República Dominicana se opone al cierre del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW) situado en Santo Domingo y una de las tres agencias de la ONU con sede en el Sur en desarrollo.
Las otras agencias de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) situadas en países en desarrollo son el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Habitat, ambas en la capital de Kenya.
El cierre del INSTRAW está previsto para agosto, debido a un recorte presupuestal de la ONU.
Pero el ministro de Relaciones Exteriores de República Dominicana, Eduardo Latorre, insiste en que el INSTRAW "debería permanecer" en el país a pesar de la crisis financiera de la ONU.
Latorre subrayó que la ONU tiene la obligación moral de respetar el "acuerdo de país anfitrión" existente, en un discurso pronunciado en el último encuentro del Grupo de los 77 países en desarrollo.
República Dominicana donó el edificio que alberga las oficinas del INSTRAW, como parte del acuerdo.
Latorre declaró que su gobierno se opone a la fusión del INSTRAW con otros institutos de la mujer y su consecuente reubicación en las oficinas centrales de la ONU, en Nueva York.
Además, el INSTRAW no puede ser disuelto en forma administrativa, a menos que la Asamblea General de 185 miembros apruebe esa disolución, señaló Latorre.
El INSTRAW tiene varios proyectos en marcha en países como República Dominicana, Rumania, Sri Lanka y Sudáfrica. El cierre del instituto obligaría a esos proyectos de trabajo con mujeres.
La financiación del INSTRAW procede exclusivamente de las contribuciones voluntarias de los 185 estados miembro de la ONU. Pero esas donaciones fueron disminuyendo con los años, y sólo quedaron 35 contribuyentes regulares.
El INSTRAW fue creado para formular nuevos métodos de participación de las mujeres en los procesos de desarrollo y para acompasar sus necesidades con los mismos. Un equipo de dirección de 11 miembros formula los principios, políticas y lineamientos de trabajo del Instituto.
El presupuesto del INSTRAW asciende a cerca de dos millones de dólares por año. Pero las contribuciones no alcanzan a reunir esa suma. El año pasado, el Instituto tuvo un déficit de cerca de 1,3 millones de dólares.
Latorre admitió que, si bien hay más de 20 países comprometidos a financiar el INSTRAW, en los últimos años,"fue evidente que las principales contribuciones al Instituto disminuyeron en forma notoria y sistemática" y "otros suspendieron por completo su contribución".
El Instituto no debería depender sólo de las donaciones voluntarias para sobrevivir, agregó. "Las limitaciones financieras que tiene el INSTRAW ahora no le permitirán operar después del mes de agosto", advirtió.
Austria, China, Holanda, Luxemburgo, Sudáfrica y Turquía prometieron enviar contribuciones para 1999.
Barbados, Bolivia, Chile, Colombia, Egipto, India, Indonesia, Lesotho, Madagascar y Paraguay fueron los países en desarrollo que, junto con Japón, enviaron fondos al INSTRAW.
Mientras, la Unidad de Inspección, un órgano de investigación de la ONU, evalúa los problemas financieros y administrativos del INSTRAW, en respuesta al pedido del Consejo Económico y Social del foro mundial. Las conclusiones se darán a conocer en la próxima sesión del Consejo, que se realizará en Ginebra en julio.
Nitin Desai, subsecretario general de la ONU para Asuntos Económicos y Sociales, declaró a principios de año que el foro mundial debe apoyar y fortalecer al INSTRAW, pero agregó que el problema básico seguía siendo la financiación.
Según el estatuto del INSTRAW, la ONU sólo debe administrar los recursos destinados específicamente al Instituto por los países donantes, explicó Desai, que instó a los estados miembros a decidir si el Instituto es o no una prioridad para ellos.
Desai señaló que el gobierno de República Dominicana,"un pequeños país en desarrollo" que brindó apoyo sustancial al Instituto, merece elogios por haber superado todos los obstáculos.
El INSTRAW recibió un "apoyo significativo" de los países en desarrollo, y no todos los donantes desaparecieron. Por lo tanto, ahora que esos países piden financiación a otros donantes, habría que recordar que ellos también brindan dinero al Instituto, recordó Desai. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/ceb/aq/dv/99