La capital de México, una de las más pobladas del mundo, desperdicia más de 40 por ciento de los 70.000 litros de agua por segundo que necesita para saciar su sed.
El agua para el consumo de los 18 millones de habitantes del área metropolitana de ciudad de México tiene un costo de 1,20 dólares por metro cúbico, que resulta alto en la comparación internacional, destacó el Movimiento Ecologista Mexicano (MEM).
Para evitar la escasez es necesario reciclar las aguas servidas, indicó el presidente del MEM, Alfonso Ciprés. También advirtió los riesgos para la salud que entraña el excesivo empleo de cloro para el tratamiento del agua potable.
Al combinarse con materia orgánica, el cloro produce compuestos cancerígenos, aseguró el presidente del MEM.
La falta de fuentes alternativas para aumentar el suministro de agua proyecta incertidumbre sobre el futuro de la ciudad, alertó el responsable de Operación Hidráulica del gobierno de la capital, Antonio Dovalí.
La sobreexplotación de pozos y mantos acuíferos y las dificultades de financiamiento de las obras para acabar con las pérdidas de la red de agua potable hacen "realmente crítica y difícil la situación", dijo Dovalí.
El funcionario añadió al problema el crecimiento explosivo y anárquico de la población en las 16 delegaciones en que se divide la ciudad.
El gobierno de la ciudad, en poder del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, que en 1997 triunfó en las primeras elecciones locales, afirma que ha podido recuperar 500 de los casi 30.000 litros de agua que se pierden por segundo.
Esa recuperación se logró al obturarse 10.000 fugas y con el reemplazo de 134 kilómetros de tubería, informaron las autoridades.
Pero la pérdida de agua no se debe sólo a roturas de la red, sino también a la presencia de 170.000 tomas ilegales, según el gobierno local.
Es indispensable instalar plantas de tratamiento y "eliminar el desperdicio", pues de otro modo, nos vamos a quedar sin agua", afirmó Francisco Noreña, consultor de la Comisión Especial para el Agua de la Presidencia.
Las tecnologías modernas permiten recuperar las aguas servidas, destacó Noreña.
La Comisión Nacional de Aguas y su similar de la capital desarrollan en común un programa para construir cuatro plantas de reciclaje a gran escala, con capacidad para el tratamiento entre 10 y 12 metros cúbicos por segundo, explicó.
La historiadora Alejandro Moreno lamenta que "las políticas públicas no hayan hecho del agua su prioridad. Esperemos que lo hagan en el siglo XXI".
Moreno dijo que en el pasado se proyectó construir un sistema de lagos artificiales en torno de la capital para atender la demanda de agua y reducir la extracción del subsuelo, pues se aceleraba el hundimiento de la ciudad.
Pero la solución finalmente adoptada consistió en traer el agua de fuentes externas. Actualmente, las cuencas de los ríos Lerma y Cutzamala y el acuífero del Valle de México abastecen el área metropolitana.
El agua "sube desde unos 1.100 metros de altura sobre el nivel del mar hasta los 2.700 metros", y desde ese punto "baja por gravedad a la ciudad de México. El gasto de energía que esta operación consume es enorme", observó Moreno.
Además, poblaciones ribereñas tuvieron que cambiar de actividades al descender el nivel de los ríos utilizados para abastecer la capital, agregó.
Algunos manantiales se agotaron, las ciénegas del río Lerma se secaron, y muchas personas pasaron de la pesca a la siembra de maíz como medio de sustento.
A los estragos ecológicos se sumaron conflictos sociales que obligaron durante 30 años a mantener bajo protección del ejército el sistema de acueductos, indicó Moreno.
El agua que necesitan los habitantes de la capital podría obtenerse disminuyendo el desperdicio, con plantas de tratamiento y con un control más estricto del consumo, para acabar con las tomas irregulares, según la historiadora. (FIN/IPS/pf/ff/en/99