PERU: Prevención mantiene a raya al cólera

Este verano el Ministerio de Salud de Perú registró solamente unos 2.000 casos de cólera, una enfermedad que se ha vuelto endémica desde su aparición en 1991 y que tuvo un preocupante rebrote el año pasado.

El cólera era desconocido en el país hasta que se manifestaron los primeros casos en el Puerto de Chimbote, en la costa norte. Aparentemente la enfermedad fue traída por uno de los tripulantes de un barco asiático, y se extendió luego hacia los países vecinos, llegando a afectar a casi toda América Latina.

Entre 1991 y 1992 se registraron en Perú más de 561.000 casos de cólera, que causaron unas 5.000 muertes.

Las medidas adoptadas para combatir la epidemia y la colaboración de la población contribuyeron a que la situación quedara relativamente bajo control, pero los fenómenos climáticos de 1998 causaron un agudo rebrote.

Se registraron 322.562 casos de cólera en Perú en 1991, 239.139 en 1992, 52.594 en 1993, 23.887 en 1994, 25.108 en 1995, 4.500 en 1996 y 3.274 en 1997. Pero en 1998, como consecuencia del llamado fenómeno de El Niño, hubo 41.153 casos que causaron 386 muertes.

El rebrote de 1998 fue explicado como consecuencia de las elevadas temperaturas y el colapso de los servicios de agua potable y saneamiento que provocó el Niño en algunas ciudades de la costa peruana.

Se temía una fuerte incidencia de la enfermedad este verano, pero las autoridades calculan, teniendo en cuenta el registro de los dos primeros meses del año, que el total de casos en 1999 será inferior a los 20.000 previstos.

A fines de enero, en coordinación con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las autoridades peruanas hicieron un estudio de muestras de agua recogidas en los ambientes sospechosos de albergar al vibrión colérico, microorganismo causante de la enfermedad.

Las muestras fueron tomadas en el lago Titicaca, situado en la frontera suroriental con Bolivia, a más de cuatro mil metros de altitud sobre el nivel del mar, y en las riberas del río Amazonas próximas a la ciudad nororiental de Iquitos.

También se analizaron las aguas del Rímac, río que atraviesa Lima para desembocar en el Pacífico, en la región central del país, y las riberas próximas a centros poblados de los ríos de la costa norte sobre el mismo océano, zona que fuera el foco principal de la enfermedad.

En las aguas donde se recogieron muestras existen condiciones favorables para la supervivencia del vibrión durante los períodos que median entre las manifestaciones de la epidemia.

"En Perú, Ecuador y algunos países centroamericanos ha surgido una variante estacional del cólera, por lo cual es conveniente trabajar sobre los reservorios acuáticos que favorecen la proliferación del microorganismo patógeno", comentó René Borroto, médico cubano de la OPS.

Borroto reveló que en las aguas tibias del Amazonas y de los ríos de la costa norte el vibrión fue encontrado con mayor frecuencia y en mayor concentración que en el Titicaca, cuyas aguas tienen una temperatura promedio de 12 grados.

"La mortalidad causada por el cólera en Perú en los años de mayor incidencia fue muy baja en comparación con la de otras partes del mundo, que ha llegado a una muerte cada cinco casos", comentó a su vez el médico peruano Eduardo Maraví.

Esa reducida mortalidad se atribuye a la baja agresividad de la variedad del vibrión colérico que ingresó a Perú, y también a la eficaz aplicación de criterios preventivos por parte de las madres de familia de las zonas más pobres, donde existen mayores riesgos de contraer la enfermedad.

"Las madres fueron entrenadas en el tratamiento de las diarreas estivales, que siguen siendo frecuentes en los barrios con carencias de agua potable y saneamiento, y aplicaron las recomendaciones de las autoridades sanitarias ante las fulminantes diarreas que provoca el cólera", añadió Maraví.

El cólera no ha sido erradicado totalmente, sino que se convirtió en una enfermedad endémica, instalada definitivamente en Perú en focos que, si bien son relativamente controlables, mantienen latente el riesgo de rebrotes explosivos.

Alexander Tarev, coordinador del Ministerio de Salud, señaló que 80 por ciento de su personal asistencial "está involucrado en la prevención del cólera y otras enfermedades diarreicas agudas, con atención prioritaria del sector infantil".

"Una de las actividades de la campaña 'Verano 99' fue la reactivación de los comités técnicos y multisectoriales que trabajan con las organizaciones populares de base" agregó. (FIN/IPS/al/mp/he/99

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