en empresas y la idea es aprovechar esas ventajas.
La gerenta general de la compañía Advance Telecomunicaciones en Argentina, María del Carmen Saez Ruiz, sostuvo que su estilo de conducción es el armado de grupos de trabajo y el estímulo a los que aportan ideas. Algo así como el secreto de su éxito.
Por su parte Claudia Segovia, directora de la empresa de computación Unisys Argentina, definió al suyo como un estilo basado en la comunicación. "Hablar con la gente, escuchar sus problemas, estar en todos lados, dialogar y tener siempre abierto el canal de comunicación", describió.
Por su parte, Fabiana de Nicoló, gerente de marketing de la empresa de telecomunicaciones Telintar en Argentina, consideró necesario "formar un buen equipo" de trabajo y "ayudar a cada uno a desarrollarse de manera profesional, haciéndole notar con diplomacia sus fortalezas y debilidades".
Las ejecutivas destacan también la necesidad de conducir "con el ejemplo", además de remarcar la necesidad de mantener informados a sus subalternos, sobre todo la manera de eliminar ansiedades y avanzar hacia las metas de la empresa.
Para algunos analistas de asuntos de género, la llegada de Fiorina a la cima de una multinacional marca el fin de una era y el inicio de otra en la que, el llamado "techo de cristal" que traba el ascenso de muchas mujeres en su carrera profesional, está quebrándose.
Sin embargo, la euforia por el arribo de Fiorina entraña un nuevo desafío: los costos de muchas de las mujeres que llegan a ocupar cargos altos en las empresas, entre los que se destaca la renuncia, a veces aparentemente decidida, a la maternidad.
Por el momento, el movimiento dentro de las empresas es innegable y, a medida que esta tendencia crezca y se afiance, probablemente se pueda discutir de qué forma las mujeres ejecutivas pueden ser madres, así como son padres la mayoría de los hombres al frente de compañías. (FIN/IPS/mv/dm/dv/99)