El rechazo en Estados Unidos a una demanda por uso indebido de la marca Havana Club, la más famosa del ron de Cuba, introdujo otro conflicto en las relaciones de ambos países, que podría tener derivaciones internacionales.
Sin embargo, La Habana se muestra extremadamente cautelosa, y no hay anuncios de que piense abandonar su actitud de escrupuloso respeto hacia miles de marcas de Estados Unidos registradas en la isla.
Los ejecutivos de la empresa Havana Club International, que presentó la demanda ante un tribunal federal de Nueva York contra la firma Bacardí-Martini USA, no han realizado comentarios sobre el fallo.
Havana Club International es una sociedad comercial constituida en 1993 por la Corporación Cuba Ron, que agrupa a las principales fábricas de esa bebida en La Habana, y el grupo francés Pernord Ricard.
Pernod Ricard tiene filiales en más de 90 países y encabeza el mercado mundial de distribución de bebidas alcohólicas, ocupando lugares destacados en el comercio internacional de whisky, coñac, ron, vinos, aperitivos y licores.
En cinco años, Havana Club International elevó sus ventas de 100.000 a más de un millón de cajas de ron al año, con ingresos por 27 millones de dólares.
La demanda fue planteada en 1996, dos años después de que Bacardí comenzara a distribuir en Estados Unidos ron (destilado en su planta de Puerto Rico) con la prestigiosa marca Havana Club, reconocida como cubana en 1976 por la Oficina de Patentes y Marcas Comerciales estadonidense.
El juez Shira Scheindlin decidió, el 14 de abril, que la ley de su país no permite a la firma cubano-francesa el uso de la marca Havana Club en Estados Unidos.
El fallo se basó en una enmienda aprobada en 1998 por el Congreso estadounidense, que negó protección legal a las marcas vinculadas con propiedades confiscadas desde el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro.
Pese al bloqueo contra la isla impulsado por Estados Unidos, muchas empresas de ese país han registrado sus marcas en Cuba.
El Consejo Económico Comercial Estados Unidos-Cuba, una organización no gubernamental con sede en el país norteamericano, asegura que entre 1997 y 1998 fueron registradas en la isla 325 marcas estadounidenses.
"La mayoría de las empresas extranjeras que solicitan el registro de marcas en Cuba son estadounidenses", declaró a IPS Clara Amparo Miranda, jefa del Departamento de Marcas y otros Signos Distintivos de la Oficina de la Propiedad Industrial.
A modo de ejemplo, comentó que hay firmas de Estados UNidos que en un sólo día registraron 114 marcas.
Entre las inscritas figuran la emblemática Coca Cola, la compañía de servicios aéreos United Air Lines, la revista Playboy, que registró incluso el conejito que la representa, y las cadenas de McDonald's y Pizza Hut.
Los registros pueden declararse caducos si pasan tres años sin que se vendan los productos a los que corresponden, pero las autoridades no han querido aplicar esa disposición hasta ahora, explicó Miranda.
La funcionaria añadió que los acuerdos internacionales establecen tratamientos especiales para marcas notorias y renombradas, y que éstas recibirían protección aunque no estuvieran registradas.
La empresa Bacardí fue fundada en 1862 en Santiago de Cuba, 967 kilómetros al este de La Habana, y dominó el mercado local del ron hasta comienzos de los años 60, cuando sus propietarios emigraron a Estados Unidos.
Luego pasó a ocupar la posición predominante en el país la firma Havana Club, que antes de ser nacionalizada perteneció al empresario vasco José Arrechabala, principal competidor de Bacardí en Cuba.
Bacardí-Martini USA se defendió de la demanda cubana alegando que compró la marca Havana Club a Arrechabala, y la firma cubano- francesa sostuvo que cuando registró esa marca en Estados Unidos no hubo oposición legal alguna.
El fallo judicial, basado en legislación estadounidense, podría ser impugnado en virtud de convenios internacionales que protegen a quienes registran marcas en un país.
Desde diciembre de 1989, en el marco de su apertura a la inversión extranjera, Cuba se reincorporó al Arreglo de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas y su Protocolo.
La Habana también podría plantear reclamos en el marco de la Organización Mundial de Comercio o al amparo de la Convención de París para la Protección de la Propiedad Industrial.
En enero pasado, el presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón, advirtió que el proceso judicial podría convertirse en un problema serio si su desenlace perjudicaba, "injusta e ilegalmente", a la compañía francesa.
Estados Unidos "está a punto de complicar un poquitico más sus relaciones con el resto del mundo y crear un precedente negativo", sentenció Alarcón.
Expertos estadounidenses temen que el caso traiga "caos" y "confusión" en un área de las relaciones internacionales tan delicada como la de la propiedad intelectual. (FIN/IPS/pg/mp/if ip/99