TIMOR ORIENTAL: Piden fuerza internacional para mantener la paz

La poco sólida tregua entre los bandos en conflicto de Timor Oriental no disminuyó los pedidos de que intervenga algún tipo de fuerza internacional de mantenimiento de la paz.

De hecho, esos pedidos se volvieron casi una súplica desesperada de los grupos que creen que la atmósfera continua de violencia y división está haciendo naufragar la oportunidad de que los timorenses decidan su propio destino.

Está prevista la realización en julio de una consulta popular, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para elegir entre la independencia de Indonesia o la integración autónoma a ese país, que ocupa Timor Oriental desde 1975.

Pero la intensificación de la violencia este mes entre los grupos partidarios de ambas opciones creó la percepción de que el territorio está a punto de volverse ingobernable, y esto podría impedir la realización de la consulta.

Quienes saldrán perdiendo serán los 800.000 timorenses, que ya pagaron un precio muy alto por la oportunidad de elegir qué desean.

El miércoles se firmó la tregua en Yakarta, y según versiones periodísticas, cuatro personas fueron asesinadas unas horas después.

El cese del fuego fue firmado por José Alexandre Xanana Gusmao, el líder de la resistencia timorense, Leandro Isac, en representación de los grupos a favor de la independencia, Joao Tavares y Domingo Soares, ambos representantes de quienes defienden la integración.

Sin embargo, la tregua, de la que fue testigo el general Wiranto, comandante de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa de Indonesia, no exigió el desarme, y milicias partidarias de la integración siguen patrullando las calles y realizando verificaciones de identidad de los residentes.

Los analistas afirman que la tregua mostrará si el ejército indonesio es sincero y tiene realmente la voluntad de refrenar a las milicias que defienden la integración, que tienen 3.000 integrantes.

Se acusa a los militares indonesios de apoyar a esa milicias con dinero, armas y municiones, pero Yakarta lo niega.

La sensación de que la violencia no terminará realmente hasta que no intervenga una fuerza externa de la ONU o multinacional ha aumentado en los últimos meses.

"La ONU tiene la obligación de intervenir", sostuvo Marcelino Magno, integrante del Grupo de Estudios sobre Timor Oriental.

El apoyo internacional a la creación de una fuerza de mantenimiento de la paz no abunda, porque muchos países, aunque hayan criticado antes a Indonesia por no detener la violencia en Timor Oriental, no quieren ofender abiertamente a Yakarta.

El gobierno de Indonesia declaró que no aceptaría la presencia una fuerza pacificadora internacional antes de la votación de julio, enfatizando sin embargo que está abierta a la supervisión multinacional de esa consulta popular.

Australia sostuvo que la presencia de cualquier fuerza internacional en el territorio deberá ser aceptada por Yakarta, porque "Indonesia es el gobernante de facto de Timor Oriental".

Esta posición fue criticada por quienes afirman que salvar la vida de timorenses inocentes debería ser más importante que mantener las sutilezas diplomáticas.

Agregaron que sin la intervención activa de una fuerza no involucrada en el conflicto, los militares seguirán dominando la situación, como lo ha hecho desde que Indonesia invadió el territorio.

Observadores indonesios afirmaron que el apoyo del ejército de ese país a milicias integracionistas, o por lo menos el hecho de que hagan poco para detenerlas, se debe a la frustración de los militares por haber sido dejados de lado en las negociaciones sore Timor Oriental por el presidente Bacharuddin Jusuf Habibie.

El 17 de abril, más de 20 personas fueron asesinadas por esas milicias en Dili. Se confirmó que una de las víctimas fue el sobrino del ex gobernador Mario Viegas Carrascalao.

Inmediatamente después del incidente, miembros de las milicias armados con riles hechos a mano se alinearon frente a la oficina del gobernador.

"Hicieron una demostración de fuerza frente a la oficina del gobernador, mostraron sus armas y las autoridades no hicieron nada al respecto. ¿Cómo creeremos que el ejército indonesio quiere una solución pacífica?", declaró el abogado de Xanana.

El 6 de abril, casi 60 personas que habían buscado refugio en una iglesia del distrito de Liquicia fueron masacradas por las milicias integracionistas.

Tras ese incidente Xanana dio instrucciones a Falintil, la facción armada del Consejo Nacional de Resistencia Timorense, para que se defendiera de las milicia partidarias de la integración.

Su declaración también exigió que la ONU enviara inmediatamente fuerzas de mantenimiento de la paz, pero la mayoría de los informes periodísticos señalaron que se trataba de un ultimátum o una especie de declaración guerra, y Xanana recibió abundantes críticas internacionales.

"Sólo le pedí a mis hombres que se defendieran", declaró posteriormente el líder de la resistencia.

Bonar Tigor Naipospos, presidente del grupo Solidaridad Indonesia para una Solución Pacífica en Timor Oriental, dijo que Xanana no habló de guerra, y que su declaración fue un pedido de ayuda para llamar la atención de las Naciones Unidas.

"Es obvio que las autoridades indonesias no han podido mantener la seguridad. El caos aumenta porque civiles armados comienzan a desempeñar tareas policiales", agregó Hendardi, quien también integra la Asociación Indonesia para los Derechos Humanos y Asistencia Legal.

El Foro Internacional de Desarrollo de Indonesia señaló que la violencia en Timor Oriental ha sido creciente desde que se anunció, en enero, la realización del plebiscito.

Según sus datos, 40 personas fueron asesinadas, 22 heridas, tres desaparecieron y dos fueron violadas antes de que comenzara abril, e incluyendo las bajas de este mes el número de muertes desde enero llegaría a 200. (FIN/IPS/tra-en/ky-js/js/at/mp/ip hd/99

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