/BOLETIN-DD HH/ EEUU: Semana de protestas contra embargo a Iraq

Estudiantes y profesores de más de 100 universidades de Estados Unidos protestaron toda esta semana contra el embargo económico impuesto a Iraq por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace casi nueve años.

Los estudiantes se aliaron con dirigentes religiosos y grupos pacifistas que consideran que las sanciones son perjudiciales sólo para la población civil y no logran ningún otro resultado.

Las manifestaciones incluyeron el envío por correo a Iraq de paquetes con medicamentos, como aspirinas y vendas, además de lápices, cuadernos y tizas, que escasean debido al embargo.

El servicio estadounidense de correo tiene prohibido despachar esos artículos a Iraq y, por eso, los organizadores dijeron que pretenden "poner en evidencia la absurda política estadounidense".

"Mediante la unión de nuestras fuerzas, durante esta semana de acción coordinada, esperamos que los políticos de Washington nos escuchen cuando decimos 'basta de matar' en nuestro nombre", dijo Will Youmans, estudiante de la Universidad de Michigan y coordinador nacional de la protesta.

"No queremos seguir impávidos mientras Estados Unidos le quita la vida a cientos de miles de niños iraquíes por medio de una despiadada política de sanciones", afirmó.

"Los tremendos sufrimientos del pueblo iraquí, particularmente de los niños, que son inocentes, nos obligan a exigir el fin de las sanciones", señaló el obispo Francis Murphy, de la arquidiócesis de Baltimore, uno de los organizadores del envío de medicamentos por correo.

Los grupos de base que se oponen a las sanciones aumentaron en este país en los últimos años, sobre todo desde que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calculó que más de 5.000 niños iraquíes mueren mensualmente por enfermedades vinculadas con las sanciones y la desnutrición.

Entre los participantes de las protestas estuvieron las universidades de Berkeley, en California, y Harvard, en Massachusetts, y grupos religiosos como la Comisión de Cuáqueros del Servicio de Amigos Estadounidenses, y la filial estadounidense de la organización católica Pax Christi.

Este año, las protestas se produjeron en un momento en que la ONU se muestra dividida acerca de la eficacia de las sanciones, ya que varias naciones entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad, incluso Francia y Rusia, cuestionan abiertamente la necesidad del embargo.

Actualmente, el Consejo de Seguridad está trabado en un intenso debate sobre cómo reconstruir el papel de la ONU en Iraq, sobre todo después de que los ataques aéreos anglo-estadounidenses motivaron que Bagdad suspendiera la colaboración con los inspectores de la comisión de control del desarme iraquí.

Según fuentes de la ONU, varios miembros del Consejo quieren que las sanciones cesen o se mitiguen, como reconocimiento a la pasada cooperación de Iraq con las inspecciones.

Mientras Estados Unidos se sigue negando a cualquier tipo de cambio en las sanciones, Gran Bretaña sugirió ampliar las exenciones de la ONU para que Iraq adquiera bienes humanitarios.

A pesar del forcejeo diplomático, pocos creen que se levantará pronto el embargo, impuesto después de la invasión iraquí a Kuwait en agosto de 1990.

Para que cesen las sanciones la ONU debe confirmar que Iraq no posee ningún tipo de armas de "destrucción masiva", biológicas, químicas o nucleares, así como misiles de largo alcance.

Bagdad no permitió que los inspectores de la ONU volvieran a Iraq desde los ataques de diciembre, y ningún tipo de confirmación es posible si continúan con la entrada prohibida.

Igualmente, es improbable que Washington adopte una política para aliviar el embargo, mientras su némesis, el presidente iraquí Saddam Hussein, siga en el poder.

La canciller Madeleine Albright sostuvo que las sanciones son valiosas porque ayudaron a mantener a Saddam Hussein "en su cueva".

El argumento estadounidense para mantener el embargo es que se trata del único incentivo para que Bagdad cumpla con las demandas de la ONU y destruya su arsenal de armas prohibidas.

No obstante, Dennis Halliday, un ex coordinador humanitario de la ONU en Iraq, afirmó el año pasado que esa política fracasó porque las sanciones matan a civiles inocentes y radicalizan a la población iraquí, pero dejan al régimen de Saddam Hussein intacto.

En respuesta, la comisión de estudiantes de la Coalición de Acción Iraquí, con sede en Washington, espera que las protestas ayuden a formar "una fuerza eficaz destinada a terminar con la guerra estadounidense contra el pueblo de Iraq", declaró Rania Masri, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ego/aq/ip-hd/99)

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