La igualdad de la mujer que trabaja en el sector agropecuario en América Latina y el Caribe es uno de los objetivos prioritarios del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), dijo la directora de la agencia para esta región, Raquel Peña-Montenegro.
Un centenar de delegados y expertos de 14 países de la región y de organismos internacionales que asisten a una reunión en La Serena, al norte de Chile, intercambiarán esta semana experiencias sobre los proyectos del FIDA, agencia de Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Roma.
"Queremos señalar los vacíos que dificultan la incorporación de la mujer rural a los beneficios de las iniciativas internacionales y de los programas de gobierno", expresó Peña- Montenegro. Se trata de una meta importante, teniendo en cuenta la existencia de 2,5 millones son jefas de hogares rurales.
La esposa del presidente de Chile, Marta Larraechea, inauguró el lunes en La Serena el Seminario-Taller del FIDA, que concluirá este sábado.
Se trata de la cuarta reunión de este tipo, tras las realizadas en Guatemala, República Dominicana y en la isla de Santa Lucía, en el Caribe de habla inglesa.
Los aspectos de género han sido una de las prioridades para el FIDA desde principios de la década del 80, expresó Peña- Montenegro.
Las mujeres representan la mayoría de la población rural pobre, y en algunas áreas llegan hasta constituir 70 por ciento. Son, además, consideradas responsables de la mayor parte de la seguridad alimentaria de la familia, tienen conocimientos técnicos autóctonos, aptitudes y motivaciones, recordó.
El seminario es organizado también por el Instituto Nacional de Desarrollo Agopecuario, el Proyecto de Desarrollo Rural para Comunidades Campesinas y Pequeños Productores Agropecuarios de la IV Región y el Programa Regional de Capacitación en Desarrollo Rural, de Chile, con el apoyo financiero de Japón.
Peña-Montenegro, de nacionalidad chilena, atribuyó el hecho de que millones de mujeres de América Latina estén al frente de hogares rurales dedicadas a la producción agropecuaria a la migración permanente de los campesinos.
Asimismo, agregó, un número importante son viudas de víctimas de las guerras civiles que han afectado en las últimas décadas a la región.
Estas mujeres, dijo, se ubican en la categoría de los más pobres de las áreas rurales, sin reconocimiento como agentes económicos y, como consecuencia, sin acceso a los servicios de desarrollo.
Peña-Montenegro manifestó que esta marginación se extendió durante los procesos de reforma agraria de la región, en los que menos de cinco por ciento de los beneficiados con la propiedad de la tierra fueron mujeres.
"Las legislaciones de muchos países excluían a la mujer, incluso, del control de la tierra cuando el marido fallecía", afirmó.
El nuevo desarrollo rural empresarial genera una creciente demanda de mano de obra temporaria. Se estima a la fecha que más de cinco millones de personas están en esta categoría de empleo en la región, explicó la experta.
De este sector, más del 60 por ciento, tres millones de trabajadores temporarios, son mujeres, con limitada protección de los sistemas legales laborales en sus ingresos y condiciones de trabajo.
En este contexto, una propuesta de desarrollo rural, agrícola y de combate a la pobreza con una visión de género que cruza todos los proyectos del FIDA. Esto implica la inclusión de la mujer en los procesos de educación y capacitación, partes del fortalecimiento del "capital humano".
"Los procesos de participación en el desarrollo local deben incluir y facilitar la activa concurrencia de la mujer como parte de la democratización del desarrollo rural", concluyó. (FIN/IPS/jp/mj/dv/99
