(Arte y Cultura) CHINA: El capitalismo triunfa en la noche de Beijing

Un retrato de Mao Zedong colgado en Espacio Público, uno de muchos bares nocturnos de moda en la elegante zona diplomática de Beijing, es lo único que recuerda en el local a la férrea ideología socialista que gobernó a China en el pasado.

El máximo líder comunista, que consideraba corrupto o burgués todo tipo de indulgencia personal, sonríe con benevolencia desde una de las paredes del bar a los jóvenes bien vestidos que beben cocteles y comen palomitas de maíz.

El compromiso de China con las reformas de mercado y las ideas "decadentes" de Occidente está prosperando, como lo demuestra la elegante clientela de los bares nocturnos.

Esto quizá se limite a los sectores más ricos del publico, pero de todas maneras se trata de un estilo de vida que revela una drástica transformación en este país.

"Durante la época comunista, salir hasta muy tarde en la noche era impensable", dijo una joven camarera que trabaja en un bar. Ataviada con una blusa de seda roja, explicó que trabaja en el local para mejorar su inglés y ganar más dinero del que obtendría en un restaurante convencional.

Incluso la pequeña pintura de Mao, que sirve para dar un toque discreto a una de las paredes de color manteca y tenuemente iluminadas de Espacio Público, está bien adornado.

En vez de tratarse de un simple retrato, la obra se destaca porque está montada contra un fondo verde metálico y papel plateado, un diseño copiado sin duda para hacer juego con el coqueto interior del bar, con sus ventanas pintadas de azul eléctrico y el techo de un gris apagado.

"Me encanta trabajar aquí", afirmó Michael, de 23 años, vestido con una sofisticada chaqueta negra, que ingresó cuando se abrió el bar en 1995.

El joven pasa las noches trabajando como 'disc jockey'. "La verdad es que me pierdo cuando escucho las últimas novedades del jazz", confesó.

Junto a Espacio Público se encuentra Jazz Ya, propiedad de un músico japonés y su socio chino, quienes invirtieron 54.000 dólares en la decoración del bar nocturno.

El local se abrió hace cinco años y el propietario japonés, Hideaki Yasuda, de 31 años, indicó que el negocio factura 180.000 dólares por año. "Nuestra clientela está formada un 40 por ciento por jóvenes que trabajan en empresas mixtas y otros que sólo vienen para escuchar música", agregó.

Zang Trang Shuo, que conduce un jeep estadounidense Cherokee y bebe whisky de malta Glenn Fiddenish, es un músico de rock y asiduo cliente del Jazz Ya que aseguró que valoriza la libertad actual en China.

En los viejos tiempos "yo no escuchaba rock en casa porque estaba prohibida en la radio y la televisión. Ahora es todo lo contrario", dijo.

Al mismo tiempo, Shuo dijo que los jóvenes chinos desean aprender de Occidente pero que son conscientes del peligro de imitar "con los ojos cerrados". "Queremos las cosas positivas de Occidente, como la buena música y el café. Pero pretendemos hacer las cosas a nuestro modo", expresó.

Los propietarios de bares también están a favor de las reformas capitalistas de Beijing. "La verdad es que no hay absolutamente ningún problema para abrir un negocio en la capital", aseguró Yasuda.

"Rara vez recibimos la visita de la policía y, créase o no, los impuestos de los licores importados son más bajos aquí que en Tokio", explicó.

Henry Lee, de 38 años, antiguo propietario de Espacio Público, volvió a China después de emigrar a Australia en 1985. "Allá era gerente del Hyatt Hotel, pero como extrañaba tanto a mi país decidí regresar y aprovechar el nuevo clima de negocios que impera en casa", contó.

Lee cree que su negocio está progresando porque la nueva generación quiere conocer a Occidente y encontrar extranjeros para intercambiar ideas.

"Espacio Público es el tipo de lugar donde los jóvenes se encuentran para hablar y discutir ideas entre ellos y sus amigos extranjeros", indicó.

En efecto, mientras los bares confirman la transformación del estilo de vida de Beijing, también son una invalorable vitrina para nuevos artistas.

Bajo el gobierno comunista, los artistas que buscaban formas individuales de expresión eran sofocados por la censura y sólo tenían luz verde para actuar en piezas que exaltaran a los mártires revolucionarios.

Ahora, como lo demuestran las exposiciones del Arbol Prohibido, otro bar al estilo de los 'pub' ingleses, el movimiento de reformas de este país fomentó el surgimiento de nuevos artistas, que ahora llegan en oleadas.

Grandes telas pintadas al óleo que combinan dramáticos toques de rojo, azul y otros colores, representan el trabajo de Hei Yang, un joven pintor abstracto cuyas obras se exhiben en el bar.

Cada cuadro es vendido por el equivalente de 100 dólares, y la copropietaria de Arbol Prohibido, la belga Katrien Costenoble, dijo que los compradores son en su mayoría extranjeros.

Costenoble abrió el bar en junio de 1996 junto con un guionista cinematográfico que la convenció de que los artistas necesitaban un lugar para exponer sus obras.

"Las autoridades hacen la vista gorda aunque los bares simbolizan la música atronadora, los hábitos nocturnos y el alcohol, todo lo que representa la decadencia occidental", dijo.

"La lógica detrás de esto son los impuestos que pagamos, que se transformaron en una importante fuente de ingresos para el gobierno", apuntó. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/ego/aq/cr/99

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