INDONESIA: Niñas sin futuro

Generación tras generación de mujeres en las áreas rurales de Indonesia se han visto privadas de educación y de una vida fuera del hogar, obligadas a casarse cuando aún son niñas por motivos económicos, religiosos y culturales.

Asih tiene 40 años y ya fue abuela cuatro veces. Se casó a los 12 y tuvo tres hijos antes de cumplir 15. A los 27 asistió a la boda de su hija mayor, Atikah, que en ese momento tenía 14 años de edad.

Según expertos de planificación familiar del Ministerio de Población y Coordinación, la edad promedio de casamiento en Indonesia es 23 años para las mujeres y 27 para los hombres. Pero en aldeas rurales y pueblos a lo largo del país, los matrimonios son mucho más precoces, en especial para las niñas.

Como consecuencia, las mujeres carecen de derecho a decidir qué hacer fuera de la atención de los hijos y del hogar. Al mismo tiempo, se recrea el círculo vicioso de pobreza, pues las parejas jóvenes procedentes de familias pobres están mal preparadas y solo pueden desempeñar labores manuales básicas.

"Los padres no pueden darse el lujo de mandar a sus hijos a escuelas superiores. Tampoco pueden mantenerlos por mucho tiempo", señaló Hasan, jefe de la aldea de Cicirug, en Java occidental, donde viven 2.500 familias, incluyendo la de Asih y sus dos hijas casadas.

"Las familias alientan a las niñas a casarse cuando terminan su educación básica. Cuando una de ellas encuentra marido, los padres sienten que se quitaron un peso de encima", agregó.

Pero el factor económico no es el único que influye en esa práctica. La religión también influye.

Kusnaka Adimihardja, director del Centro Indonesio de Recursos para el Conocimiento Indígena, de la Universidad de Padjadjaran, recordó un decreto del profeta Mahoma: "Haz casar a tus hijos en cuanto estén en condiciones de hacerlo".

Kusnaka mencionó también un refrán popular en Indonesia: "No importa cuán lejos vaya una mujer, siempre terminará en la cocina".

"De manera que los padres piensan: '¿Para que voy a mandar a mis hijas a escuelas superiores?'. Algún día, los hombres las tomarán. De modo que, igual que sus madres, servirán a sus maridos y pasarán la mayor parte del tiempo en la cocina. Es un desperdicio educarlas", dijo Kusnaka.

Los matrimonios prematuros son tan comunes que incluso hijas de familias pudientes se casan cuando son niñas, si bien algunos años después que sus iguales más pobres. Las novias ricas oscilan entre los 15 y los 18 años, mientras las pobres se casan entre los 12 y los 14.

"Las niñas se sienten inferiores si no se casan antes de los 15. La gente piensa que no son atractivas para los hombres. Es una mancha vergonzosa para las familias. En los sectores de mayores recursos esa sensación de inferioridad es aun peor", apuntó Hasan.

Nana Suryana, funcionario administrativo del distrito de Gununghalu, trata de convencer a mujeres jóvenes de que continúen sus estudios y posterguen los casamientos. La gratuidad de los nueve años de educación básica es uno de los esfuerzos del gobierno para desalentar los matrimonios prematuros, explicó.

Pero los estudiantes deben pagar contribuciones que, según sus maestros, son destinadas a libros, cooperativas y organizaciones de padres. Nana admitió que la administración distrital de Gununghala no logró construir de nuevas escuelas para acomodar al creciente numero de estudiantes.

Muchos aldeanos creen los funcionarios se limitan a hablar. "Nos dicen que evitemos los matrimonios prematuros, insisten que mandemos a nuestros hijos a escuelas superiores, pero no nos dan trabajo ni tampoco educación gratuita", comentó Enung Rustinah, una ama de casa de 28 años de Cicirug.

Yaya Suryana, docente del Instituto Estatal Islámico de Bandung, dijo que una solución al problema sería una colaboración económica del gobierno a las familias. "En muchos lugares, los niños son una carga. No lo serían si las familias tuvieran recursos suficientes para criarlos", explicó.

Yaya manifestó que debería haber una revisión de las tradiciones originadas en doctrinas religiosas. "Los dichos del profeta Mahoma han sido interpretados de manera errónea, porque él también exhorta a sus seguidores a no dejar a sus descendientes en la pobreza", explicó.

"Esto significa que si los matrimonios prematuros acarrean pobreza a los contrayentes, deberían ser evitados", sentenció.

Sin embargo, Yaya opinó que cualquier campaña intensiva sobre los efectos negativos de los casamientos prematuros debería ser desarrollada por organizaciones no gubernamentales, debido a las resistencias que despierta el gobierno en la población indonesia.

Mientras, los expertos en demografía observaron un aumento de los divorcios entre quienes se casan prematuramente. Esta tendencia se atribuye a la inmadurez de las jóvenes parejas, combinada con las duras condiciones impuestas por la recesión económica.

"Aquellos hombres que se sienten incapaces de mantener a sus familias dejan a sus esposas. A su vez, las mujeres son cada vez más desdichadas con sus maridos 'incapaces"', dijo Hasan.

En algunas aldeas como Cicirug, muchas mujeres se han casado y divorciado varias veces, y tienen hijos con cada uno de los hombres con los que contrajeron matrimonio. "Se pueden ver familias reducidas con dos hijos cada una, pero las esposas y maridos pueden tener otros niños", observó Nana.

En estos días, las jóvenes en Cicirug pueden haberse casado y divorciado cuatro veces antes de cumplir los 20 años. Nana indicó que las mujeres normalmente tienen dos hijos en cada matrimonio.

"De manera que cuando una mujer se casa con su cuarto marido ya tiene seis hijos y seguramente dará a luz a otros dos", dijo. (FIN/IPS/tra-en/ky/cb/ego/mj/hd pr/99

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