AFRICA: Sida causa fuerte caída de esperanza de vida

El sida provocó una caída de al menos 17 años en la esperanza de vida al nacer en nueve países africanos, de los cuales siete se encuentran en Africa austral, según el Informe de Desarrollo Humano del PNUD.

La esperanza de vida en Botswana, Malawi, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe retrocederá a los niveles de los años 60, según el informe del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) divulgado esta semana. Los otros dos son Kenia y Rwanda.

La esperanza de vida en Zambia cayó de 56 a 37 años.

Según Ibrahim Samba, director para Africa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el continente cuenta con 70 por ciento de la población mundial que padece sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), 83 por ciento de las muertes y 95 por ciento de los huérfanos causados por la pandemia.

Más de la mitad de los niños en Zambia, o sea 600.000, perdieron al menos un progenitor por causa del sida, lo cual hace que el país con 9,5 millones de habitantes tenga la mayor concentración en el mundo de huérfanos causados por la enfermedad.

En Zambia, uno de los países más pobres del mundo, 20 por ciento de la población es portadora del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) que causa el sida. Si esa tendencia continúa, la cantidad de huérfanos aumentará en las próximas dos décadas, según expertos de la OMS.

Los Servicios de Información sobre Diseminación para Africa Austral (SAfAIDS) señalaron que entre 35 y 40 por ciento de los niños menores de 15 años de edad en Botswana, Malawi, Zambia y Zimbabwe perderán uno o ambos padres en los próximos 20 años, en gran medida debido al sida.

Aunque la enfermedad se convirtió en un factor crítico para el desarrollo de Africa Austral, pocas han sido las iniciativas para modificar la infraestructura socioeconómica que alimenta la epidemia, o para comprender y minimizar ese impacto socioeconómico, según SAfAIDS.

Según la organización no gubernamental, que trabaja para promover respuestas eficaces a la epidemia, los programas de ajuste estructural de la economía redujeron los presupuestos para la salud.

En Zimbabwe, el gasto por persona del gobierno en materia de salud fue de 3,20 dólares en 1990-1991 y declinó a 2,10 dólares en 1993-1994, apenas por encima del nivel de los años 80. Desde entonces ha empeorado.

Los costos de formación para reemplazar a obreros especializados en Zimbabwe fueron calculados en 2.500 dólares por cada trabajador en 1993. Si se aplica ese promedio a la cantidad de personas con sida en el sector formal, significa que esos costos aumentarán de un millón de dólares en 1991 a cinco millones en el 2000.

Más de 33 millones de personas vivían con VIH/sida en todo el mundo a fines de 1998. Cada minuto se infectan 11 personas, según la OMS, y el mal provoca 2,5 millones de muertes por año.

En Namibia, 20 por ciento de la población sexualmente activa, o sea entre 15 y 49 años de edad, es portadora de VIH. En 1997, el sida fue el principal factor de mortalidad en el país.

Sin embargo, la enfermedad sigue envuelta en el silencio en la región. Además, la mayoría de los sistemas de salud colapsaron ante la pandemia.

Incluso el AZT, el fármaco más básico contra el sida, no está al alcance económico de la mayoría de las naciones africanas donde 60 dólares mensuales se considera un buen sueldo.

Las últimas terapias contra la enfermedad utilizadas en los países industrializados cuestan 10.000 dólares por año, una cifra muy superior al producto interno bruto (PIB) por habitante en la mayoría de los países de 5frica.

Las naciones pobres del continente gastan casi nada en la lucha contra el sida y virtualmente todas dependen de la ayuda internacional, la cual está descendiendo. El problema se complementa con la discriminación que padecen los enfermos.

En la provincia sudafricana de Kwazulú Natal, una mujer fue lapidada en diciembre porque reconoció públicamente que era portadora.

"Fue asesinada porque reveló su estado con la esperanza de educar a otros, pero la comunidad la estigmatizó y discriminó, y terminó por matarla", dijo Aulora Stally, de SAfAIDS.

La gerencia de un hotel en la misma provincia intentó desalojar a los 27 activistas de sida que estaban realizando un seminario en sus instalaciones cuando descubrió que algunos eran portadores de VIH.

A pesar de que pagaron 4.400 dólares para realizar el seminario allí, los activistas tuvieron su vajilla y utensilios de cocina separados, y se les sirvió la comida en horarios diferentes y salones reservados, en tanto los demás huéspedes del hotel fueron mantenidos en la más completa ignorancia de lo que ocurría.

"Tiene que haber más apertura en las comunicaciones referidas a la enfermedad", apuntó Stally." La desinformación es un factor negativo porque acrecienta ciertos mitos como el contagio por picadura de mosquito, o por compartir la misma taza o el cuarto de baño".

La prensa debería tratar de equilibrar los aspectos negativos, agregó. "Hemos tenido casos de gente que vivió 15 años con VIH", explicó. (FIN/IPS/tra-en/lm/mn/ego/aq/he/99

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