ARGENTINA: Paro agropecuario, una protesta largamente anunciada

Productores agropecuarios de Argentina adhirieron hoy masivamente al paro convocado de común acuerdo por las cuatro organizaciones rurales del país en protesta por la grave crisis que atraviesa el sector.

Los camiones no se trasladaron a los puertos y los mercados casi no operaron. Los establecimientos trabajaron sólo de tranqueras adentro, y así seguirán hasta el miércoles inclusive.

El paro fue convocado por la Sociedad Rural, que nuclea a los grandes terratenientes y que nunca había adoptado una medida tan drástica-, la Federación Agraria Argentina, que agrupa a los pequeños, Carbap y Coninagro, del sector de cooperativas.

Por primera vez desde que se puso en marcha el modelo de estabilización económica en 1991, pequeños, medianos y grandes productores realizaron así una protesta conjunta para conseguir medidas que logren amortiguar en parte los efectos de la caída de precios mundiales.

Pero los distintos productores que participan de la medida de fuerza, de acuerdo al tamaño de su propiedad, tienen problemas más o menos graves.

Los grandes se quejan por los nuevos impuestos -a la renta presunta y a los intereses bancarios- que les reducen la rentabilidad. Se trata de unos 450 millones de dólares que deberán abonar al fisco en momentos de crisis.

En cambio, los medianos y pequeños productores -que lograron sobrevivir a las deudas en los últimos años- están al borde de la quiebra. De un total de 31 millones de hectáreas cultivadas que hay en el país, 12 millones están hipotecadas.

El dato fue elaborado por la Federación Agraria Argentina, la entidad gremial más combativa, que tiene previsto realizar nuevas y más severas protestas en mayo, cuando se termine de levantar la cosecha de esta temporada.

René Boneto, presidente de esa federación, señaló que la crisis está "destrozando el campo". El dirigente reconoció que hay una caída de precios que es mundial, pero advirtió que el gobierno podría bajar los impuestos y los peajes.

"Los pequeños y medianos productores no tienen salida en este modelo, tienen mucha rabia y ningúna respuesta desde hace rato, por eso nosotros consideramos que este es un paro largamente anunciado", remarcó Boneto.

Un productor de 200 hectáreas en el noreste del país denunció que, en su zona, 48 por ciento de los productores vendió y se fue a la ciudad. "La clase media rural está siendo barrida por el proceso de globalización", dijo Carlos Pagliole.

En su provincia, Santa Fe, 67 por ciento de los productores están endeudados, y aun cuando se prevé para este año una cosecha de 60 millones de toneladas en todo el país -un volumen importante- las cotizaciones no dejan casi margen.

La caída de más de 30 por ciento de los precios internacionales por la crisis en el sudeste asiático se agravó con la devaluación del real en Brasil y el incremento de la presión tributaria dispuesta por el gobierno argentino.

Si se multiplica el volumen de la cosecha por el valor de mercado de los granos y la carne, la pérdida este año se estima en 3.400 millones de dólares, 35 por ciento de lo que se facturó en 1998, que fue un año ya crítico por la baja de precios.

Sin embargo, el marco internacional es apenas parte de la historia. El enojo de los productores es principalmente con el gobierno, que se niega a reconocer la necesidad de apoyar la actividad agropecuaria con algún tipo de asistencia.

"Cuando se produjo la crisis del tequila, el gobierno asistió a los bancos con un fondo de ayuda de 4.700 millones de dólares, en cambio ahora con el campo, que aporta 63 por ciento de las exportaciones, nos dejan solos", protestó Pagliole.

El productor consideró que habría que establecer un precio sostén -un valor mínimo garantizado por el Estado- y aplazar el pago de impuestos. "Los pequeños necesitamos una rentabilidad mínima como para pagar las deudas", imploró.

"El Estado que regulaba lo agrario desapareció con este modelo – de estabilización-", sostuvo el productor, y señaló que esta vez el paro es conjunto porque la crisis "niveló" a toda la economía agraria, al que produce carne, soja, poroto o ajo.

"El Estado no entiende que el campo es un gran consumidor de productos, máquinas y combustibles, y que es el primer engranaje que se pone en marcha en una economía", dijo Pagliole, y remarcó que tanto la Unión Europea como Estados Unidos asisten a los productores por medio de subsidios.

La Unión Europea destina alrededor de 160.000 millones de dólares año en subvenciones a sus productores, una política que los países de la región intentan infructuosamente cambiar para evitar distorsiones del mercado. (FIN/IPS/mv/dg/if/99)

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