VENEZUELA: La economía recupera las luces de los reflectores

La economía regresó hoy a primer plano en Venezuela, al subir 20 por ciento el salario mínimo mediante un acuerdo patronos-sindicatos y anunciar el gobierno un impuesto de 0,5 por ciento a las transacciones de débito bancario.

La política había monopolizado las luces de los reflectores desde las elecciones de fines de 1998 y durante los tres primeros meses de la presidencia de Hugo Chávez, al que sus opositores acusaron de querer implantar una dictadura, hasta que el domingo 25 un referendo acordó convocar una Asamblea Constituyente.

Al día siguiente, cumplida esa oferta central de su campaña electoral en 1998, Chávez promulgó la Ley Habilitante, con la que debuta su programa económico. El Congreso le autorizó a legislar por decreto para encarar la emergencia fiscal de 1999 y tratar de reanimar el aparato productivo.

Con el "viento de cola" de una mejoría en los precios del principal recurso venezolano, el petróleo, se aceleran pronunciamientos que devuelven protagonismo al quehacer económico y Chávez se anota en su favor el apoyo de los empresarios.

El organismo empresarial Fedecámaras aceptó elevar el salario mínimo en 20 por ciento (el urbano básico pasa de 169 a 203 dólares mensuales) en un pacto con la Confederación de Trabajadores, principal central sindical.

Francisco Natera, presidente de Fedecámaras, dijo que el incremento "demuestra que sí tenemos sensibilidad y creemos en la viabilidad de Venezuela", según los llamados de corte social y nacionalista de Chávez, que eludió imponer el alza por decreto.

Los empresarios del campo, que han saludado medidas proteccionistas frente a la importación de carne y cereales, reiteraron este jueves su apoyo al mandatario, invitándole a que tomase el juramento de su nueva directiva.

Chávez lo hizo tras reunirse con una delegación de empresarios de Colombia, principal socio comercial de Venezuela después de Estados Unidos, en la que según su portavoz Germán Jaramillo "nos encantó la receptividad del presidente y sus planteamientos sobre la integración".

El presidente de 44 años, que constantemente invoca al libertador Simón Bolívar, había subrayado en un foro de Fedecámaras sobre perspectivas petroleras, este miércoles, que la integración "debe acelerarse como han hecho en Europa y traspasar el marco de lo estrictamente comercial y económico".

En ese foro, Chávez insisitió en que la recesión económica en Venezuela implica "una verdadera guerra" para la reactivación, y dijo a los empresarios que "contamos para eso con el ejército de los venezolanos del que ustedes son los generales".

El mandatario es un teniente coronel retirado del ejército que en 1992 fracasó al liderar una cruenta sublevación militar pero en diciembre de 1998 fue elegido con más de 56 por ciento de los votos, a la cabeza de una coalición respaldada por la izquierda.

Esa condición, su discurso nacionalista y aprensiones entre los inversores favorecieron una conducta cautelosa desde el exterior, pero también hacia ese "frente de batalla" envió una señal de confianza este miércoles, mediante una carta al presidente estadounidense Bill Clinton.

Clinton expresó la semana pasada "comprensión de las dificultades económicas de Venezuela" y confianza de que Chávez conduciría un proceso de cambios políticos por vías democráticas.

Chávez aseguró en su carta a Clinton que "nuestro país está abierto a todo tipo de iniciativas que surjan tanto de la empresa privada como de entes públicos de Estados Unidos", y subrayó la expresión del mandatario estadounidense sergún la cual "nuestra asociación económica puede ayudar a mejorar la situación".

Caracas exporta a Estados Unidos más de un millón de barriles diarios de petróleo, el grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) es dueña de Citgo, séptima petrolera estadounidense, y corporaciones norteamericanas se han asociado con PDVSA para explotar algunos yacimientos de crudo en Venezuela.

Por añadidura, Chávez anunció que su gobierno negociará un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el que además había señalado que esperaba la adopción de la Ley Habilitante para la fase de negociaciones, que comenzará el 10 de mayo.

Teodoro Petkoff, ministro de Planificación en el precedente gobierno de Rafael Caldera, desestimó críticas opositoras y consideró que "este gobierno sí tiene un plan económico, con un capítulo para este primer año que recoge la Ley Habilitante".

Esa ley "no sólo contiene un plan para la contingencia de este primer año, cuando se necesita atajar el déficit en el presupuesto, sino aspectos estratégicos al apuntar a una reforma de la administración pública y mayor agilidad y transparencia en las concesiones y licitaciones"', dijo Petkoff.

El economista liberal Alexander Guerrero también avaló la Habilitante "porque tiene el propósito de ir a una reforma profunda del Estado, para hacerlo más pequeño y barato, lo que necesitamos los venezolanos, que pagamos muchos impuestos".

El primer paso, sin embargo, se alimenta de tributos, y el primero es el impuesto de medio punto porcentual decretado para las operaciones de débito bancario (exceptuadas las personas que movilicen menos de 520 dólares mensuales en sus cuentas) y con el cual se recaudará cerca de 1.000 millones de dólares.

Ese dinero financiará parcialmente el aumento decretado por Chávez, a partir del primero de mayo, de 20 por ciento en los salarios del millón de empleados públicos, lo que carga en 1.300 millones de dólares un presupuesto de 18.000 millones que ya es deficitario en casi 50 por ciento.

El IVA, que se aplica en Venezuela en forma de impuesto a las ventas al por mayor, será convertido por el gobierno en un impuesto directo al consumo, en tanto se intensifican ajustes para elevar la recaudación mediante otros tributos.

Otra medida para enjugar el déficit será apelar a endeudamiento, con autorización para tomar préstamos hasta por 7.790 millones de dólares, de los cuales 4.545 millones en el extranjero, lo que incrementaría en más de 20 por ciento la deuda pública externa.

La ley también autorizó al presidente a renegociar segmentos del débito externo y reducir gastos, desde el corte simple de partidas hasta reestructuración de ministerios, a iniciativas para la privatización de activos, y a tomar medidas para hacer concesiones y licitaciones tanto más expeditas como cristalinas.

"Esas medidas, más el viento de cola de los precios del petróleo, pueden hacer que este año cierre mejor de lo previsto", dijo Petkoff. Para 1999 se prevé una recesión de dos por ciento en el producto interno bruto (PIB).

A pasar al "gobierno económico", Chávez conserva la iniciativa frente a la hasta ahora trastabillante oposición, enfocada en explotar signos de autoritarismo que advirtió en su conducta política, pero que ahora deberá ocuparse de la elección de la Constituyente, dentro de dos o tres meses. (FIN/IPS/jz-eg/la- ie/99

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