El cine revela mejor que otras actividades las razones estratégicas y las disyuntivas del reencuentro de América Latina y el Caribe con Europa, en la Cumbre de Río de Janeiro, este lunes y martes.
Las dos regiones sufren la total hegemonía de Estados Unidos, cuya producción concentra 80 por ciento del mercado de algunos países europeos, lo cual constituye una humillación para naciones con gran tradición como Italia, 90 por ciento del de Brasil y casi 100 por ciento en muchos países latinoamericanos.
Incluso Francia, que protege su mercado cultural ante las presiones internacionales por una apertura, no logra impedir que las películas estadounidenses acaparen dos tercios de lo que se exhibe en el país, según José Alvaro Moisés, a cargo de la Secretaría de Audiovisual del gobierno de Brasil.
Esta es un área en la que se reconoce la total impotencia de países aislados, a excepción quizás de China, India y Japón, en enfrentar la dominación estadounidense. La integración regional o interregional aparece como única alternativa.
Los lazos culturales y lenguas compartidas apuntan como natural el acercamiento eurolatinoamericano para reducir el desequilibrio en la industria audiovisual de Occidente.
Por eso, el Ministerio de Cultura brasileño aprovecha la Cumbre América Latina y Caribe-Unión Europea para promover la búsqueda de soluciones hacia el desarrollo del cine nacional y regional, en alianza con Europa.
Un seminario sobre la situación de la producción audiovisual latinoamericana y europea reunirá a cineastas de las dos regiones entre este jueves y el sábado y deberá elaborar un documento sobre las dificultades y propuestas para su presentación a la Cumbre.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apoya la iniciativa, incluso con la participación de su presidente, Enrique Iglesias. El asunto ya fue tratado hace tres meses en una reunión de la institución sobre cultura y desarrollo, en París.
Moisés adelantó que propondrá una alianza interregional para la distribución de películas y la creación de un canal de televisión por cable exclusivamente para exhibición de películas latinoamericanas y europeas.
"La distribución es clave", según Luiz Carlos Barreto, el mayor productor de Brasil, que intenta extender a América Latina la experiencia de Canal Brasil, la emisora de televisión por cable especializada en películas nacionales. Una distribuidora regional es otro de sus proyectos.
En el cine no rigen las reglas del comercio internacional, por la naturaleza de su producto, ni hay reciprocidades. Las películas estadounidenses, con sus costos ya cubiertos en el mercado interno, son vendidas a precios insignificantes. Pero no se habla de "dumping" en esa área.
En muchos casos, para distribuir o exhibir obras de gran éxito comercial hay que adquirir un paquete con numerosas películas menos taquilleras y de dudosa calidad.
Pero es un negocio irrecusable, por el bajo precio, para las emisoras de televisión, por ejemplo, voraces compradoras porque tienen que difundir casi 24 horas diarias de productos audiovisuales.
El consumo de imágenes es uno de los que más crece en el mundo y un mercado como el brasileño permitiría una producción nacional varias veces superior a la actual. Pero la distribución dominada por los estadounidenses lo impide, lamenta Barreto.
En paralelamente al seminario y a la Cumbre, una muestra sobre cine europeo será la única oportunidad que brasileños tendrán de ver películas como "23", del alemán Hans Christian Schmid, y la británica "Slab boys", de John Byrne.
Es una demostración del total alejamiento entre cines y públicos latinoamericanos y europeos, que se busca corregir.
Un reacercamiento entre las dos regiones no puede hacerse sin la integración cultural, manifestaron participantes en otro seminario promovido por la Cancillería brasileña a inicios de este mes, para divulgar los objetivos de la Cumbre.
Europa "renunció a su influencia cultural en América Latina", pese a las raíces históricas comunes, lamentó Jorge Cunha Lima, director de la Fundación que mantiene la TV Cultura, una emisora estatal de Sao Paulo.
En relación al cine, sin embargo, queda claro que esa separación no fue voluntaria. Europa tuvo que renunciar también a su propio mercado. Una asociación entre latinoamericanos y europeos sería un intento de lucha por la liberación. (FIN/IPS/mo/mj/cr/99