La diplomacia brasileña tuvo papel activo en la búsqueda de una salida pacífica para la crisis institucional de Paraguay, resuelta en principio con la renuncia del presidente Raúl Cubas y el exilio en Argentina del mentor de éste, el general retirado Lino Oviedo.
El presidente Fernando Henrique Cardoso sostuvo un diálogo telefónico con Cubas en la tarde del domingo, pocas horas antes que éste anunciara su dimisión, informaron fuentes de la cancillería brasileña.
La renuncia de Cubas fue una de las alternativas discutidas en esa conversación para evitar un agravamiento de la crisis, que ya había causado sangrientos disturbios y el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña.
Brasil y Paraguay son socios en el Mercado Común del Sur, también integrado por Argentina y Uruguay, que desde 1996 cuenta con una cláusula democrática que sanciona con la expulsión la ruptura del orden constitucional en cualquiera de sus estados miembros.
La embajada paraguaya en Brasilia aseguró que no hubo presiones ni actitudes de Brasil que pudieran interpretarse como injerencia en los asuntos internos de Paraguay.
El embajador brasileño en Asunción, Bernardo Pericás, también intentó colaborar en la solución de la tensa situación vivida en Paraguay desde el martes, cuando fue muerto Argaña, hasta el domingo de noche.
Pericás promovió varias reuniones entre las fuerzas políticas en pugna, para que el diálogo evitara un baño de sangre. El gobierno brasileño recibió con alivio la superación de la crisis, que se logró cuando el presidente del Senado, Luis González Macchi, reemplazó a Cubas.
Cardoso envió este lunes al nuevo presidente paraguayo un mensaje de "calurosos votos de éxito" en la tarea de reconciliar el país y promover el retorno a la normalidad. El mandatario brasileño ofreció "apoyo y colaboración de Brasil" a Paraguay.
También alabó la "maturidad política demostrada por la nación hemana", afirmando estar seguro de que habrá "concordia y consolidación democrática" en Paraguay.
Por su parte, la cancillería emitió un comunicado para señalar señalando que "el gobierno brasileño hace un llamado a todos los grupos políticos y a las Fuerzas Armadas del Paraguay para que se mantengan en actitud de respeto a la ley y de confianza en la justicia".
Durante la crisis, profundizada con el asesinato de Argaña, Cardoso recordó varias veces, con énfasis, que sin democracia, es decir, el respeto al orden constitucional, Paraguay sería excluido automáticamente del Mercosur.
La cláusula democrática del Mercosur operó así, por segunda vez, como una forma de presión, sin que se pueda acusar a Brasil o a los otros socios de Paraguay de injerencia en los asuntos paraguayos.
El fuerte interés brasileño en la preservación de la democracia en el país vecino no se explica sólo por razones de principio, ni por la necesaria defensa de la imagen del Mercosur, un bloque cuya creación y desarrollo aumentó el peso internacional de este país.
Hay también otros factores de peso. Brasil comparte con Paraguay la gigantesca central hidroeléctrica de Itaipú, ubicada en el río Paraná, en la frontera entre los dos países.
Itaipú proporciona un quinto de la energía eléctrica consumida en Brasil. Su importancia para la economía y la vida urbana del país quedó de manifiesto en el gran apagón que afectó casi la mitad de Brasil en la noche del 11 de este mes, cuando un accidente paralizó las turbinas de la central.
Además, cerca de 400.000 brasileños, la mayoría campesinos que buscan tierras de cultivo. Son los llamados "brasiguayos", que representan una permanente preocupación para el gobierno de Cardoso, tanto por su seguridad como por un eventual regreso masivo, que agrandaría los problemas sociales de Brasil.
La agricultura paraguaya está muy integrada a la economía brasilea, que absorbe gran parte de su producción de algodón. La mayor parte de la soja producida en Paraguay se exporta por las carreteras y puertos de Brasil, cuya industria también la procesa.
Esa integración entre los dos países es anterior al Mercosur, creado en 1991 en Asuncin.
Esos factores han sido determinantes de la decisión de Brasil de contribuir al desarrollo de Paraguay, para acelerar la superación de sus problemas, que van desde la inestabilidad política hasta el contrabando y la falsificación de productos para venderlos en el mercado brasileño. (FIN/IPS/mo/ff/ip/99