JAPON: Nuevas leyes permiten intervención militar en la región

El parlamento de Japón se dispone a aprobar nuevas directrices militares, que permitirán a las Fuerzas de Autodefensa del país desempeñar un papel más activo en Asia.

El debate implica una revisión del Tratado de Seguridad Japón- Estados Unidos, la piedra angular de la seguridad de Asia oriental, a partir de una serie de proyectos de ley propuestos por Washington y aceptados por el gobierno japonés en septiembre de 1997.

Las modificaciones permitirían que las Fuerzas de Autodefensa apoyen a las tropas estadounidenses si existe la amenaza de un conflicto "en aguas alrededor de Japón y sus vecinos".

"Si se logra la aprobación del parlamento, Japón podrá desplegar soldados en Asia, dentro de las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas, y brindar apoyo logístico a las tropas estadounidenses, incluyendo operaciones de búsqueda y rescate en la región", dijo el especialista en defensa Naoki Usui.

La posibilidad de que Japón se transforme en una nueva fuerza activa en la seguridad asiática, al amparo de Estados Unidos, molestó a sus vecinos, y especialmente a China.

Las relaciones con Beijing han caído a su punto más bajo, ya que China considera que las nuevas directrices implican el riesgo de una "interferencia" en su territorio nacional.

Las objeciones de China radican en su percepción de que las tropas japonesas podrían ingresar en el Estrecho de Taiwán para intervenir en cualquier conflicto que se produzca en esa área.

Los analistas opinan que el parlamento japonés aprobará la nueva legislación, pese al temor que genera en la mayoría de los países de la región y a la ira directamente expresada por algunos de elllos.

La adopción de las nuevas directrices se vio facilitada cuando el primer ministro, Keizo Obuchi, estableció una coalición de gobierno con el Partido Liberal, que promueve un mayor desarrollo de la fuerza militar japonesa.

La cuestión central en el actual debate es definir qué significa exactamente la posibilidad de intervenir en conflictos "alrededor de Japón".

China y otros países temen que esa frase pueda ser invocada para justificar la participación de Japón en una intervención estadounidense en la región.

El gobierno japonés, consciente de que el problema de su involucramiento en actividades militares es delicado, por el antecedente de la Segunda Guerra Mundial, prefiere dejar la redacción en sus vagos términos actuales.

Tokio dijo que la frase no tenía un significado estrictamente geográfico, pero esta explicación sólo aumentó la preocupación de los pacifistas en Japón y no hizo nada por reducir las sospechas en el resto de Asia.

Presionado por la oposición para que definiera las áreas a las que se refieren las nuevas directrices, Obuchi dijo el mes pasado que es "imposible" que las Fuerzas de Autodefensa participen en operaciones internacionales ligadas a conflictos militares "en Medio Oriente, el Océano Indico o del otro lado del globo".

Sin embargo, durante las discusiones en el parlamento los representantes del gobierno evitaron hacer referencia a Medio Oriente y otras áreas específicas.

Obuchi está en dificultades porque la oposición pide que el gobierno incluya en las nuevas directrices una exigencia de aprobación parlamentaria previa para cualquier despliegue de soldados japoneses en áreas de conflicto fuera del país.

La oposición también critica un proyecto que permitiría a las Fuerzas de Autodefensa inspeccionar barcos extranjeros para controlar el cumplimiento de sanciones económicas ordenadas por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Según los analistas, la población parece apoyar la idea de que las Fuerzas de Autodefensa desempeñen un papel más activo, que podría ser el comienzo de un gran cambio en la estrategia de defensa de Japón.

Los expertos señalan que la prueba de misiles de Corea del Norte sobre espacio aéreo japonés, en agosto de 1998, alteró la anterior complacencia de los ciudadanos respecto del pacto de seguridad entre Japón y Estados Unidos.

El Ministerio de Defensa, en medio de una ola de apoyo público basado en lo que muchos consideraron la amenaza "real" de un ataque de Corea del Norte, lanzó un debate sobre legislación de emergencia, alegando que confiar en el tratado con Estados Unidos no era suficiente para proteger al país.

Las hipótesis de conflicto consideradas por el Ministerio de Defensa incluyen la posibilidad de ataques guerrilleros a las plantas nucleares japonesas, y la de que el país sea objeto de un ataque con misiles.

La propuesta implica dotar de importante armamento a las Fuerzas de Autodefensa, de 300.000 miembros, que de todos modos no sería considerada una "fuerza militar", ya que la Constitución japonesa de posguerra prohíbe al país formar un ejército.

Japón tampoco dispone de portaaviones, bombarderos o misiles de largo alcance.

La Constitución fue escrita en 1945 por fuerzas de ocupación estadounidenses y desmanteló el ejército imperial, que invadió China y colonizó Corea a comienzos de los años treinta, y atacó la base de Estados Unidos en Pearl Harbor en 1941, dando lugar a la entrada de ese país en la Segunda Guerra Mundial.

"El público japonés comenzó a considerar la Constitución de paz como el ejemplo de bondad, y a despreciar el poder militar como ejemplo del mal. Ahí es donde radica la tragedia de Japón", dijo un alto funcionario del Ministerio de Defensa a los periodistas.

Pero los pacifistas afirman que la tragedia radica en la deliberada vaguedad del gobierno, que interpreta los cometidos de las Fuerzas de Autodefensa de varias maneras, a pesar de lo que establece la Constitución, y erosiona la sólida base social que había aceptado un papel menor para esas fuerzas.

El profesor Tetsuo Maeda, de la Universidad Internacional de Tokio, opinó que debe hacerse pública una definición más clara sobre las Fuerzas de Autodefensa, para que el público decida cuáles deberían ser las políticas en la materia.

Maeda dijo que el gobierno, en un intento de cerrar la brecha entre los ideales de la Constitución y la creciente presión para que se incremente el poder de las Fuerzas de Autodefensa, no se atrevió a plantear una revisión drástica, y "prefirió interpretar la Constitución como le conviene".

"Si se recurre a esas tácticas para justificar el rearme, los japoneses no podrán decidir por sí mismos qué futuro desean para su país", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/sk/at/mp/ip/99

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