El papel de América Central en el tráfico internacional de drogas sufrió una metamorfosis, pues a su tradicional condición de puente de paso ahora se agrega la de ser una gran bodega de cocaína.
Varios especialistas afirmaron que la región se ha convertido en un gran centro del almacenamiento y que el nuevo fenómeno es el resultado de la consolidación de redes de traficantes centroamericanos que ya no operan de forma aislada sino en conjunto.
"De los últimos 30 operativos contra narcotraficantes, los jefes en 17 casos eran guatemaltecos", reveló a IPS Rogelio Ramos, viceministro de la Presidencia y diseñador de las políticas antidrogas de Costa Rica.
Ramos sostuvo que América Central tuvo en los últimos dos años una mayor participación en el tráfico de drogas desde los países productores hacia los centros de consumo ubicados en Estados Unidos y Europa.
La tendencia se refleja en el notorio aumento de decomisos de cargamentos. En 1996, solo en Guatemala se incautaron 4.000 kilogramos de cocaína. Dos años después la cifra alcanzó más del doble, 9.216 kilogramos.
El problema se agudiza, pues, al almacenarse cada vez más cocaína en la región, los intermediarios reciben pagos en especie que deben colocar en el mercado regional.
"Es un impacto muy serio que está causando un aumento del consumo en el istmo", indicó Laura Chinchilla, ex ministra de Seguridad de Costa Rica (1996-1998) y actual asesora del proyecto regional de Justicia del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"El auge del trasiego comenzó en los años 80 y, sin embargo, comenzamos a tomar medidas hasta los años 90. O sea que perdimos diez años", destacó Chinchilla al realizar un análisis autocrítico.
En 1998 las autoridades costarricenses confiscaron un total de 8.500 kilogramos de cocaína, más del cuádruple de lo que se incautaron en 1996.
Por su parte, Ramos comentó que en la actualidad los narcotraficantes aprovechan que Estados Unidos no puede patrullar en los mares que corresponden a la soberanía de países centroamericanos para crear un corredor de lanchas rápidas repletas de cargamentos.
"De ahí que en el parlamento de Costa Rica tengamos en espera el plan de patrullaje conjunto", agregó el viceministro. Este proyecto de ley permitiría que Estados Unidos y fuerzas de seguridad nacionales puedan hacer operativos de patrullaje conjunto dentro de las 12 millas de mar patrimonial.
Pero distintas personalidades consideran que esta no es la solución del problema.
El escritor y filósofo Helio Gallardo opinó que los países del área enfocan la lucha antidrogas con énfasis en el sistema represivo policial y no, como correspondería, en su carácter de problema de salud social.
"El patrullaje conjunto es un plan que está condenado al fracaso", consideró Gallardo, para quien los países de la región deberían pensar en el largo plazo en legalizar el uso de drogas.
"El consumo de drogas no se puede evitar en las sociedades modernas. Lo que sí se puede evitar es que esté en manos de las mafias", arguyó Gallardo.
En todo caso, las autoridades de la región afirman que no se han quedado con los brazos cruzados y que están invirtiendo fuertes sumas de dinero en esta lucha.
Por ejemplo, solo en Costa Rica el presupuesto estatal destina destinan entre 2,8 y 3,5 millones de dólares para el combate contra el narcotráfico y el lavado de dinero, la prevención y la rehabilitación.
Pero los enormes decomisos parecen evidenciar que esos esfuerzos no alcanzan. Y muestra de ello es Panamá, el país de América Central con mayor volumen de decomisos en los últimos años.
Solo en esta nación, en 1994 se confiscaron 14.733 kilogramos de cocaína, mientras que en 1998 esa cantidad llegó a 33.961 kilogramos.
"Es muy importante que las políticas antidrogas que tomemos en el futuro tengan un impacto profundo en el interior de cada uno de nuestros países pero que a la vez sean solidarios y consecuentes con las políticas internacionales", destacó Chinchilla. (FIN/IPS/nms/mj/ip/99