(Arte y Cultura) COLOMBIA: Arte y violencia

Asesinatos, masacres y genocidios cometidos en Colombia por el ejército, los carteles del narcotráfico, la guerrilla y la delincuencia común han generado una "cultura de la violencia" que se refleja en el arte.

El tema de la violencia ha sido recurrente sobre todo en el teatro y la literatura, pero también en las artes plásticas. Alejandro Obregón obtuvo ya en los años 60 el Premio Nacional de Pintura con un cuadro que marcó una época titulado precisamente "La violencia en Colombia".

Una lista de las 20 mejores novelas del siglo en Colombia publicada por la influyente revista Semana incluye a "La Casa Grande", de Alvaro Cepeda, sobre el asesinato en masa de trabajadores de empresas estadounidenses cometido por el ejército en la década del 20 en la costa del Caribe.

También aparecen "El día señalado", de Manuel Mejía, que tiene como telón de fondo peleas de gallos y violencia, y "Cóndores no entierran todos los días", de Gustavo Alvarez, sobre un conocido asesino político.

El libro más vendido en la Feria del Libro de Bogotá en abril fue la novela "Rosario Tijeras", del colombiano Jorge Franco, sobre una joven sicaria. Los jóvenes que asesinan por encargo surgieron en Medellín, Cali y Bogotá durante la violencia desatada por el narcotraficante Pablo Escobar.

"Leí una tesis sobre la religiosidad del sicariato. Cosas como hervir las balas en agua bendita para tener buena puntería, o amarrarse escapularios en los tobillos para huir más rápido", en la que se mencionaba a una joven sicaria, cuenta el escritor.

"Creo que me interesaba mostrar esa realidad. Pero lo hice mediante un prisma con el que podía poetizar su propia sordidez: el amor", subrayó Franco, de 36 años.

En el campo teatral, el tema de la violencia aparece a partir de la década del 60, con obras como "Remington 22", de Gustavo Andrade, "El Monte Calvo", de Jairo A. Niño, "Los papeles del infierno", de Enrique Buenaventura, "Soldados", de Alvaro Cepeda, "La agonía de difunto" de Esteban Navajas.

El Teatro Taller de Colombia montó el año pasado, en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, "Aicneloiv", la palabra violencia escrita al revés, subtitulada "Las sombras del olvido", que tiene como temas la violencia y la paz, que recibió una entusiasta crítica y muchos espectadores.

En "Aicneloiv" se perciben "fragmentos recreados de nuestra triste y lamentable realidad, en donde a cada instante recibimos las más insólitas y macabras noticias del diario acontecer", comentó Jorge Prada, miembro de la Asociación Colombiana de Crítica e Investigación Teatral.

La obra fue ensamblada sobre la base de un trabajo conjunto de Peter Schuman, director del Bread and Puppet Theatre de Estados Unidos, con la dirección general de Mario Matallana y la asesoría artística de Jorge Vargas.

Vargas es director-fundador del Teatro Taller de Colombia, un grupo pionero en trabajo teatral de calle creado en 1972, que se destaca por el uso de zancos, extraños vehículos, máscaras gigantes, poéticos montajes y música en vivo.

"Estamos en un país que se está desangrando, nos estamos matando entre todos, un país en donde los desplazados por la violencia se pueden contar por millones, en donde existe un miedo terrible porque es un miedo generalizado", dijo a IPS Vargas.

"Ante esta situación decidimos hacer una obra sobre la violencia, vista crudamente pero desde una perspectiva estética, con un buen trabajo actoral y musical partimos de la muerte de (el dirigente liberal Jorge Eliécer) Gaitán, y de su premonitorio discurso antes del asesinato", en 1948.

Gaitán dijo poco antes de su muerte que si lo mataban correría sangre en Colombia por más de 50 años.

Vargas considera que los anhelos de paz, traducidos por los artistas, posibilitarán un país más justo. "A nosotros también nos toca esa violencia, a nuestros amigos, a nuestra familia, y como grupo de teatro nos disminuyen nuestros presupuestos para dedicarlos a la guerra", afirmó.

"Estoy seguro que la paz la vamos a lograr con el apoyo de la cultura, que es donde está el espíritu de los pueblos", concluyó Vargas, quien prepara la Gran Fiesta del Teatro Callejero de Fin de Siglo, que tendrá lugar en Bogotá del 6 al 16 de agosto.

Este es un encuentro internacional de teatro de calle de cuatro continentes que cuenta también con participación de danza en espacios abiertos, escuelas de circo, ceremonias indígenas, manifestaciones populares tradicionales y charlatanes de feria.

Durante el festival, que contará con la presencia de más de 1.000 artistas en calles, plazas, parques y colegios, habrá un canto de esperanza para conseguir la paz. (FIN/IPS/at/ag/cr/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe