La inversión extranjera en Cuba podría acercarse a los 4.000 millones de dólares, diez años después que el gobierno de Fidel Castro asumiera una cautelosa estrategia de apertura económica hacia el exterior.
El monto de capital foráneo reconocido por las autoridades en los últimos años saltó de 2.000 a cerca de 4.000 millones de dólares, sin contar las inversiones en el níquel, que podrían estimarse en más de 500 millones.
La cifra fue evaluada como "pequeña" por el semanario financiero, comercial y turístico Opciones, que en su edición de esta semana anunció un crecimiento numérico de los negocios mixtos en la isla a partir de consideraciones "cualitativas".
Sin embargo, la publicación no precisó si se está hablando de dinero ya invertido o, como estiman expertos consultados por IPS, el capital comprometido por los inversionistas a la hora de firmar sus acuerdos con la contraparte estatal cubana.
El vicepresidente Carlos Lage, principal estratega de la política económica, reveló durante una reunión resumida este lunes por la prensa que suman 345 las asociaciones establecidas entre empresas cubanas y extranjeras.
La posibilidad de crear empresas mixtas con capital foráneo fue aceptada desde mediados de los años 80 por las autoridades, pero no fue hasta inicios de esta década que se empezaron a impulsar.
La inversión extranjera fue vista como "un mal necesario e imprescindible" ante la crisis económica que afectó todos los sectores de la economía y produjo una caída del producto interno bruto de 34,8 por ciento entre 1990 y 1993.
Pero, según Lage, la situación financiera ha cambiado y, aunque en el país existen aún problemas de liquidez, el sistema bancario nacional podría comenzar a financiar determinados proyectos.
Marta Veloz, analista de Opciones, afirmó que bajo la presión de la crisis se crearon "asociaciones mixtas cuya solución hubiera sido la producción cooperada u otra modalidad más sencilla".
Ahora el Estado podría estar en condiciones de asumir proyectos y dejar la creación de empresas mixtas con capital foráneo sólo para aquellos casos en que esté "verdaderamente justificado", afirmó Lage.
El gobernante Partido Comunista ratificó durante su quinto congreso, en octubre de 1997, la política de mantener el papel preponderante de la propiedad estatal como una vía imprescindible para garantizar los intereses nacionales.
La Ley para la Inversión Extranjera de 1995 aprobó la posibilidad de crear de forma excepcional empresas mixtas donde el capital extranjero sea superior al 50 por ciento, pero como norma la inversión estatal suele ser la mayoritaria.
Cuba anunció en febrero el primer negocio 100 por ciento extranjero, alcanzado con la compañía panameña Genpower Cuba S.A. para la inversión de 15 millones de dólares en la construcción de una central eléctrica.
El acuerdo prevé que una vez recuperada la inversión, en unos cuatro o cinco años, Genpower entregará la propiedad de la planta a la estatal Unión Eléctrica cubana y compartirá con ésta la explotación de la generadora.
Con una gran concentración inicial en la industria turística, la inversión extranjera vivió un proceso de diversificación en 1998 al ampliarse hacia los sectores agrario, energético y financiero.
Fuentes oficiales anunciaron la apertura al capital extranjero de la industria de derivados de la caña de azúcar, pero hasta el momento se mantiene la negativa a cualquier participación foránea en la reanimación de la producción azucarera.
El azúcar, desplazado por el turismo como primera fuente de ingreso de la economía cubana, es considerado aún por el gobierno como un sector extratégico sobre el cual el Estado debe mantener todo el control.
El Ministerio de la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica auguró para este año el inicio de un boom de inversiones en el turismo y el incremento de la atracción hacia el sector de bienes raíces.
El atractivo del sector turístico no debe estar dado por la reducción de las imposiciones como ha sucedido en otros países del hemisferio, sino por el interés del producto turístico cubano, advirtió Lage a funcionarios de ese ministerio.
El vicepresidente admitió que el proceso para alcanzar un acuerdo con empresas extranjeras es "más lento" en Cuba que en otros países puesto que las negociaciones se realizan con el Estado y no con propietarios privados.
Lage insistió en que una vez fundada la empresa mixta se impone "un chequeo periódico" de la misma por las entidades estatales para impedir cualquier desvío hacia actividades ilícitas o que no correspondan con sus fines originales.
El presidente Fidel Castro reveló a inicios de este año la participación de dos empresarios españoles con negocios en la isla en una operación de narcotráfico entre Colombia, Europa y Estados Unidos.
La inversión extranjera está repartida en más de 30 sectores de la economía cubana y la isla ha firmado acuerdos de promoción y protección recíproca de inversiones con 36 países, según datos del Ministerio de Inversión Extranjera y Colaboración Económica.
Ibrahim Ferradaz, titular de esa cartera, reveló que convenios similares destinados a estimular el flujo de capital están en curso con Canadá, México, Holanda, Guyana, Hungría, Trinidad Tobago, Mongolia, Eslovenia e India.
La Habana mantiene entre sus prioridades alcanzar acuerdos de este tipo con Japón, Australia, Panamá, Países Bajos, Guatemala y Polonia, afirmó Ferradaz durante una reunión de análisis de la actividad de ese ministerio.
Se estima que uno de cada diez tratados de protección de inversiones vigente en América Latina y el Caribe está firmado por Cuba, el mayor número de ellos después de la aprobación en Estados Unidos de la Ley Helms-Burton, que refuerza el bloqueo de Washington contra la isla.
El gobierno de Castro ve el aumento del capital extranjero en la isla como un desafío a la política de sanciones económicas dictada por Estados Unidos, aunque reconoce que la ley Helms- Burton logró frenar el ritmo de la inversión foránea. (FIN/IPS/da/dg/if/99