YUGOSLAVIA: Se buscan culpables para crisis de refugiados

Sea quien fuere el culpable último de la crisis de Kosovo, observadores europeos y estadounidenses coinciden en que el bombardeo aéreo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia sólo agravó la suerte de la población albanesa en esa región.

Por su cercanía geográfica, Italia es receptor permanente de refugiados desde Albania, y teme ahora convertirse también en el destino de los albaneses de Yugoslavia.

La ministra italiana del Interior Rosa Russo Jervolino se encuentra actualmente en el norte de Albania, al frente de una misión que procura coordinar la recepción de refugiados en el lugar, para evitar una marea invasora en las costas nacionales.

En Macedonia, las autoridades cerraron este martes la frontera a los refugiados, tras la llegada de unos 20.000 en las últimas horas, temerosas -según fuentes italianas- de que los desplazados de Kosovo se sumen a su propia minoría albanesa, creando un polo de conflicto étnico interno.

El éxodo albanés de Kosovo es el más grande ocurrido en Europa desde que en 1995 fuerzas croatas expulsaron a unos 250.000 serbios del territorio de Krajina, hasta entonces habitada en 90 por ciento por serbios.

La solución occidental a la crisis de los refugiados la entregó este martes el primer ministro británico, Tony Blair, a lafirmar que "la respuesta a lo que está ocurriendo es intensificar los ataques. Eso es lo que vamos a hacer".

Esa "solución" no es compartida por el el papa Juan Pablo II y por una parte significativa -y creciente- del gobierno centroizquierdista italiano, que corre el riesgo de perder la confianza de la mayoría del Parlamento, o de mantenerla con los votos de la derecha.

En el resto de Europa, en particular Francia, también aumentan las dudas acerca de si los bombardeos están salvando a largo plazo a los albaneses de Kosovo o si están dando la oportunidad a Belgrado de repetir la experiencia croata de Krajina.

Los países europeos han manifestado esperanzas en la visita a Belgrado del primer ministro ruso, Yevgueni Primakov, quien se reunió este martes por varias horas con el presidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic.

El Papa, por su parte, convocó este martes a su despacho a los embajadores de los países de la alianza atlántica, Rusia y Yugoslavia para presionar por la suspensión de los ataques y el reinicio el diálogo.

Fuentes del Vaticano indicaron que la jerarquía católica está preocupada por una eventual nueva escisión del mundo cristiano entre católicos y ortodoxos tras un lento proceso de reencuentro que ha tomado décadas.

Una posición simailar adoptó el arzobispo de Canterbury, jefe de la iglesia anglicana.

La iglesia ortodoxa, dominante en Serbia, Grecia y Rusia, ha rechazado tajantemente los ataques contra Yugoslavia, en tanto que el Consejo Mundial de Iglesias, que agrupa a más de 300 iglesias, envió una solicitud al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, solicitando una tregua inmediata.

Se calculaba este martes en 80.000 los refugiados ocasionados por las operaciones desatadas por las fuerzas serbias en la provincia de Kosovo, tras el inicio de los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia.

Según el ministro británico de Relaciones Exteriores, Robin Cook, la mayor parte de ellos son entusiastas partidarios de los ataques de la OTAN, e incluso desean que se intensifiquen.

"El punto de vista de los albaneses es muy claro, muy fuerte: no se detengan ahora, deben continuar", dijo Cook a la televisión británica.

Pero resulta difícil advertir tal entusiasmo guerrero en los rostros perplejos de los refugiados, que caminan en hileras sin fin, con las manos vacías, hacia un destino incierto en Macedonia y Albania.

Al parecer sorprendidos por la determinación yugoslava y el creciente consenso que se registra tanto en Serbia como Montenegro (las dos repúblicas de la Federaciónn Yugoslava), los periodistas occidentales comenzaron a cambiar el tono de su cobertura.

El corresponsal del diario estadounidense Washington Post en Podjorica, capital de Montenegro, registra que allí el presidente Milosevic está encontrando apoyo entre quienes hasta hace sólo unos días eran enconados adversarios.

En Montenegro "como en Serbia, que ha absorbido el grueso de los ataques aéreos de la OTAN, los sentimientos están rápidamente convirtiéndose en simpatía hacia Milosevic", escribe el corresponsal.

Los diarios italianos comenzaron también a dar más cabida a las versiones yugoslavas, sobre todo después del derribo, el sábado, de un avión estadounidense F-117 (Stealth), un tipo de aparato considerado hasta entonces virtualmente imbatible.

Italia se encuentra dividida y preocupada por una guerra que se está ampliando a pocos kilómetros de sus costas, con un gobierno atrapado entre sus seguidores -en su mayor parte contrarios a los ataques- y sus compromisos con la OTAN.

Italia es la principal plataforma de los ataques contra Yugoslavia, mientras el gobierno del primer ministro Massimo d'Alema (ex comunista) hace equilibrios para evitar que sus fuerzas entren en combate.

De hacerlo, los ministros comunistas abandonarían el gobierno, que perdería así una importante base de apoyo.

Los militares italianos están autorizados a participar sólo en misiones de apoyo y protección a los aviones atacantes, y a disparar sólo en defensa propia.

Pero el Ministerio de Defensa informó este lunes que consideraba también la respuesta a los misiles yugoslavos podría ser considerada como una actitud de "defensa propia". (FIN/IPS/ak/dg/ip/99

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