Unicef advirtió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que debe tener cautela en sus relaciones con el sector privado, que para muchos puede salvar al foro mundial de la bancarrota.
"Es peligroso asumir que los objetivos del sector privado son sinónimos a los de la ONU, porque ciertamente no lo son", declaró Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).
Paradójicamente, Unicef, cuyas actividades tienen el apoyo de compañías como Warner Brothers, British Airways, Turner Network Television, American Express y las cadenas hoteleras Sheraton y Westin Hotels, es el organismo de la ONU más vinculado al sector privado.
Bellamy indicó que lo que mueve a las compañías y la industria es el lucro, "como debe ser, tanto para sus accionistas como sus empleados".
"La labor de la ONU, por otra parte, se rige por un conjunto de principios éticos que sostienen su misión. Principios fijados en la Carta de las Naciones Unidas, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la Convención de los Derechos del Niño", entre otros instrumentos adoptados a partir de 1945, dijo.
Es legítimo que ambos persigan sus propios objetivos, "y cuando pueden trabajar como socios, mejor aún", manifestó.
"Pero al colaborar con el sector privado, la ONU debe evaluar cuidadosamente, y constantemente, esta relación", recomendó Bellamy.
En la actualidad, Unicef adquiere a compañías privadas de todo el mundo millones de dólares en medicina, provisiones de emergencia, productos farmacéuticos y vitaminas.
Bellamy aseguró que Unicef condiciona sus contactos con el sector privado a principios "éticos", y favorece a las compañías que no están vinculadas con actividades como la producción de minas terrestres y el trabajo infantil.
"No queremos tener relaciones con compañías tabacaleras o aceptar aportes de fabricantes de fórmula para bebés", dijo.
El no gubernamental Centro Transnacional de Recursos y Acción (TRAC), con sede en San Francisco, indicó que algunas de las compañías socias del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fueron acusadas de violar derechos ambientales, laborales y humanos.
Entre las transnacionales identificadas por el TRAC se encuentran Citibank, Dow Chemical, Rio Tinto Plc. y Brown and Bover. Algunas de estas firmas patrocinaron una iniciativa del PNUD denominada Entidad de Desarrollo Sustentable Mundial.
"Tememos que a las compañías les interese más 'blanquear' su mala imagen pública que responder a las imperiosas necesidades de los pobres", opinó el director ejecutivo de TRAC, Joshua Karliner.
La realidad es que los países en desarrollo buscan atraer las inversiones de las transnacionales, replicó el Administrador del PNUD, James Gustave Speth. Así mismo, las compañías buscan nuevas bases productivas y nuevos mercados.
"La pregunta no es si las compañías mundiales aumentarán su inversión en los países en desarrollo, sino cómo podemos asegurarnos de que al menos algunas de esas inversiones se hagan de manera que favorezcan a los pobres, al ambiente, al empleo y a las mujeres", declaró Speth.
El PNUD se asegurará de que sus proyectos cumplan criterios rigurosos, y que observen todas las normas de la ONU, agregó.
Speth negó que pretenda vender el uso del logotipo del PNUD a compañías privadas, "Nadie ha adquirido el derecho de usar el logotipo de la ONU o del PNUD, y jamás lo harán", afirmó.
No es verdad que la caída de la ayuda oficial para el desarrollo se neutralice mediante la inversión del sector privado por el funcionamiento normal de la economía de mercado, declaró Bellamy.
La principal prueba en este sentido es que aumentó drásticamente la financiación y la inversión del sector privado en los países en desarrollo, precisó.
Mientras se reduce la ayuda para el desarrollo, el ingreso de capitales privados aumentó 500 por ciento, y ahora representa casi 80 por ciento de los recursos que se destinan todos los años a los países del Sur, casi el doble de lo que era en 1990.
"Pero el capital privado rara vez se dirige a los países más necesitados. En 1995, por ejemplo, 80 por ciento de los fondos privados se destinaron a sólo 12 países en desarrollo, mientras 49 países de Africa subsahariana recibieron sólo cinco por ciento", explicó Bellamy.
Además, los fondos privados extranjeros hacen poco para ayudar a los pobres en los países que sí reciben inversiones. Es verdad que en algunos lugares las compañías transnacionales brindan oportunidades de ingreso a muchas personas, dijo.
"Pero en la mayoría de los casos, el capital privado se usa para financiar la infraestructura, como las carreteras, los puentes y las comunicaciones. Rara vez vemos que apoye al desarrollo de servicios sociales esenciales como la atención médica primaria o la educación básica", recalcó Bellamy. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/aq/dv-if/99