VENEZUELA: El empleo es el gran reto de Chávez

"Ojalá pudiera ir yo en una marcha de trabajadores" dice un hombre, de mirada triste y cuerpo magro, pintado por un caricaturista en un diario de Venezuela, donde la desocupación alcanza 15 por ciento y la mayoría de quienes trabajan tienen empleos precarios.

"Nuestro objetivo es implantar un modelo económico productivo para que tengan empleo los venezolanos", dijo este viernes Chávez cuando abogó, ante un grupo de veteranos empleados públicos, por los cambios que hará una Asamblea Constituyente durante el segundo semestre de 1999.

En lo inmediato, el drama del desempleo está en la encrucijada del "gobierno económico", que Chávez, tras asumir en febrero, inició esta semana al comenzar a utilizar los poderes especiales que le concedió el Congreso para tomar medidas frente a un deficit fiscal récord, con el anuncio de varios impuestos.

El equilibrio fiscal buscado se orienta a controlar la inflación y mejorar el poder de compra de los venezolanos, para que prosperen negocios, mientras que ajustes institucionales en el Estado procuran atraer nuevas inversiones, todo con el "viento de cola" de mejores ingresos petroleros.

De cualquier forma, sólo en lo que Chávez llama "segundo año de la transición" (el 2000), habrá un crecimiento modesto del producto interno bruto, mientras que para 1999 se calcula una recesión de dos por ciento del PIB. La economía ya decreció 0,7 por ciento en 1998.

Como se incrementará el empleo si el PIB cae y el Estado suprime oficinas y recorta gastos, es una ecuación no resuelta, ni en los escritorios de los planificadores ni en las mesas del 80 por ciento de hogares colocados en algún escalón de la pobreza.

La pobreza ha avanzado continuamente sobre los hogares de Venezuela en los últimos 20 años precisamente "por la distancia entre el ingreso familiar y la cesta básica: 57 por ciento de insuficiencia", dijo a IPS Luis León, director de la firma encuestadora Datanálisis.

El desempleo se ubicó al cierre de 1998 en 12 por ciento, según la oficina gubernamental de estadísticas. El privado Consejo de Economía Nacional y Datanálisis lo ubican en 14 por ciento, el gremio de industriales en 16 por ciento, y dirigentes sindicales entre 17 y 22 por ciento.

Todos coinciden en que el flagelo creció dos o tres puntos en los primeros meses de 1999. Chávez habla de 15 por ciento. Como la población económicamente activa alcanza 10 millones de personas, se trata de millón y medio de desempleados.

A su lado, organismos oficiales, no gubernamentales y del sector productivo privado estiman que el sector informal de la economía ocupa en torno a 52 por ciento de quienes trabajan. La mayor parte se ocupan en labores con las que obtienen ingresos inferiores al salario mínimo.

Ese salario acaba de ser elevado de 169 a 203 dólares mensuales (el urbano básico). Por contraste, sólo en alimentos una familia pobre debe gastar 235 dólares al mes.

Carlos Navarro dijo por su parte que el salario mínimo "es prácticamente el salario nacional en Venezuela, pues lo devenga más de la mitad de los trabajadores", lo que esparce la precariedad al empleo, al salario y a su poder de compra.

Algunas expectativas también son precarias: el personal ocupado en la industria manufacturera pasó de 497.000 personas en 1989 a 461.000 en 1993 y a 295.000 en 1998. En el primer trimestre de 1999 se perdieron en el sector, según los sindicatos, otros 50.000 empleos.

El gobierno de Chávez rehusó cercar a las empresas con un decreto de estabilidad laboral mientras se instrumenta el alza de salarios, y en su lugar ha propuesto algunas iniciativas públicas y mixtas.

La más vistosa fue ofrecer un programa voluntario de canje de empleo por rebajas impositivas a empresas que aumenten sus nóminas 10 por ciento, y que de tener éxito podría crear hasta 100.000 puestos de trabajo en un año.

Otro es un plan de "autoempleo", a través de los fondos y organismos promotores de microempresas y empresas asociativas, que según José Arriechi, directos de uno de esos fondos, puede crear hasta 150.000 puestos de trabajo.

El programa se inscribe en uno más amplio, el Plan Bolívar 2000, que utilizará efectivos militares y trabajadores civiles, remunerados unos y voluntarios otros, en construcción, reparación y mantenimiento de infraestructura y en la instrumentación de programas asistenciales.

Leopoldo Puchi, ministro de Trabajo y Familia, dijo que el Estado también procurará favorecer con su poder de compra a las empresas generadoras de empleo. "El Estado venezolano hace al año compras por 5.000 millones de dólares", recordó Puchi.

En la idea de reanimar el aparato productivo, Chávez pidió a la agroindustria que adquiera, en primer lugar y en su totalidad, la producción agrícola nacional. El pedido fue acompañado de instrucciones para vedar la importación de carne y algunos cereales.

Junto con la inflación, que sigue siendo una de las más altas de América Latina (29,9 por ciento en 1998 y 24 por ciento previsto para 1999), el desempleo es considerado el termómetro para medir éxitos económicos de la gestión de Chávez. Desde hace tres décadas no era un problema acuciante al grado de ahora.

Junto a la gestión o gobierno económico, Chávez sigue esgrimiendo la retórica política, que le ha dado buenos dividendos: "Nuestro desempleo, de los más altos del hemisferio, es un producto del neoliberalismo salvaje implantado en América latina". (FIN/IPS/jz/eg/if ip/99

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