/BOLETIN-DD HH/ MALASIA: Libertad académica cada vez más limitada

No es fácil ser un académico crítico y espontáneo en Malasia, especialmente en un momento en que el primer ministro Mahathir Mohamad enfrenta el más duro desafío a su permanencia en el poder, donde ya lleva 18 años.

Por primera vez en casi dos décadas, la conciencia política se apoderó de universidades de todo el país tras la destitución del viceprimer ministro Anwar Ibrahim, el pasado septiembre.

No sorprende que los académicos se hayan vuelto blanco de un estricto escrutinio de las autoridades, recelosas de críticas de cualquier tipo.

Shahnon Ahmad, un escritor laureado en el país y profesor de la Universidad de Ciencias, recibió duras críticas del gobierno luego de escribir una sátira con el chocante título de "Mierda" para expresar su disgusto por la situación política.

El caso de Shahnon ejemplifica los riesgos que corren los intelectuales si expresan opiniones críticas hacia el status quo.

"El espacio de libertad académica es muy limitado", afirmó Wan Abdul Manan, presidente del Movimiento Académico de Malasia.

Los estudiosos gozaban de mayor libertad antes de la introducción de nuevas normas disciplinarias con la aprobación de la Ley de Universidades y Facultades, en 1979, según Wan Manan.

La ley fue aprobada luego de las protestas de miles de estudiantes universitarios contra la pobreza y la hambruna, a mediados de la década de 1970.

La misma norma prohíbe a los académicos ocupar cargos dentro de partidos políticos y realizar declaraciones a la prensa sin permiso del rector de la universidad correspondiente.

Tampoco pueden cuestionar públicamente la política universitaria ni pronunciarse sobre plataformas políticas, a menos que los temas estén relacionados con su área de especialidad.

Además de la Ley de Universidades, los académicos deben convivir con los decretos generales sobre personal universitario, la Ley de Secretos Oficiales y la Ley de Prensa Escrita y Publicaciones, que limitan la libertad de investigación de una manera u otra.

"En 1979 hubo una mancha negra para la historia nacional de la libertad académica", lamentó Wan Manan. La apatía comenzó a apoderarse de los campus en 1980, cuando las universidades producían grandes números de académicos.

"Muchos de ellos estaban dispuestos a defender el status quo a cambio de altos cargos", afirmó Wan Manan.

En los últimos 20 años, agregó, "aumentaron las violaciones a la libertad de académicos y estudiantes universitarios por parte de las autoridades". Aun los ciudadanos comunes gozan de mayor libertad de expresión que los académicos, lamentó.

Numerosos investigadores universitarios estuvieron en problemas en los últimos tiempos.

En 1997, un experto en contaminación ambiental provocó la ira de las autoridades al advertir sobre los peligros de la inhalación de contaminantes del aire en medio de la crisis ambiental regional. Como resultado, el gobierno prohibió a los académicos hacer declaraciones a la prensa.

Dos profesores universitarios participantes del movimiento islámico Al Arqam también fueron reprimidos -al menos uno fue detenido de acuerdo con la Ley de Seguridad Interna- cuando el gobierno prohibió la secta por apartarse de los preceptos musulmanes, en agosto de 1994.

Más recientemente, una viróloga de la provincia de Sarawak enojó al gobierno al afirmar que un brote de encefalitis ocurrido en Malasia no era causado por el mismo virus que en Japón. Posteriormente las autoridades anunciaron el aislamiento de un nuevo virus del tipo Hendra.

El profesor Chandra Muzaffar no obtuvo a comienzos de este año la renovación anual de su contrato con la Universidad de Malaya. Poco antes había censurado la destitución del viceprimer ministro Ibrahim y su maltrato bajo custodia policial.

Pero no siempre es culpa del gobierno cuando los académicos guardan silencio, observó Manan.

"Muchos académicos también son culpables. Algunos están más interesados en obtener altos cargos administrativos que en luchar por ideales", sostuvo.

El temor a la persecución también actúa como medio de disuasión. "Existe mucha autocensura porque los académicos tienden a suponer que están siendo observados", señaló el reformador social Wong Soak Koon, profesor de literatura.

Como en el caso de otras libertades en Malasia, la libertad académica sólo existe en el papel. "No se puede afirmar que haya una autocracia universitaria en que se despidan académicos todos los días, pero hay muchas formas sutiles de discriminación", dijo Soak Koon.

Todos los altos cargos universitarios, especialmente los de rector, son escrutados con cuidado y designados políticamente. Aquellos académicos que figuran en la lista negra son ignorados en las promociones y en la asignación de fondos para investigación.

Además, la privatización y "corporatización" de las universidades podría limitar más la libertad académica con las decisiones verticales, observó Wan Manan.

"Al menos ahora, existe todavía un pequeño espacio para que los académicos inteligentes expresen sus preocupaciones, pero con la 'corporatización', lo que importará serán los balances, no la sociedad", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/an/js/mlm/hd/99

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