YUGOSLAVIA: Las gestiones diplomáticas se dirigen ahora a China

Estados Unidos, sus aliados y Rusia procuran ahora apoyo de China para su plan de paz sobre Yugoslavia, pues el país asiático es el único miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU que no participó en el acuerdo alcanzado en Bonn.

El comunicado emitido luego de la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los Siete países más ricos del mundo y Rusia (G-8) en la ciudad alemana el jueves informa que los detalles del acuerdo serán transmitidos de inmediato a China.

"Hay muchos asuntos pendientes antes de considerar la interrupción de los bombardeos" sobre Yugoslavia a raíz de la crisis en la provincia secesionista de Kosovo, manifestó el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, al cabo de la reunión.

La intención del G-8 es procurar a la brevedad una resolución de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para que la paz llegue a Kosovo, agregó Fischer, quien pertenece a los pacifistas y ambientalistas Verdes, que integran la coalición de gobierno de Alemania encabezada por el Partido Socialdemócrata.

Funcionarios alemanes afirmaron que el canciller (jefe de Gobierno) Gerhard Schroeder viajaría a Beijing el mes próximo para eliminar la posibilidad de que el gobierno chino vete una eventual resolución de la ONU sobre Kosovo.

China manifestó en reiteradas ocasiones duros cuestionamientos a los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre Yugoslavia.

Los ataques continúan a pesar del acuerdo alcanzado el jueves, al igual que la preparación de una eventual invasión terrestre de Yugoslavia, posibilidad que aún está sobre la mesa.

La OTAN comenzó su bombardeo el 24 de marzo, sin autorización explícita del Consejo de Seguridad, porque China y Rusia habían anunciado que, de haberse puesto la operación a consideración del organismo, la habrían vetado. Beijing llegó, incluso, a denunciar los ataques como violatorios de la ley internacional.

La actitud de Beijing frente la estrategia de la OTAN en Kosovo fue casi tan determinante como la de Moscú en el resultado final de las conversaciones del G-8, aunque el gobierno chino no había respaldado al presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, de forma tan abierta como el ruso, según analistas.

"Beijing comparte con Moscú la acérrima oposición al uso de la fuerza en los Balcanes", observó Damon Bristow, conductor del Programa Asiático de los Servicios Reales Unidos del Instituto de Estudios de Defensa en Londres.

Los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, reunidos en Bonn, consideraron que el acuerdo del jueves es un paso adelante hacia una resolución del Consejo de Seguridad que los incluya.

El comunicado de siete puntos emitido al cabo de la reunión del jueves llamó a "una efectiva presencia civil y de seguridad" en Kosovo implementada por la ONU.

La prioridad de la OTAN en Bonn era lograr un acercamiento diplomático con Rusia, un aliado clave de Milosevic, para aislar a Yugoslavia. Alemania, con su vasta experiencia en relaciones con el gobierno de Boris Yeltsin, tuvo un papel preponderante en lograr ese acercamiento.

En la semana previa a la reunión del G-8, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, participó en Berlín en conversaciones sobre la crisis de Kosovo antes de dirigirse a Moscú. Mientras, el enviado especial de Yeltsin a Yugoslavia, Viktor Chernomyrdin, visitaba a Schroeder.

Alemania pudo promover el compromiso de Chernomyrdin con los acuerdos pocos días después de que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, declarara que había poco espacio de maniobra para negociar con Moscú.

Mientras, China fue virtualmente ignorada, aunque sus posturas son clave para la resolución del conflicto. "Se necesitará mucha más habilidad diplomática para tratar con Beijing de la que se requirió para lograr un acuerdo con Rusia", manifestó un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania.

Alemania procuró un lugar preponderante en los esfuerzos de paz pues la coalición de gobierno compuesta por el Partido Socialdemócrata y los Verdes está bajo presión y corre riesgo de ruptura.

La primera participación alemana en combates desde la segunda guerra mundial es causa de profundas divisiones en los Verdes y en el propio Partido Socialdemócrata.

Incluso el ala más pragmática de los Verdes, a la que pertenece el ministro Fischer, admite que no preveía un bombardeo tan prolongado.

La coincidencia en que Rusia es importante para la paz es generalizada, pero "las objeciones chinas han sido subestimadas" en las aceleradas gestiones diplomáticas de las últimas semanas, observó Bristow.

Esto puede considerarse un error, pues "la reacción china a la operación de la OTAN es más sutil y, en muchos aspectos, más perdurable" que la rusa, agregó el experto.

China se opone por principio a que un país intervenga en lo que consideran asuntos internos de otro, y tiene en Tibet, Taiwan y la población musulmana uigur en el occidente de su territorio razones internas para defender estas ideas.

"¿No habría un proceso similar si hubiera manifestaciones en Taiwan para reclamar la independencia formal de la isla?", observó Bristow.

Macedonia reconoció este año a Taiwan, considerada por China una provincia renegada, y recibió una visita de nivel ministerial desde la isla. En represalia, Beijing bloqueó una resolución de rutina del Consejo de Seguridad de la ONU para extender el plazo de la misión de paz en ese país balcánico.

China está preocupada, al igual que Rusia, por la ampliación de la OTAN hacia el este y su papel creciente en conflictos "fuera de su área", como los Balcanes. Eso es percibido por Beijing como una amenaza a su propia seguridad.

La última cumbre de la OTAN en Washington, en ocasión del cincuentenario de la alianza occidental, incluyó varios "socios para la paz", algunos de los cuales aspiran a ingresar en la organización.

Entre ellos figuran Ucrania, Moldavia y países de Asia central como Kirgiztán, Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán, cercanos a la frontera con China y vinculados con las minorías musulmanas en territorio chino.

"La expansión de la OTAN hasta cerca del territorio chino y el Himalaya no es un plan europeo sino un plan estratégico global de la superpotencia estadounidense, en un intento por dominar la política mundial en el siglo XXI", sostuvo el diputado socialdemócrata alemán Hermann Scheer.

China comenzó a observar a la OTAN con más sospechas que antes, y un plan táctico de la alianza disfrazado de plan de paz de la ONU no sería bien recibido por Beijing. (FIN/IPS/ys/ak/mj/ip/99

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