Ambientalistas de Puerto Rico se oponen al uso de los incineradores para resolver el problema de la basura de este estado libre asociado de Estados Unidos que produce cerca de 10.000 toneladas de desechos por día.
En los últimos años, varios basurales puertorriqueños fueron clausurados porque no cumplían con las disposiciones del gobierno federal respecto de los depósitos de desechos sólidos.
Ahora hay 30 basurales en la isla, pero la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ordenó el cierre de la mayoría para la próxima década.
Los ambientalistas aseguran que el Plan Regional de Desechos Sólidos, desarrollado por las autoridades para cumplir con las regulaciones estadounidenses, está a punto de colapsar, y creen que los defensores de los incineradores aprovecharán la ocasión para lograr su objetivo.
"Los argumentos en favor de la incineración de basura que se escuchan ahora son los mismos que se usaban en 1895, cuando se construyó el primer incinerador en Alemania", declaró Juan Rosario, portavoz de Misión Industrial, una organización no gubernamental defensora del ambiente.
La incineración costará 55 dólares por tonelada de basura, según el Plan Regional. Pero Rosario señaló que el incinerador Warren County, de Nueva Jersey, en Estados Unidos, cuesta 95 dólares por tonelada.
Los defensores de la incineración sostienen que las instalaciones cumplirán con las regulaciones más estrictas, como las de Holanda.
"Pero el último incinerador que se construyó en Holanda en 1995, que quema 2.000 toneladas de basura por día, cuesta 600 millones de dólares", advirtió Rosario.
"Los incineradores recomendados en el Plan Regional de Puerto Rico costarán 870 millones de dólares, y algunos de los propuestos en el senado costarían cerca de 1.500 millones de dólares", agregó.
"¿Quién pagará? Obviamente, los contribuyentes. Tendrán que abonar cerca de 160 millones de dólares más de impuestos cada año", anunció.
El portavoz de Misión Industrial sostuvo que la incineración es una tecnología muy poco flexible debido a su altísimo costo.
"Todos los contratos de incineración tienen cláusulas conocidas como 'poner o pagar', que obligan a los municipios contratantes a proveer una cantidad determinada de basura, o de lo contrario, a pagar una multa", explicó Rosario.
"Eso significa que se ven obligadas a crear basura para que el incinerador sea aprovechable", denunció.
Además, no se sabe si los incineradores son inocuos para las personas, como aseguran sus defensores. El profesor Carlos Maysonet, en cambio, señaló que la quema de basura produce dioxinas y furanos.
Ambas sustancias son bioacumulativas, muy tóxicas y tan peligrosas que la Agencia de Protección Ambiental no indicó niveles mínimos en los que no generarían riesgos, advirtió Maysonet, profesor de Manejo Ambiental en la Universidad Metropolitana de San Juan.
"La única sustancia sintética más peligrosa que las dioxinas o los furanos es el plutonio", explicó Maysonet.
En 1990, se identificaron 217 sustancias peligrosas en las cenizas de los desechos quemados y en las emisiones de humo, indicó Rosario. Entre esas sustancias hay arsénico, benzofuranos, cadmio, hidrocarburos, mercurio, óxidos de nitrógeno y azufre (ambos causantes de lluvia ácida) y plomo.
Los peligros que representan esas sustancias para la salud humana son tan evidentes que el estado de Rhode Island, en Estados Unidos, y la provincia de Ontario, en Canadá, prohibieron los incineradores, insistió Rosario.
Rosario advirtió que la incineración de desechos podría significar la muerte de la industria lechera de Puerto Rico.
"En enero de 1998, tres incineradores del norte de Francia fueron clausurados porque contaminaban la leche de las granjas lecheras de la zona", señaló.
"Dos meses más tarde se descubrió que el incinerador de Maubeuge, también situado al norte de Francia, emitía una cantidad de dioxinas 1.000 veces más alta que la admitida legalmente. En ambos casos, hubo que devolver la leche", explicó.
También hubo que devolver la leche encargada en Rotterdam en 1989, porque se descubrió que estaba contaminada a causa de la cercanía de un incinerador.
"Me gustaría preguntarle al senado de Puerto Rico, que tendrá que pronunciarse a favor o en contra del incinerador, y a los productores lecheros, si vamos a jugar a la ruleta rusa con la industria lechera del país, y si saben quién querrá comprar esos productos lácteos en el futuro", cuestionó.
La leche de vaca no es la única que está en peligro. "El gobierno sueco advirtió en 1985 a las madres que vivían cerca de incineradores que no alimentaran a sus bebés con su leche porque ésta podía contener dioxinas", reveló Rosario.
Maysonet sugirió que las comunidades, la industria y el comercio deberían unir sus esfuerzos para diseñar estrategias de manejo de los deshechos sólidos.
Dichas estrategias deben incluir la reutilización de materiales, la composición y el reciclaje, y el esfuerzo requerido no será inferior al que se necesitó para llevar a cabo la industrialización del país en la década del 50, advirtió.
Cualquier estrategia prudente para el manejo de residuos debería atenerse a ciertos principios que, según Rosario, son esenciales.
Los trabajadores de la comunidad deberían crear empresas para ocuparse de la basura, y las comunidades pobres no deberían ser las depositarias de la basura no reciclable, sostuvo Rosario. (FIN/IPS/tra-en/cr/cb/ceb/aq/en-he/99