/BOLETIN-AMBIENTE/ INDOCHINA: Riquezas de Cuenca del Mekong siguen sin explotar

La Cuenca del Mekong, en Indochina, sigue sin explotar, como lo ha estado durante siglos, siete años después de que gobiernos de Asia y organismos internacionales calificaron de tesoro a la región, por su capacidad de crecimiento económico.

Los inversionistas extranjeros atribuyen a la burocracia y la escasez de inversiones la lentitud del desarrollo del Mekong, que comprende a Birmania, Camboya, Laos, Tailandia, Vietnam, y la provincia china de Yunnan.

Defensores del ambiente y la ecología, en cambio, tienen esperanzas de que la falta de "progreso" se prolongue para que el Mekong no sufra los estragos que causa la industrialización, de lo cual Asia sudoriental es una buena muestra.

En el simposio "Desarrollo global de la gran subregión del Mekong", realizado en Bangkok, representantes del sector privado, del gobierno y de las instituciones multilaterales de financiación se lamentaron de que la crisis asiática haya retrasado aún más el desarrollo de la Cuenca.

El concepto de "área de crecimiento de la gran subregión del Mekong" ya fue discutido en 1992 por empresarios e instituciones financieras. El objetivo era beneficiar a 237 millones de personas que viven en la zona, que abarca 2,3 millones de kilómetros cuadrados.

"La crisis económica de Asia tuvo efectos adversos sobre los proyectos de desarrollo del Mekong ya que los países afectados, sobre todo Tailandia, son los socios comercialmente más activos de todos los involucrados", indicó Peter Warr, un experto en economías indochinas, de la Universidad Nacional de Australia

El ingreso por persona de Tailandia es más de 10 veces superior al de la mayoría de los países indochinos, que dependen de los tailandeses para el comercio y las inversiones.

La inversión y la demanda de importaciones de Tailandia cayeron estrepitosamente desde que comenzó la crisis, a mediados de 1997.

Los bancos tailandeses, que ahora tienen serios problemas debido a los préstamos no redituables, fueron desde el comienzo de esta década la fuente principal de liquidez financiera para los negocios de Birmania, Camboya y Laos.

La "ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) realizó 70 por ciento de las inversiones en Vietnam y 60 por ciento del comercio de ese país", señaló Dao Tuan Dung, director del departamento del bloque en la Cámara de Comercio e Industria vietnamita.

Según Tuan Dung, la crisis asiática ya causó una disminución de las exportaciones vietnamitas, cuyo crecimiento, que en 1997 era de 20 por ciento, disminuyó a menos de dos por ciento en 1998.

Los representantes que acudieron al simposio de Bangkok expresaron el temor de que los efectos de la crisis impidan el avance de la cooperación económica entre los seis países más grandes del Gran Mekong.

El potencial económico de Indochina fue reconocido recién a comienzos de la década del 90, ya que durante los años 70 y 80, la mayor parte de los países de la región eran políticamente inestables o padecían una guerra civil.

La crisis asiática afectó también la planificación de los proyectos a largo plazo en la cuenca del Mekong. Buena parte del potencial desarrollo de la zona se encuentra en las cercanías del río homónimo, de 4.200 kilómetros de largo, cuyas aguas pueden ser explotadas con varias finalidades.

El Banco Asiático de Desarrollo (BAD), de Manila, resultó una importante fuerza de apoyo para los grandes planes de desarrollo de la infraestructura en la cuenca del Mekong.

El BAD invirtió más de 300 millones de dólares en estudios y proyectos para desarrollar el turismo, la agroindustria, las zonas de procesamiento para la exportación y las pequeñas empresas.

El gobierno de Japón mostró mucho interés en la zona y destinó 3.800 millones de dólares para ayudar a Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam, entre 1993 y 1997.

Pero los ambientalistas se preocupan por el énfasis que ponen las agencias donantes, los gobiernos y los bancos en los proyectos que apenas tienen en cuenta el impacto negativo que causan en la intacta ecología de la región y en la vida de las personas comunes.

Hay una serie de proyectos de construcción de plantas de energía hidroeléctrica a lo largo del Mekong que, según los activistas, obligarán a desplazarse a miles de habitantes de la zona, cambiarán sus hábitos de vida y destruirán el equilibrio ecológico de manera irreversible.

Según el BAD, la región necesitará 57.000 megavatios adicionales de energía en el 2010, lo que se puede conseguir con una inversión de 100.000 millones de dólares.

Los estudios del BAD identificaron ocho proyectos de construcción de centrales de energía hidroeléctrica y dos de gas, presentados por los seis países del Gran Mekong.

"Cincuenta millones de residentes y el ecosistema de la cuenca del Mekong dependen del ciclo de sequía e inundación anual del río", explicó Aviva Imhof, de AID Watch, una organización no gubernamental (ONG) internacional que supervisa las actividades de las grandes agencias donantes.

"Los proyectos de desarrollo de grandes represas sobre el río Mekong constituyen una grave amenaza a la integridad de ese sistema", agregó.

Los ambientalistas alegan que el impacto acumulativo de las diversas represas podrían causar alteraciones drásticas al curso natural del Mekong.

La frecuencia de las inundaciones disminuirá, lo cual afectará a miles de hectáreas de tierras cultivables que son irrigadas gracias a la inundación anual, que también permite que se depositen sustancias fértiles.

"La pesca es el aspecto más frágil de la ecología del río Mekong. Las represas proyectadas obstaculizarán la migración de peces, por lo cual éstos disminuirán en el curso bajo del río", agregó un activista de TERRA, una ONG con sede en Bangkok.

El activista explicó que la consecuencia será que muchos pobladores quedarán sumidos en una pobreza absoluta y se les negará todo beneficio económico que provenga de las represas.

Las represas se consideran desastrosas también en términos ecológicos.

El proyecto Nam Theun de 1.200 millones de dólares, para la construcción de dos represas en Laos, por ejemplo, inundará más de 450 kilómetros cuadrados en la meseta de Nakai, cerca de la frontera entre Laos y Vietnam.

Pero lo que realmente impidió que avancen los proyectos es la carencia de fondos, debido a la crisis asiática.

Varios proyectos de grandes represas quedaron detenidos porque cayó la demanda de energía en Tailandia, el principal mercado regional de ese producto.

"Hay que buscar el desarrollo en forma equilibrada, de manera que la política, el bienestar social y el ambiente reciban la misma atención que la actuación económica", declaró el canciller de Tailandia, Surin Pitsuwan. (FIN/IPS/tra-en/bs/js/ceb/aq/if-en/99

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