El obispo católico Augustín Misago será juzgado en Ruanda por genocidio y crímenes contra la humanidad por su presunta complicidad en el asesinato de 20.000 personas en 1994.
El fiscal principal del país, Emmanuel Rukangira, dio a conocer la noticia del arresto del jerarca religioso en la tarde del miércoles, y dijo que el obispo estaba preso en la estación de policía Muhima de la capital, a la espera de ser juzgado.
El proceso judicial tendrá lugar en Kigali o en Gikongoro, la diócesis donde se produjo la masacre.
Más de 500.000 personas, la mayoría tutsis y hutus moderados, fueron masacradas en Ruanda en 1994 por las milicias hutus conocidas como Interahamwe ("los que luchan unidos", en lengua kinyarwanda).
Cerca de 20.000 perdieron la vida en la iglesia Kibeho, en la diócesis de Gikongoro, al sudoeste del país, donde estaban refugiados.
Misago, un hutu de 56 años, fue acusado en 1994 de colaborar con el Interahamwe, el ejército del anterior gobierno de Ruanda y la policía, para exterminar a la minoría tutsi de ese país.
Los sobrevivientes de la masacre renovaron su pedido de arresto a Misago durante una ceremonia realizada la semana pasada en Kibeho para conmemorar el quinto aniversario del genocidio.
"Si yo desde mi escondite podía ver claramente a los asesinos, ¿por qué el obispo Misago, que andaba libremente por ahí durante el pogrom, no se presenta a atestiguar acerca de la masacre?", inquirió un sobreviviente.
"El obispo siguió ocupado en sus quehaceres como si nada sucediera, a pesar de haber negado protección a la gente que huía de los asesinos", declaró.
Los sobrevivientes alegaron también que Misago se llevó a 30 niñas que escaparon del Interahamwe y nadie supo nada más de ellas. El obispo dijo que llevaría a las niñas a un lugar seguro, según testimonios de los sobrevivientes.
"Pasaron cinco años, y el obispo aún no reveló las circunstancias de la muerte de las niñas", recalcó uno de los testigos.
Los sobrevivientes también sostuvieron que Misago se confabuló con otros dos sacerdotes para matar al padre Jean Marie Vianney Sebera y a 22 monjas, en mayo de 1994.
El obispo era tan poderoso que Théophile Zigirumugabe, un líder estudiantil del Colegio Saint Marie Mercy de Kibeho declaró que cuando fue a advertir al director sobre el deterioro de la seguridad de los estudiantes tutsis, le dijeron que Misago era el nuevo director del colegio.
La mayoría de los estudiantes tutsis de Kibeho fueron asesinados. El obispo no hizo nada para ayudarlos, se quejó Zigirumugabe.
Se rumorea que Misago estuvo relacionado con el gobierno interino instalado tras la muerte del presidente Juvenal Habyarimana en un atentado contra el avión en que viajaba, el 6 de abril de 1994.
El gobierno interino, luego derrocado por el Frente Patriótico de Ruanda liderado por los tutsis, fue el que orquestó el genocidio instando a los hutus a asesinar a sus vecinos tutsis.
El presidente Pasteur Bizimungu pide a la Iglesia Católica de Ruanda desde 1994 que tome medidas contra los sacerdotes y las monjas que participaron en el genocidio. Bizimungu amenazó con que si la Iglesia no actuaba lo haría él mismo.
"Cada vez que vamos a un entierro surge el nombre de Misago vinculado al genocidio. ¿La Iglesia Católica seguirá ignorando las acusaciones de los cristianos contra el obispo Misago, que se fueron multiplicando? ¿Misago seguirá ignorando los cargos?", preguntó Bizimungu.
"El arresto de Misago prueba que el genocidio es imprescriptible", explicó el ministro de Justicia, Jean de Dieu Mucyo.
Más de 30 sacerdotes, hermanos y monjas fueron detenidos en Ruanda por su participación en el genocidio de 1994. Dos de ellos, Edouard Nturiye y Jean Francois Kayiranga, fueron sentenciados a muerte y esperan su ejecución. (FIN/IPS/tra-en/jbk/mn/ceb/dg/ip-hd/99