Expertos del canal de Panamá reclamaron acciones urgentes para salvar la cuenca hidrográfica de la vía interoceánica, cuyos bosques y suelos han sido degradados por actividades agrícolas e industriales.
Varios estudios de entidades estatales y privadas de Panamá señalan que la cuenca del canal, así como la oriental selva de Darién, son escenario de las mayores agresiones contra los recursos naturales de este país.
Unas 200.000 personas asentadas desordenadamente, la tala indiscriminada de bosques y la instalación de alrededor de 130 fábricas en la cuenca canalera en los últimos 40 años son los focos de contaminación del área, según los expertos.
La deforestación alcanza a 80 por ciento de las 343.675 hectáreas de la cuenca del canal, y algunos de los lagos que almacenan agua para las operaciones de la vía, como el Alajuela, perdieron hasta cinco por ciento de su capacidad de embalse debido a la sedimentación.
Así mismo, 23 por ciento de los bosques que aún se mantienen en pie están intervenidos por actividades humanas, según los últimos estudios de la División de Medio Ambiente de la Comisión Administradora del Canal.
Juan Héctor Díaz, gerente de administración de Medio Ambiente de la Comisión Administradora, advirtió que debe implementarse un trabajo mancomunado entre todas las instituciones que operan en el área, incluidas organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos locales, para evitar un desastre.
El canal de Panamá, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, utiliza 54 millones de galones de agua dulce (un galón equivale a 3.860 gramos) por cada uno de los 38 barcos que lo utilizan diariamente.
Díaz subrayó que "el manejo integral y sostenible de la cuenca hidrográfica es una prioridad" para las autoridades canaleras.
Pero puntualizó que la Comisión Administradora no podrá actuar fuera de su área de influencia, que sólo comprende cuatro por ciento de la cuenca, hasta el 31 de diciembre, cuando el canal pase a la jurisdicción de Panamá y Estados Unidos se retire de la zona.
La Autoridad del Canal de Panamá, creada por una enmienda constitucional promulgada por el parlamento en 1994, será la encargada de dirigir las políticas de preservación de la cuenca hidrográfica.
Díaz señaló que esa institución debe acometer el monitoreo de la calidad de las aguas de la cuenca que, además de servir a las operaciones del canal, provee agua potable a la región metropolitana de la capital, residencia de más de 40 por ciento de los 2,8 millones de panameños.
Un segundo aspecto es el control del ingreso de personas que llegan al área de la cuenca, un problema "preocupante", expresó.
En tercer lugar, el Estado debe encarar políticas educativas en la cuenca hidrográfica, indicó Luis Alvarado, gerente de monitoreo y coordinador institucional de la División de Medio Ambiente de la Comisión Administradora.
Al respecto, Alvarado informó que su división ya ha comenzado un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación y el de Desarrollo Agropecuario y con la Autoridad Nacional del Ambiente.
Los programas de educación, destinados a las comunidades y los centros de enseñanza ubicados en la cuenca, tienen el propósito de preservar el agua y evitar la deforestación y los efectos de la contaminación de los ríos, señaló el funcionario.
El investigador panameño Stanley Heckadon advirtió que la degradación de los bosques, suelos y agua de la cuenca es tan grave que "en los estudios realizados los indicadores rojos se nos prenden por todos lados".
Los asentamientos humanos y las actividades industriales son los principales causantes de los problemas identificados, explicó Heckadon, del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales.
Puso como ejemplo "el enorme aumento de la temperatura del agua en los lagos y ríos de la cuenca", que se debe a la actividad industrial, sobre todo de las fábricas de cemento, y la presencia de coliformes fecales procedentes de viviendas y porquerizas.
"Hemos sido muy indiferentes, complacientes y tolerantes ante la magnitud del problema del agua", dijo Heckadon.
El canal de Panamá, por donde pasa alrededor de cinco por ciento de de las mercancias transportadas en el mundo por vía marítima, aporta alrededor de 500 millones de dólares anuales a la economía de este país. (FIN/IPS/sh/ff/en/99