El triunfo de la opositora Mireya Moscoso en las elecciones presidenciales del domingo en Panamá abre serios interrogantes sobre el futuro de un país abrumado por el desempleo y la pobreza y sobre el desafío de administrar el canal interoceánico a partir del 31 de diciembre.
Moscoso logró 45 por ciento de los votos y se impuso por unos siete puntos porcentuales de ventaja a su principal oponente, Martín Torrijos, de la alianza Nueva Nación hoy en el gobierno.
La posible constitución de un parlamento dominado por la oposición y la lectura entre líneas de los primeros mensajes de sus oponentes abren un primer interrogante sobre la gobernabilidad futura del país.
Un segundo aspecto es la naturaleza históricamente conflictiva de la organización política de Moscoso, el Partido Arnulfista (PA), así como las complicaciones de gobernar en alianza, como ya ocurrió en la presidencia de su correligionario Guillermo Endara entre 1989 y 1994.
Moscoso, próspera productora cafetalera de 52 años viuda del fallecido ex presidente Arnulfo Arias Madrid, convocó en la madrugada de este lunes a Torrijos y al banquero Alberto Vallarino, que se ubicó tercero en los comicios, a constituir un gobierno de unidad nacional "para no dividir el país".
La primera lápida a su propuesta fue puesta este mismo lunes por el influyente líder del opositor Partido Demócrata Cristiano (PDC), Ricardo Arias Calderón, cuando manifestó sus dudas en torno de la oferta de Moscoso.
"Tenemos que esperar que por sus frutos la conozcamos", dijo Arias Calderón, ex vicepresidente y mentor de la candidatura de Vallarino, al ser consultado sobre la oferta de la presidenta electa.
El PDC integró la alianza que en 1989 le dio el triunfo a Endara en las últimas elecciones generales, luego anuladas, realizadas por el régimen del general Manuel Noriega, derrocado por la invasión estadounidense del 20 de diciembre de 1989.
Endara asumió el poder tras la invasión, pero en abril de 1991 expulsó a Arias Calderón y a su partido de su gobierno tras una serie de disputas por el poder entre el PDC y el PA, lo cual convirtió a los dos antiguos grupos aliados en enemigos irreconciliables.
Torrijos y Vallarino felicitaron y reconocieron la legitimidad del triunfo de Moscoso, pero lanzaron serias advertencias a la presidenta electa sobre su futuro gobierno.
"Apoyaremos las buenas actuaciones de la presidenta electa, pero nos opondremos con todas nuestras fuerzas a aquellas que sean lesivas a los intereses del pueblo", afirmó Vallarino tras convocar a sus seguidores a "volver mañana a la vida diaria y a los esfuerzos diarios por resolver el desempleo y la pobreza".
El desempleo que afecta a 13,2 por ciento de la población y la pobreza padecida por 38 por ciento de los 2,8 millones de panameños se convirtieron en el centro del debate durante la campaña electoral.
Torrijos solicitó "al nuevo gobierno que cumpla todas sus promesas en el campo social", y advirtió a Moscoso que será "vigilante celoso de los tratados del canal", según los cuales Panamá asumirá la administración absoluta sobre el mismo el 31 de diciembre.
Moscoso pidió este lunes, durante un acto con sus correligionarios, que le permitan gobernar "para los pobres y los humildes de este país". Esa es una promesa de campaña electoral "que voy a cumplir porque yo siempre cumplo con la palabra empeñada", agregó.
Pero, a pesar que durante la campaña prometió la autonomía en la futura administración del canal, dejó varias lagunas respecto de las futuras relaciones con Estados Unidos, entre ellas la controversial presencia militar de ese país en la zona, al responder preguntas en una rueda de prensa realizada el viernes.
"No queremos más bases en este país", dijo Moscoso en esa ocasión, pero se mostró "dispuesta a conversar" con Estados Unidos sobre la posible permanencia de una fuerza militar de ese país en el canal con el fin de combatir el tráfico de drogas.
El activista Raúl Leis indicó que el país podría caer de nuevo en la zozobra si el futuro gobierno no elabora propuestas positivas y constructivas, como el fortalecimiento de la democracia, la autodeterminación y la equidad social.
"Cuando alguno de estos tres ejes se subordinaron o soslayaron, el país se ha encontrado frente a crisis de grueso calibre", dijo Leis, comisionado de unas 40 organizaciones de la sociedad civil para conducir el proyecto Panamá Visión-2020 que procura llevar el país al desarrollo dentro de 20 años.
Leis, director del Centro de Capacitación Social de Panamá, puso como ejemplo lo ocurrido entre 1987 y 1989 durante el régimen de Noriega.
Entonces, "la sociedad se polarizó entre dos discursos que se excluían: el civilismo que pregonada la soberanía popular y el militarismo y sus seguidores que enarbolaban la soberanía nacional", dijo. (FIN/IPS/sh/mj/ip/99