VENEZUELA: Nuevas cifras confirman una pobreza voraz

Nuevas mediciones en Venezuela sobre el gasto social, el salario real y el empleo formal confirman el crecimiento del ejército de los pobres, que cada vez más suma como nuevos reclutas a trabajadores de nivel universitario.

Un trabajador con 16 años de escolaridad (universitario) tiene 11,5 por ciento de probabilidades de ser pobre, mientras que en 1988 esa posibilidad era de sólo 1,4 por ciento, indicó un estudio de la oficina económica del parlamento.

Claro que la suerte es peor para los obreros sin escolaridad: 19,4 por ciento estarían en la pobreza en 1988, pero 10 años después lo estará uno de cada dos, 49,6 por ciento.

El estudio encontró en probabilidades de ser pobre a 33,2 por ciento de las mujeres que trabajan y a 20,4 por ciento de los hombres (12,5 y 7,1 por ciento hace diez años). Las mujeres son perjudicadas por su menor tasa de alfabetización y otros obstáculos culturales y sociales que dejan menores salarios.

La pobreza, según organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre una encuesta oficial a 22.000 hogares, toca al 80 por ciento de los 23 millones de habitantes de Venezuela.

Son pobres los hogares deficitarios para cubrir la canasta normativa básica de bienes y servicios, cuyo valor se estima en el doble de la cesta alimentaria. Aquellos cuyos ingresos no le permiten siquiera alcanzar la cesta de alimentos básicos son considerados en pobreza crítica.

El informe parlamentario estimó la pobreza en 67 por ciento de la población para fines de 1997, frente a 33 por ciento en 1975. En aquel entonces 38 por ciento de los pobres vivía en pobreza crítica, mientras que ahora 54 por ciento está en esa categoría.

En cifras absolutas, registra el informe, en pobreza crítica había millón y medio de personas en los tempranos años 80, pasando a 5.260.363 en 1990 y a 7.549.887 personas en 1997.

El salario real "ha caído quizá más que en ningún otro lugar de América Latina", opinó Carlos Navarro, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Venezuela. "El salario básico compraba dos y media canastas alimentarias hace 15 años, y hoy no compra ni la mitad de una", agregó.

La canasta alimentaria, según la Confederación, costó en abril 360 dólares, mientras que el salario mínimo recién pasará en mayo de 169 a 203 dólares mensuales. Más aún, en abril se incrementó 3,8 por ciento respecto a marzo, mientras que el índice inflacionarfio genarl subió sólo 1,1 por ciento.

El auge de la pobreza en Venezuela se produjo a contravía del resto de América Latina, que en general observó un retroceso, de 41 a 36 por ciento en lo que va de década. Las cifras venezolanas fueron malas, frente a la región, en generadores de pobreza como inflación, ingreso nacional y gasto público social.

Según un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), el abatimiento de la hiperinfalción en países como Argentina, Brasil y Perú tuvo un efecto positivo para bajar la miseria, mientras que en Venezuela contribuyó a aumentarla la inflación sobre 30 por ciento anual por más de una década.

El producto interno bruto (PIB) de Venezuela ha caído en promedio un punto anual durante 20 años, mientras la población crecía más de 40 por ciento. El Estado quedó con menos dinero para gastar cada vez que se desplomó el precio del petróleo.

Como consecuencia, el gasto público social por habitante en Venezuela pasó de 338 dólares en 1991 a 317 dólares en 1997, según la Cepal, mientras el promedio regional ascendía lentamente para ubicarse en 457 dólares.

Si el gasto público social es escaso, la inversión privada que genera empleo formal también lo ha sido. La baja inversión se traduce en tecnologías desactualizadas y por tanto la mano de obra capacitada es más reemplazable en períodos de contracción.

Ello apunta a un mayor número de trabajadores con preparación universitaria empujados al desempleo, a la pobreza o al sector informal de la economía, que ya ocupa a 52,5 por ciento de los 8,16 millones de personas que trabajan, según la encuestadora privada Datanálisis.

Hacia abajo en la pirámide educativa y económica, a medida que disminuye el ingreso en el hogar más componentes salen a buscarlo en detrimento de su formación, convirtiéndose las mujeres y los niños en reclutas del empreo precario, indicó el estudio de la oficina económica del parlamento. (FIN/IPS/jz-eg/if-la/99

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