El gobierno y la insurgencia de Sierra Leona acordaron el cese del fuego a la guerra civil que padece desde hace ocho años este país de Africa occidental.
El presidente Ahmed Tejan Kabbah y el dirigente del rebelde Frente Revolucionario Unido (FRU), Foday Sankoh, firmaron el acuerdo en la capital de Togo el martes.
Sankoh, quien está detenido y fue condenado a muerte por las autoridades del gobierno, gozaba de un permiso especial para negociar el acuerdo de paz en Lomé.
El pacto tuvo la mediación del presidente togoleño Gnassingbe Eyadem, y durante la firma del mismo estuvo presente el dirigente de los derechos civiles de Estados Unidos, reverendo Jesse Jackson, quien es el enviado especial a Africa del presidente Bill Clinton.
El acuerdo entrará en vigor este lunes y la Organización de las Naciones Unidas indicó que enviará 1.000 observadores para que verifiquen el cese del fuego a solicitud del gobierno de Sierra Leona.
Tras la firma del pacto, Kabbah anunció que las "negociaciones entre el gobierno y los rebeldes comenzarán inmediatamente después de que entre en vigor el cese del fuego".
Pero el insurgente Sankoh demandó este miércoles la formación de un gobierno de transición, antes de que se celebren nuevas elecciones en cuatro años, para "redactar una nueva constitución y preparar los futuros comicios".
El cese del fuego fue recibido con sentimientos contradictorios en este país. "El acuerdo es peligroso para nuestros compatriotas detrás de las líneas rebeldes y el llamado gobierno de transición es una receta para el desastre", comentó el analista político Matthew Kawa.
Kawa se refirió a las "atrocidades" que cometen los rebeldes contra los civiles y que fueron denunciadas por fugados y observadores de derechos humanos.
Michael Bockarie, granjero que huyó de la norteña ciudad de Makeni, en control de los rebeldes, afirmó que los insurgentes queman "las casas (de los civiles) y roban todas sus pertenencias a los rehenes".
"Por eso huí", explicó.
El gobierno firmó un acuerdo similar con los insurgentes en 1996, en Costa de Marfil. Pero tres semanas después se reanudaron las hostilidades y los rebeldes quemaron viviendas civiles y tomaron rehenes.
Tamba Kamanda, profesora de escuela secundaria en Freetown, cree que los rebeldes tampoco cumplirán el acuerdo alcanzado el martes.
"¿Cómo se puede confiar en el FRU? Estos asesinos nunca respetaron los acuerdos de paz durante los ocho años de combates, y creo que sólo buscan tiempo para reagruparse y derrocar por la fuerza al gobierno", opinó.
Los países acreedores, incluso Gran Bretaña, la antigua metrópoli de Sierra Leona, abogan por una solución pacífica al conflicto.
El Alto Comisionado británico Peter Penfold advirtió que Londres no puede seguir inyectando dinero a Sierra Leona, si la guerra continúa devastando las arcas del Estado.
El gobierno electo de Nigeria también pidió el acuerdo diplomático de la crisis. Abuja encabeza Ecomog, la fuerza de paz de Africa occidental, que respalda a Kabbah.
Sankoh afirmó que el FRU se convertirá en partido político para disputar las elecciones dentro de cuatro años.
Durante las negociaciones, los rebeldes exigieron la liberación incondicional de su líder, quien fue condenado a muerte, acusado de traición, en 1998.
La guerra civil se desató en 1991, cobró más de 30.000 vidas y desplazó a 25 por ciento de los 4,5 millones de habitantes, según las organizaciones de ayuda que operan en el país. (FIN/IPS/tra-en/lf/mn/aq/ip/99