La OTAN ya ha perdido la guerra de Yugoslavia, aunque continúe el bombardeo de Belgrado, aseguró el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) de Cuba, Ricardo Alarcón.
"Todo el poder del mundo contra un país pequeño y no saben qué hacer. La única estrategia que parece predominar es seguir haciendo lo mismo y acumular errores", afirmó Alarcón en entrevista con IPS.
En su opinión, la derrota de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) se hace evidente cuando cada noche reaparecen las baterías antiaéreas y Yugoslavia no se doblega ante Occidente y su moderna tecnología militar.
Embajador de Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre 1966 y 1978 y ex ministro de Relaciones Exteriores, Alarcón señaló que, pase lo que pase, "algún día se hablará de antes y después de Yugoslavia".
"Es la primera guerra en Europa tras la rendición alemana (en 1945) que ocurre sin contar con la ONU y sin reparar en los límites que se autoimpusieron las grandes potencias durante la guerra fría y que condujeron a la creación del Consejo de Seguridad", dijo.
A su juicio, la realidad ha venido a confirmar una vieja sospecha: "Detrás del armamentismo y de toda la retórica de contención del comunismo que llevó a la creación de la OTAN, se ocultaba la pretensión de hegemonía sobre el mundo".
"Hace 50 años se organizó la OTAN supuestamente para contener el avance del comunismo y enfrentarse a la llamada amenaza soviética, y en el Este se creó el Pacto de Varsovia, para defenderse frente a lo que parecía una amenaza occidental".
"La tan anunciada guerra entre la Unión Soviética y Estados Unidos no se produjo nunca. El Pacto de Varsovia desapareció como desapareció la Unión Soviética, pero la OTAN no va a desaparecer aunque ya no haya conflicto Este-Oeste", advirtió Alarcón.
El dirigente político, de 62 años, observó que, si se consideran "las consecuencias en términos de seguridad de la disolución de la comunidad socialista como se entendía durante la guerra fría, el mundo es hoy más inseguro que entonces".
"Tenemos derecho a hablar de seguridad, pero no tenemos ninguna", afirmó.
A su manera de ver, la humanidad entra al siglo XXI en la situación del mayor riesgo después de la segunda guerra mundial y arrastrando los grandes desafíos del desarrollo sostenible, de la población y de la conservación del medio ambiente.
Un mundo cada vez más inseguro y en medio de "lo que se ha dado en llamar la confrontación Norte-Sur, que durante una época trató de ocultarse con toda la retórica de la confrontación Este- Oeste".
Miembro del Buró Político del Partido Comunista y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular desde 1993, Alarcón es considerado uno de los dirigentes cubanos más cercanos al presidente Fidel Castro.
Durante años fue también designado por La Habana para conversar con altos representantes de los Estados Unidos sobre la migración, único tema en el que ambos países lograron ponerse de acuerdo en cuatro décadas de conflicto bilateral.
"Vivimos en un mundo dislocado, sin el equilibrio que implicó la existencia del bloque socialista, con todos los problemas multiplicados, y no hay nadie sentándose en una mesa para poner orden, ni modo de hacerlo", comentó Alarcón.
Convencido de que para enfrentar los crecientes riesgos que se avecinan "habrá que desarrollar bastante la creatividad humana", alertó "que el mundo tendrá que sentarse a dialogar, si es que va a existir mundo en el futuro".
"Después que termine la guerra de los Balcanes entre los escombros que hay que barrer están los de Naciones Unidas", que si acaso quedará para hacer "el trabajo más sucio y más penoso, poner personas en ese país después de la guerra", señaló.
Además del "golpe mortal" que han significado para la ONU, Alarcón asegura que los ataques de la OTAN contra Yugoslavia dieron por tierra con el derecho internacional contemporáneo y con no pocos principios que se tenían por inviolables.
"Yugoslavia no está siendo castigada por invadir a un vecino, es ella la invadida. Los mismos que en 1991 atacaron a Iraq porque éste había violado la integridad territorial de Kuwait, atacan ahora a un Estado que no ha atacado a nadie", añadió.
Todo esto, aseguró, está dejando en claro que "la soberanía tiene límites y no protege a nadie de alegadas violaciones a determinados patrones de conducta o modo de pensar que estén de moda en algún lugar de Occidente".
La época de la Yugoslavia socialista "fue el único momento en la historia de ese país en que convivieron, quizás con tensiones, pero convivieron en lo esencial pacíficamente, musulmanes, cristianos, ortodoxos y católicos, y croatas, serbios, eslovenos y albaneses", afirmó.
Alarcón cree que la solución de los conflictos étnicos en los Balcanes será aún más complicada "después de esta guerra brutal".
Una guerra que la OTAN quiere hacer "sin ensuciarse las manos, sin pérdidas, sin ni siquiera reconocerle al enemigo sus bajas", y justificando la muerte de civiles con la "cínica definición de daños colaterales".
"Se ha creado un problema que durará siglos. Si los serbios recuerdan la derrota que sufrieron en el Kosovo actual hace 600 años, cuántos siglos tendrán que pasar para que esos pueblos olviden lo que les está pasando" ahora, se preguntó.
"Pensar que el mundo sea tan idiota de creer que todo esto se ha hecho para preservar los derechos de esa gente, es tener una opinión muy baja de la inteligencia humana", aseguró.
Para Alarcón, la verdad podría ser que "todo esto ha sido un laboratorio de ensayo del nuevo orden mundial fascista que los poderosos quieren imponerle al mundo".
Orden que implicaría "la transformación de la ONU como un apéndice de la OTAN, la OTAN como una sucursal del Pentágono, y un gobierno mundial que lo ejercería un pintoresco imperio".
Pero, que una potencia se proponga entrar en el próximo siglo como gobierno mundial no significa que pueda conseguirlo, como lo demostraria un ejemplo: "Estados Unidos intenta imponer al mundo su política contra Cuba y hay que reconocer que no lo logra", afirmó. (FIN/IPS/pg-da/ff/ip/99