Las negociaciones de paz entre países árabes y el nuevo gobierno de Israel avanzarán a pesar de los últimos ataques israelíes contra objetivos civiles en Líbano, afirmaron mandatarios y analistas de la región.
El primer ministro de Jordania, Abdel Rauf Rawabdeh, anunció desde Beirut que las conversaciones "comenzarán a avanzar en pocos días", mientras el presidente sirio Hafez el Assad sugirió la posibilidad de una postura más flexible sobre las alturas del Golán, ocupadas por Israel en 1967.
Mientras, el primer ministro electo de Israel, Ehud Barak, excluyó de su coalición al partido derechista Likud, según trascendió debido a la negativa de éste a llegar a un acuerdo sobre el Golán.
En Líbano, donde los efectos del conflicto árabe-israelí se sienten con más intensidad y las decisiones políticas de la región están sometidas a la tutela de Siria, la paciencia y la resistencia son las únicas opciones.
Beirut carece de iluminación callejera y semáforos desde el pasado jueves, cuando las centrales de energía fueron casi completamente destruidas por ataques aéreos de Israel.
Sin embargo, el fin de semana las calles se volvieron a iluminar con las luces de los automóviles, ya que los ataques no inhibieron la vida nocturna de la capital.
Los propietarios de edificios y restaurantes reactivaron los generadores de energía que mantuvieron a la ciudad con vida durante la guerra civil de 1975 a 1990.
Los libaneses intentan con éxito seguir adelante pese al sorpresivo ataque de Israel, que mató a ocho civiles e hirió a otros 64, además de destruir cuatro puentes que conectaban a Beirut con el sur y dos centrales de energía.
Pero en vísperas de una prometedora temporada turística, la desesperación también es evidente. Los israelíes "siempre atacan duro antes del verano", afirmó Joseph Abi Rached, un residente de Beirut de 56 años.
"No quieren que compitamos con ellos en el área turística ni que nos recuperemos económicamente", agregó, y recordó otros ataques en 1993 y 1996 justo antes del verano.
Los ataques israelíes constituyeron una represalia por el lanzamiento de cohetes Katyusha por Hizbollah, un grupo guerrillero islámico que lucha contra la ocupación israelí del sur de Líbano. Los misiles mataron a dos civiles en la localidad de Kiryat Shmona, el pasado jueves por la noche.
A la vez, el ataque de Hizbollah fue una venganza por otro de Israel que hirió a seis civiles en el sur de Líbano y un ataque con morteros del Ejército del Sur del Líbano, respaldado por Israel, a comienzos de la semana pasada.
La escalada se produjo un día después de que Barak y el presidente sirio Assad intercambiaron elogios sobre sus respectivas habilidades para negociar la paz.
En Israel aumenta la convicción de que la paz con Líbano pasa por Siria, lo que llevó a algunos funcionarios israelíes a calificar a Líbano como "un no país".
Medios de prensa libaneses coincidieron en que el objetivo del actual primer ministro israelí Binyamin Netanyahu al realizar los ataques fue colocar a Barak en una situación incómoda al igual que en 1996, cuando el gobierno laborista de Shimon Peres ordenó la operación Viñas de Ira contra Líbano y Netanyahu estaba por asumir el poder.
Pero el gobierno de Líbano descartó que Barak no haya sido informado antes de los ataques. "Barak lo sabía; Netanyahu no pudo haberlo hecho solo. No apostamos a Barak para conseguir la paz", declaró el primer ministro Selim el Hoss.
Como resultado del ataque, Beirut presentó una queja al Comité de Observación bilateral, establecido tras la operación israelí de 1996 para preservar la seguridad de los civiles.
El Comité iba a reunirse el martes, pero la sesión fue postergada cuando la delegación israelí anunció que no reanudaría sus actividades hasta la designación de un nuevo gabinete en Tel Aviv.
Si el Comité no atiende sus reclamos, Líbano podría considerar la presentación de una queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, su última opción.
"La resolución 425 (del Consejo) dispone claramente el retiro incondicional de Israel de Líbano. Acudir al Consejo de Seguridad podría comprometer esa resolución e incluso provocar su modificación", advirtió el ministro de Información libanés, Anwar el Khalil.
Además, señalaron otros funcionarios de gobierno, la resolución podría ser vinculada o incluso reemplazada por otras que exhortan al retiro de todas las fuerzas extranjeras de Líbano, donde Siria mantiene estacionados unos 30.000 soldados, lo cual complicaría más la situación diplomática. (FIN/IPS/tra-en/kg/ak/mlm/ip/99