Los planes de una alianza estratégica entre Rusia y India para detener la acción de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en Yugoslavia tienen poco valor en un mundo unipolar, sostienen analistas.
Tras contactos telefónicos entre el canciller ruso Igor Ivanov y su contraparte indio Jaswant Singh, un portavoz del gobierno de India anunció el viernes que ambos países "coordinarían posiciones sobre la cuestión (de la provincia separatista serbia de Kosovo) en las Naciones Unidas".
Sin embargo, funcionarios de la cancillería admitieron, tras solicitar reserva, que será difícil influir en las decisiones de la OTAN dado que Rusia no está dispuesta a ir más allá de la retórica.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) rechazó una moción de Rusia, copatrocinada por India, de condena a los ataques aéreos sobre Yugoslavia. La moción apenas obtuvo tres votos en el Consejo, de 15 miembros.
Pero el gobierno indio del partido derechista Bharatiya Janata está bajo presión de la oposición izquierdista para adoptar una posición más firme contra la acción de la OTAN.
El ex primer ministro indio Inder Kumar Gujral describió el conflicto de Kosovo como un asunto interno de Yugoslavia, del tipo que podría ocurrir en cualquier país. "Todas las naciones que tienen algún problema interno sienten temor", dijo.
Gujral, quien preside la Comisión Permanente de Asuntos Exteriores del parlamento indio, señaló que el país "no ejerció su función como miembro de la ONU cuando se produjo una clara agresión contra un país independiente y soberano".
El Consejo de Seguridad de la ONU podría volverse irrelevante, dado que se ignoró la oposición de dos de sus miembros permanentes, Rusia y China, a los ataques aéreos, advirtió Gujral.
Pero lo peor es que la OTAN parece más preocupada por la sensibilidad de Italia y Grecia que de Rusia y China, señaló Madhavan Palat, profesor de la Facultad de Estudios Históricos de la Universidad Jawaharlal Nehru.
El mundo está presenciando "la eliminación final de un antiguo bastión comunista por la OTAN", según Palat.
Gujral y Palat concordaron en que la alianza atlántica (y no la ONU) está demostrando que tiene poder para irrumpir en cualquier país si se lo propone.
El hecho es que varios grupos secesionistas reciben el apoyo de potencias occidentales y tienen sede en ciudades como Ginebra, Nueva York y Londres, observó Palat.
En su opinión, la OTAN seguramente estimulará a Montenegro a separarse de Serbia (ambos conforman actualmente la Federación Yugoslava) y demonizará al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic de la misma manera que lo hizo con el iraquí Saddam Hussein desde la guerra del Golfo.
Ambos conflictos dejan a India una lección, en el sentido de que deberá renunciar a la idea de cualquier "alianza estratégica con Rusia", opinó Palat.
"Tras el colapso de la Unión Soviética, el Movimiento de Países No Alineados ya no tuvo sentido. Es hora de que India y otros países en desarrollo piensen en un arreglo totalmente diferente, pero que admita a Estados Unidos en la cúspide de la pirámide", exhortó.
Palat sostuvo que es casi imposible desafiar a Estados Unidos debido a su capacidad de influir en la opinión pública a través de los medios masivos de comunicación, pese a su evidente desconsideración hacia el derecho internacional.
"Rusia es una buena amiga, pero es mejor que la amistad se limite al área del comercio y la tecnología y no se extienda a una sociedad estratégica", opinó.
La verdadera lección que deja la crisis de Yugoslavia a India, señaló Palat, es que debe abandonar sus ilusiones de convertirse en un actor importante en el campo de las relaciones internacionales y abocarse a solucionar sus olvidados problemas internos, como el analfabetismo y la pobreza. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/mlm/ip/99