Los científicos estudian nuevas técnicas de cultivo de arroz para que la producción pueda satisfacer una demanda creciente, aun cuando disminuye la disponibilidad mundial de agua de riego.
Más de la mitad de la población de la Tierra dependerá del arroz como principal fuente de alimentación en los próximos 30 años, según el Grupo Consultivo sobre Estudios Internacionales de Agricultura (CGIAR, por su sigla en inglés), un consorcio de 58 naciones cooordinado por el Banco Mundial.
Las cosechas deberán aumentar más de 40 por ciento para evitar la escasez del producto, previó el CGIAR en un trabajo previo a la reunión que realizará la semana próxima en Beijing.
Los campesinos asiáticos cultivan 90 por ciento de las cosechas mundiales de arroz, pero la creciente escasez de agua para el riego significa que deben desarrollarse nuevos métodos de producción, apuntó el CGIAR.
De los 25 principales productores de arroz en el mundo, 17 se encuentran en el "arco arrocero" que se extiende desde Japón y China, a través del sudeste de Asia, hasta Pakistán.
La demanda de agua, según se prevé, aumentará 50 por ciento en el sudeste de Asia e India, y 40 en China, países donde los arrozales ocupan casi la mitad de la tierra irrigada.
Se espera que al mismo tiempo disminuya la superficie de tierras aptas para el cultivo en Asia, a causa de la erosión, la desertificación, la salinización y el aumento de las áreas urbanizadas en el continente más poblado del mundo.
"El crecimiento de las ciudades asiáticas y sus industrias, que implicará un aumento de la necesidad de agua potable, exigirá métodos de irrigación más eficientes paara el cultivo del arroz", señaló Ismail Serageldin, presidente del CGIAR y vicepresidente del Banco Mundial para programas especiales.
Los científicos del CGIAR afirmaron que el uso de nuevas técnicas de cultivo del arroz podría reducir el uso de agua en 25 por ciento.
Estas técnicas son el resultado de la labor realizada por el Instituto de Estudios Internacionales del Arroz, con sede en Filipinas, y el Instituto Internacional de Administración del Agua, basado en Sri Lanka.
Los nuevos métodos incluyen la "siembra húmeda", la irrigación intermitente, la nivelación de los terrenos, y mejores métodos para controlar el crecimiento de malezas y evitar que las tierras se resquebrajen.
Algunos de esos procedimientos aconsejados son simples y de bajo costo, pero los que exigen el uso de herbicidas químicos y la modificación genética de las semillas podrían ser polémicos.
Los nuevos métodos serán discutidos en una reunión del CGIAR que se realizará en Beijing entre los días 24 y 28.
El consorcio indicó que las nuevas técnicas pueden ser particularmente importantes para los países asiáticos, pero que aún debe estimarse su impacto sobre la seguridad alimentaria y el ambiente, en el marco de la crisis financiera que estalló a mediados de 1997.
Los gobiernos de muchos países de Asia enfrentan una creciente presión orientada al aumento de las exportaciones, mediante la explotación de los recursos naturales, y al mismo tiempo la necesidad de reducir el gasto público afectó a los presupuestos para protección ambiental, añadió el CGIAR.
El método tradicional de cultivo del arroz es que los campesinos hagan crecer la semilla 25 días o 30 días antes de trasplantarla a terrenos que se mantienen cubiertos por entre dos y siete centímetros de agua durante toda la temporada de cultivo.
En la "siembra húmeda" se emplean semillas pregerminadas, que deben mantenerse en remojo durante sólo 24 horas antes de ser plantadas en campos barrosos pero no anegados. Esta técnica ahorra hasta 25 por ciento de agua y requiere el trabajo de sólo dos personas diarias por hectárea, en vez de 30.
El procedimiento, que fue desarrollado por los propios campesinos durante varias generaciones, y los científicos sólo mejoraron parcialmente en lo relacionado con el proceso de siembra, está ganando popularidad en Filipinas, Tailandia y Vietnam.
La irrigación intermitente de las tierras, que permite que leguen casi a secarse antes de volver a mojarlas, hasta el momento de la recolección, sustituye al procedimiento tradicional de mantenerlas anegadas.
Esta técnica también ha tenido cierto éxito en China, donde los campesinos han formado asociaciones de usuarios de agua de entre 30 y 70 miembros. Todavía debe investigarse si el procedimiento puede ser extendido al conjunto de una cuenca acuifera, y adoptado en otros países.
En el caso de China, los proveedores de agua cobran a los campesinos entre cinco y diez por ciento de las ganancias provenientes de sus cosechas. Para extender el procedimiento debería superarse la oposición internacional a modalidades de comercialización del agua que el Banco Mundial acepta.
La nivelación del terreno, que ya se aplica en Camboya, podría cambiar dramáticamente el paisaje del sudeste asiático, donde el arroz es generalmente cultivado en terrazas sobre las laderas de las colinas.
Las terrazas siempre fueron consideradas un método conveniente para retener el agua de lluvia y evitar la erosión de los terrenos, evitando el uso de costosas maquinarias de riego, ya que la fuerza de gravedad traslada naturalmente el agua desde las terrazas superiores a las inferiores.
Los científicos afirman, sin embargo, que se necesita mucha más agua para cubrir las terrazas superiores que para el cultivo en terrenos llanos. En Camboya, la nivelación de tierras bajas y húmedas por las lluvias puede reducir 10 por ciento la necesidad de agua, y también mejorar el rendimiento de las cosechas.
El problema es que se necesitan máquinas para nivelar el terreno, y esto implica un desembolso inicial de entre tres y cinco dólares por centímetro removido de suelo en cada hectárea. Luego los campesinos deben modificar sus técnicas de roturación durante por lo menos ocho años, para mantener las tierras lanas.
Uno de los principales motivos de que los campesinos hayan inundado tradicionalmente los campos de cultivo es la necesidad de evitar que crezcan malezas en elos, especialmente al comienzo de la temporada de cultivo.
Las nuevas técnicas propuestas incluyen el uso de herbicidas, semillas modificadas genéticamente y maquinarias para combatir las malezas.
El suelo de los arrozales a menudo se resquebraja en los períodos de reposo otoñales o cuando la tierra es preparada para sembrar, y esto aumenta la necesidad de agua para el riego.
Los campesinos de tres áreas de ensayo en Filipinas han estado cubriendo sus campos con paja durante el otoño, y esto ha reducido en un tercio el volumen de agua requerido y el tiempo necesario para preparar el terreno para la siembra.
Por último, el CGIAR señaló que en los terrenos que reciben riego de la lluvia, la siembra anticipada puede proteger las cosechas de las severas sequías habituales a fines de la temporada de cultivo. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/ego/mp-mj/dv en sc/99