Un grupo de 15 campesinos de la localidad de Canelilla, en el centronorte de Chile, ha venido superando gradualmente la pobreza y marginación gracias a un proyecto de cultivo de claveles.
El proyecto de Sociedad Agroflor Canelilla, nacido en 1997, fue presentado en el Seminario Taller Fortalecimiento en los aspectos de género de los programas del Fondo Internacional de Desarrollo Agropecuario (FIDA), que se inició el lunes y concluye el sábado en esta ciudad, a 470 kilómetros de Santiago.
Cerca de un centenar de expertos de 14 países de América Latina intercambian experiencias en diversos proyectos de desarrollo rural, destacando aquellas que buscan la equidad de género con el objetivo de superar la "invisibilidad" del trabajo femenino en el campo.
El seminario forma parte de los proyectos FIDA, que cuenta con financiamiento del gobierno de Japón, y es organizado por el Proyecto de Desarrollo de Comunidades Rurales Pobres (Prodecop), del Ministerio de Agricultura de Chile.
"Lo que más nos deja satisfechos (del proyecto de Sociedad Agroflor Canelilla) es que comenzamos con un grupo de seis mujeres y dos hombres y ahora son ocho y siete, respectivamente", dijo a IPS el ingeniero agrónomo Rodrigo Leiva, funcionario de Prodecop.
"Ellos se dieron cuenta de los beneficios y se sumaron a la iniciativa", agregó Leiva,
Explicó que los hombres dejaron de ser asalariados en otras empresas y se incorporaron a este proyecto, que fue solicitado al Prodecop por las propias interesadas cuando comenzó a tener ingresos, en 1998.
El grupo cultiva claveles en un predio de dos hectáreas, donde ha construido invernaderos, y vende directamente sus flores en un puesto situado en una céntrica avenida de Ovalle, la ciudad más cercana a la comunidad.
"Ha habido un positivo cambio de actitud en los hombres. Algunos llevan la vianda (comida) a sus mujeres al invernadero y otros dicen que trabajan en el campo, luego hacen juntos las tareas domésticas y descansan juntos", cuenta Leiva, encargado de la evaluación de proyectos del Prodecop.
Leiva señaló que cuando en las comunidades agrícolas de la región de Coquimbo muere una mujer el sistema productivo se desarticula porque falta alguien que mantenga el funcionamiento, mientras que si muere el hombre no ocurre así.
En la Actualidad las 15 personas del grupo reciben un salario de 153.000 pesos (unos 300 dólares), casi el doble del salario mínimo que gana normalmente un trabajador en el campo. Antes las mujeres no recibían pago aunque, realizaban diversos trabajos en su comunidad.
Este grupo es parte de la Comunidad Agrícola de Canelilla, situada a 70 kilómetros de La Serena, donde ocupa unas 2.700 hectáreas pertenecientes a 59 "comuneros".
En la propiedad viven cerca de 400 personas, que tienen como principal actividad económica la crianza de ganado caprino para la producción de leche y queso.
A pesar de tener un predio de gran extensión, los comuneros son pobres, en general, porque carecen de agua y sus tierras son de poca calidad y baja o nula productividad.
La Sociedad Agrocomercial de Canelilla es uno de los cuatro proyectos de este tipo que lleva a cabo el Prodecop en la región de Coquimbo, además de otros relacionados con el ambiente y con la producción de leche y queso de caprinos.
El Prodecop comenzó sus actividades en 1995 con el objetivo de reducir la pobreza en Coquimbo, con una población de unos 500.000 habitantes.
El 32 por ciento de los habitantes de la zona vivía en condiciones de pobreza en 1996, concentrada en especial en zonas rurales.
Con una inversión de 1.187 millones de pesos (cerca de 2,5 millones de dólares), el organismo gubernamental benefició en 1998 a 3.159 personas que participaron en diversos proyectos y programas.
Entre 1995 y el 2003 se invertirán 30,8 millones de dólares para superar la pobreza rural de esta región, 25 por ciento de los cuales será aportado por FIDA y el resto por el gobierno chileno. (FIN/IPS/gcm/dm/dv/99
