Desempleo, marginalidad, déficit de servicios, asentamientos irregulares e inseguridad son a fines del siglo problemas críticos de la ciudades de América Latina, en las que vive 70 por ciento de la población de la región.
Este panorama surge de un informe elaborado por tres especialistas para un programa impulsado por la Unión Europea, con el objetivo de analizar proyectos que permitan identificar prioridades y adoptar medidas para mejorar la situación.
El estudio al que accedió IPS fue realizado por los expertos Klaus Bodemer, José Luis Coraggio y Alicia Ziccardi, y se presentó a mediados de abril, durante un seminario organizado por el gobierno municipal de Montevideo.
Bodemer dirige el Instituto de Estudios Iberoamericanos de Hamburgo, Coraggio es Rector de la Universidad General Sarmiento de Buenos Aires, y Ziccardi es investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de México.
"El nivel de urbanización seguirá aumentando en Europa, Estados Unidos y Japón", pero "la dinámica de crecimiento de las megaciudades de los países industrializados ya se detuvo a mediados de siglo", y esto no ha ocurrido en los países en desarrollo, aseguró el informe.
El acceso al trabajo es uno de los principales problemas de la región. Se registran altas tasas de desempleo y subempleo, y un elevado porcentaje de informalidad, añadió.
Los expertos afirmaron que aunque esas tasas son preocupantes, "por su magnitud y persistencia", el principal problema "es la baja en el ingreso real de los trabajadores, asociada en buena medida a la informalidad y precariedad en el empleo, que alcanza entre 30 y 50 por ciento de las actividades económicas urbanas".
En las grandes ciudades existe una amplia red de actividades socioeconómicas que escapa a las regulaciones estatales y que, "con frecuencia", proporciona 50 por ciento o más de los puestos de trabajo, indicaron.
Dentro de esa área de "informalidad", alertaron especialmente sobre el trabajo infantil en las calles, que implica el abandono de actividades escolares y es un "síntoma inequívoco de pobreza urbana y exclusión social".
A este problema deben agregarse "las marcadas desigualdades sociales", que surgen de la notoria "segregación urbana" y de la disparidad en las posibilidades de acceso a bienes y servicios sociales.
En 1994, 209 millones de personas de la región se encontraban debajo de la línea de pobreza, y 98 millones de ellas estaban en situación de indigencia. Más de 50 por ciento de los pobres latinoamericanos viven en ciudades, indicó el informe.
Se señaló asimismo que según un estudio de 1998, unos 150 millones de personas (una de cada tres) viven con ingresos inferiores a dos dólares por día.
A fines de siglo, uno de los rasgos distintivos de las ciudades latinoamericanas es el "grave déficit" de servicios básicos en los barrios populares, muchos de los cuales son "verdaderas ciudades de pobres en el interior de la gran ciudad".
Esas graves carencias son las de agua potable, energía eléctrica y eliminación de aguas servidas, al tiempo que el transporte colectivo es deficitario y costoso, y la contaminación ambiental alcanza niveles preocupantes.
"La calidad de los servicios disminuye del centro a la periferia" de las ciudades, afirmaron los investigadores.
El estudio indicó que hace algunas décadas eran notorias las "expresiones espaciales de la llamada marginalidad", como "favelas" (barrios de construcciones precarias donde se concentran los pobres) o "conventillos" (casas donde se hacinan, alquilando habitaciones, familias de escasos recursos).
Pero hoy, señaló, "la pobreza dejó de ser marginal y alcanza una dimensión masiva que se extiende por la ciudad, a la vez que surgen enclaves 'libres de pobreza' pero rodeados de ella".
En muchos casos las autoridades toleran que se ocupen terrenos públicos, porque no pueden ofrecer alternativas a quienes carecen de vivienda o para evitar reacciones violentas, agregó.
Sin embargo, es difícil que los municipios puedan dar respuesta a las necesidades de infraestructura pública de servicios y de atención médico-sanitaria en las áreas de esos nuevos asentamientos, acotaron los autores.
La privatización de los servicios públicos "no ayuda a esta situación", ya que quienes habitan los asentamientos no constituyen "un mercado solvente" según el criterio empresarial, y las compañías privadas no están interesadas en invertir para ofrecerles lo que necesitan.
Según el informe, la exclusión masiva de los pobres y las marcadas desigualdades aumentan la violencia y la inseguridad.
Estos problemas existen en todas las grandes ciudades del mundo, afirma, pero en América Latina no se relacionan sólo con la incapacidad de la policía para controlar el delito, sino también con la ausencia de políticas sociales urbanas "que deben articularse entre sí".
Con elevados índices de pobreza, desigualdad social y falta de justicia, "están dadas las condiciones para que la delincuencia prolifere", como ha sucedido, a "niveles francamente alarmantes", en Bogotá, Cali, México, Río de Janeiro y Sao Paulo, entre otras grandes ciudades, subrayó el documento.
El informe indicó que entre 1980 y 1991 la tasa de homicidios en América Latina subió de 12,8 a 21,4 por 100 mil habitantes, y que el principal escenario de esos hechos han sido las ciudades. (FIN/IPS/rr/mp/pr/99)