COMUNIDAD ANDINA: Desafíos políticos, nueva oportunidad

La condición de epicentro de las crisis en América Latina puede ser una herramienta y no sólo una dificultad para la política exterior común que lanzarán los cinco países andinos en este bastión del caribe colombiano.

"Sería miope desconocer amenazas nuevas, como el narcotráfico, la guerrilla, la recesión, inestabilidades e inequidades, corrupción y crecimiento lento", apuntó a propósito de la Cumbre del jueves y el viernes el analista colombiano Héctor Charry Samper.

En la región, al lado de una "agenda positiva" como la de la integración, apertura económica y progreso de la democracia, existe una negativa con factores como los que señala Charry Samper y se traducen en aumeento de la pobreza y la exclusión social y en crisis de gobernabilidad.

Los reflectores que en el hemisferio enfocan esas agendas dirigen sus conos de luz sobre la subregión andina, como en el pasado hicieron sobre el Caribe, América Central o el Cono Sur, donde se dirimían los grandes dramas del continente.

Los cinco presidentes que se reunen en Cartagena, Hugo Banzer (Bolivia), Jamil Mahuad (Ecuador), Alberto Fujimori (Perú), Hugo Chávez (Venezuela) y el anfitrión Andrés Pastrana, tienen en su agenda de la cumbre el establecer una política externa común.

La agenda también trata del establecimiento de un Mercado Común en el 2005, políticas de integración y desarrollo fronterizo, y el desarrollo de una Agenda Social, orientada a saldar una vieja deuda del bloque andino para dispensar a sus indicadores sociales una atención semejante a la economía.

La conversión del área andina en la nueva "zona caliente" de la región se alimenta en el conflicto armado que soporta por décadas Colombia, la crisis de gobernabilidad en que sobrevive Ecuador desde 1997, y el experimento de transformación política que impulsa en Venezuela Hugo Chávez.

El peligro de la internacionalización del conflicto colombiano, si fracasa el actual proceso de paz, el creciente interés que muestra Estados Unidos por tener presencia en la zona, con avanzadas militares en Ecuador y las vecinas antillas Holandesas, suman otros elementos en ese sentido.

A ello se suma, la actividad generalizada en la subregión de las diferentes fases del delito del narcotráfico, y una recesión económica, que impacta en las ya deterioradas condiciones de vida de los más de 100 millones de habitantes andinos.

De 40 millones de trabajadores andinos, casi cinco millones están sin empleo. La tasa de mortalidad infantil va de 75 por mil en Bolivia a 23 por mil en Venezuela (menos de 10 en los países industriales) y el analfabetismo alcanza en algunos países del área hasta 17 por ciento de adultos.

"El desarrollo social es uno de los grandes déficit del proceso integracionista", admite el venezolano Sebastián Alegrett, secretario general de la Comunidad Andina (CAN). La integración, reconocen otros dirigentes, ha sido guiada por temas y ministros del área comercial y arancelaria.

El grupo andino se creó hace exactamente 30 años. Hace 10 se produjo un relanzamiento con una apertura comercial decidida que estableció desde 1993 una zona de libre comercio mientras, en paralelo, los presidentes y sus cancilleres empezaban a actuar como instancias de conducción política.

Planteada la adopción de una política exterior común, los gobiernos andinos la han enfocado sobre el primer objetivo inmediato: apuntalar la integración. En febrero, un consejo de canilleres declaró como prioridad lograr una asociación con el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Se trata en ese caso de apalancamiento político de lo que son ventajas económicas. También se proponen los andinos llevar una voz concordante a foros internacionales, con estreno en la Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe que se realizará a fines de junio en Río de Janeiro.

Pero los andinos pueden también emplear en su beneficio, común, la "agenda negativa", la condición de blanco de los reflectores, y hablar con una sola voz por ejemplo acerca de la imbricación entre el narcotráfico y el concepto de seguridad hemisférica.

En una estrategia continental de lucha contra los grandes temas de la agenda negativa el espacio andino es insoslayable, y eso representa una oportunidad de no apostar sólo al crecimiento económico, favorecido con la integración comercial, para encarar la común deuda social.

Esta posibilidad es favorecida porque los Estados andinos están compelidos a buscar vías expeditas para resolver grandes problemas nacionales, como es el caso del proceso de paz en Colombia y el constituyente en Venezuela. (Fin/IPS/jz/eg/ip la/99

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