La sustracción de menores por uno de los padres como consecuencia de disputas intrafamiliares es un drama frecuente, con gravísimas consecuencias para el futuro de los propios niños.
En el mundo hay cerca de 350.000 casos de ese tipo registrados. Sólo en Estados Unidos se contabilizan 10.000 casos de sustracción de menores por parte de uno de los padres.
Un ejemplo paradigmático es el de Gabriela Arias Uriburu, una joven argentina casada con el jordano Imad Shabán, quienes residían en Guatemala, donde nacieron sus tres hijos: Karim, Zahira y Sharif.
El 10 de diciembre de 1997, los tres niños, de seis, cuatro y dos años de edad, fueron ilegalmente sustraídos por su padre, Imad Shabán, de su hogar en Guatemala, después de que un Juez de Familia de ese país le otorgara a la madre su tenencia.
La madre no tuvo ninguna noticia de sus hijos hasta tres meses después, cuando a través de fuentes indirectas se enteró de que se encontraban en Amman, donde los había llevado su padre.
Arias Uriburu residía en Guatemala desde 1989, ya que su padre era embajador argentino en este país y fue en Guatemala donde conoció y se casó con el próspero empresario jordano en 1991.
La pareja comenzó a enfrentar serias desaveniencias matrimoniales en 1997 que los llevaron a comenzar un proceso de separación.
El 9 de diciembre de 1997 el juez de familia otorgó a la madre la tenencia de los niños bajo medidas de seguridad, basadas en el decreto de violencia intrafamiliar.
La resolución judicial prohibía el acercamiento del padre al grupo familiar, quedando Gabriela y sus hijos bajo protección del juzgado.
A partir de la sustracción de sus hijos, Arias Uriburu inició una larga batalla por recuperar a los niños que la llevó a presentar su caso ante Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos )OEA=.
La Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Mary Robinson, tomó el caso, ejerciendo buenos oficios ante la Liga de Estados Arabes.
En junio de 1998 el secretario general de la OEA, César Gaviria, dirigió una carta a su par de la Liga Arabe, pidiendo su intervención en busca de una solución conforme a los principios que rigen está materia en relación a los Derechos de los Niños.
"Se llevó a mis tres hijos, se llevó mis libros, las poesías que yo escribía, mi vestido de novia, mis documentos, mi pasaporte, se llevó toda mi vida"o, relató Arias Uriburu a IPS.
Apoyada por su familia, Gabriela decidió que la lucha por recuperar a sus hijos debía servir también para ayudar a otros que se encuentran en situación similar, formando la Fundación Niños Unidos para el Mundo.
Ese orgamismo se propone brindar asesoramiento jurídico, psicológico y amparo a las víctimas de secuestro y violencia intrafamiliar.
"Yo he tenido muchas muertes en este año y medio, había noches en que me iba a dormir y no sabía como me iba a levantar al día siguiente, pero pensaba en mis hijos y me levantaba", narró Gabriela a IPS.
"El amor a mis hijos me hizo resistir, porque la idea del suicidio también pasa por la cabeza de uno, pero yo quiero que mis hijos se sientan orgullosos de haber nacido, de la madre y el padre que tuvieron, más allá de los defectos y virtudes de cada uno y si yo me tiro en una cama hay una parte de ellos que se muere", expresó.
Agregó que el proyecto de la Fundación, que se inició en Argentina, es crear asociaciones en todos los países de América Latina para que si se da un caso en cualquier país se pueda comenzar a trabajar de inmediato para que los niños sean restituídos lo antes posible.
"Por el momento pensamos empezar en Guatemala y luego en Uruguay", explicando que la Fundación se inició en Argentina en el mayo último y en un día recibió 17 casos. En este momento cuenta con 43 y se esperan muchos más.
La Fundación aún no tiene financiamiento y opera en la casa de Arias en Buenos Aires con 15 voluntarias y con abogados y psicólogos que también trabajan ad-honorem.
La Convención de los Derechos del Niño ha sido firmada prácticamente por todos los países del mundo y "obliga a respetar el derecho del niño a su vinculación con ambos padres", dijo el argentino Alejandro Molina, asesor de menores.
Arias presentó recientemente en Guatemala su libro titulado "Ayuda ! quiero a mis hijos", que relata la conmovedora lucha de una madre por recuperar a sus hijos.
Gabriela opina que "cuando una mujer pierde al marido le llaman viuda, cuando el hijo pierde a los padres le llaman huérfano, pero cuando una madre pierde a su hijo no tiene nombre. No hay una palabra en el diccionario que pueda expresar ese dolor"o.
Tras un año de angustia y de interminables trámites, Gabriela recibió autorización para visitar a sus hijos en Jordania en diciembre de 1998. Nunca pudo estar a solas con sus hijos, pero sí abrazarlos y besarlos, para luego tener que dejarlos nuevamente.
El padre se mantiene firme respecto al futuro de los niños, que según él seguirán viviendo en la capital de Jordania, aunque la justicia guatemalteca haya determinado que Shabán debía restituir los niños a la madre.
"Fue durísimo dejarlos, pero al menos los pude ver, los toqué, los besé y eso lleno mi alma y espero que haya llenado la de ellos", dijo Gabriela.
"Creo que el año que viene los chicos estarán de regreso, han pasado cosas tan importantes que aunque no quiero ser tan optimista pienso que todo saldrá bien si seguimos con la presión internacional como hasta ahora", ansía la madre, de 34 años.
Respecto al futuro de Shabán, en caso de que los niños sean restituídos a la madre, Gabriela dice no desear que sea encarcelado.
"Voy a tratar de que eso no ocurra. Yo voy a tratar de que los chicos sigan teniendo relación con el padre, esa va a ser la única manera de curar este daño tan terrible que les han hecho", comentó.
"oHay miles de niños en el mundo que lloran por la separación compulsiva de alguno de sus padres", dijo, y agregó que "familias en armonía crean sociedades en armonía. Las guerras nacen del poder y la ignorancia, los niños nacen del amor". (FIN/IPS/cz/dg/pr hd/99)
