Brasil decidió negociar un acuerdo de libre comercio con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), sin el Mercosur, impulsado por intereses comerciales y por una persistente estrategia orientada a la integración de América del Sur.
Brasil tomó la decisión de asumir el liderazgo de la integración subcontinental tras una larga y fracasada negociación entre los dos bloques.
Fueron ocho ruedas de negociación y el entendimiento logrado se limitó a un tercio de los 3.000 rubros de comercio entre la CAN y el Mercosur (Mercado Común del Sur), y no fue englobado ninguno de los sectores sensibles o de intercambio significativo, justificó un diplomático brasileño.
"Hay optimismo" en la cancillería brasileña sobre la posibilidad de lograr antes de fin de junio un acuerdo, ahora en el formato "uno más cinco". O sea, Brasil por un lado y por otro la CAN en su conjunto (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela).
El eventual convenio constituirá un "factor dinámico" para impulsar la posterior inclusión de los demás socios del Mercosur, dijo el diplomático.
El gran obstáculo para el éxito de las negociaciones bloque a bloque fue la agricultura, un área en que Argentina, Paraguay y Uruguay se resisten en conceder preferencias importantes, explicó la economista Lucía Maduro, de la brasileña Confederación Nacional de la Industria, que acompaña los procesos de integración.
Los productos de origen agropecuaria tienen un mayor peso en el comercio externo de Argentina, Paraguay y Uruguay, pero las exportaciones de Brasil a mercados latinoamericanos están compuestas principalmente por manufacturas.
Además, Brasil ya hizo las concesiones más importantes a los andinos en los acuerdos bilaterales firmados en el ámbito de la Asociación Latinoamericana de Integración, destacó Maduro.
Por eso, en términos generales "hay buenas perspectivas de un rápido acuerdo" con la CAN, pero pueden surgir problemas en algunos sectores de fuerte impacto en el comercio de las dos partes, puntualizó la economista.
El objetivo de Brasil es ampliar el acceso de sus productos al mercado andino. En el caso de Colombia y Venezuela, se busca mejorar las condiciones para competir con México, que mantiene con esos dos países un acuerdo comercial tripartito.
El interés de Brasil en acercarse al bloque andino se debe al volumen de comercio bilateral efectivo y potencial. En cambio, los otros miembros del Mercosur registran un intercambio muy reducido con el norte de América del Sur, observó el diplomático consultado.
"El interés es mutuo", pues Brasil figura entre los diez principales socios comerciales de los miembros de la CAN y en algunos casos entre los cinco más importantes, agregó.
El gobierno brasileño tiene ahora urgencia. Aceptó prorrogar por tres meses los convenios en vigor con cada integrante de la CAN, pero la cancillería ha advertido que "las preferencias caerán" al cumplirse ese plazo, si no se llega a un acuerdo.
Unir América del Sur en una sola zona de libre comercio constituye una segunda etapa de la estrategia diplomática de integración por "círculos concéntricos", diseñada en la década pasada.
Se trata de un paso natural después de la creación del Mercosur y antes del nacimiento del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Servirá para fortalecer la posición de los sudamericanos ante Estados Unidos en el ALCA.
El segundo círculo no será perfecto sin la participación de los demás integrantes del Mercosur, pero la diplomacia brasileña se maneja con un fuerte pragmatismo desde los años 70. Avanza por los caminos posibles.
La devaluación cambiaria iniciada el 13 de enero también favorece la iniciativa brasileña, a la vez que inhibe avances de sus socios del Mercosur. El real devaluado asegura competitividad a la producción nacional y amenaza los mercados vecinos con una invasión de productos brasileños. (FIN/IPS/mo/ff/ip if/99