COMUNIDAD ANDINA: Ser mercado común en el 2005, la nueva meta

Los presidentes de la Comunidad Andina formalizarán en mayo la determinación de constituirse en un mercado común en el año 2005, lo que se transformará en la nueva gran meta estratégica del bloque, al llegar a su 30 aniversario.

Los cancilleres y ministros de Comercio Exterior de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela establecieron en sendas reuniones en Bogotá, el 26 de febrero, y Caracas, el día 4, que llegó el momento de ponerle fecha a la meta del mercado común.

"Los gobiernos decidieron tomar el toro por las astas", comentó a IPS el peruano José García Belaunde, secretario de la Comisión Andina de ministros de Comercio e Integración, al concluir su reunión del día 4 en la capital venezolana.

El dirigente empresarial venezolano Jorge Carmona, muy vinculado al proceso de integración andina, dijo a IPS que la meta es factible pero "muy ambiciosa" y requeriría una ferrea voluntad política y un plan de trabajo muy exigente.

El mercado común supone el libre transito de capitales, personas, mano de obra y servicios, además del ya liberalizado intercambio de mercancias, recordó Carmona.

Para convertirse en un mercado común el bloque de 110 millones de personas, un producto interno bruto de 248.000 millones de dólares y un intercambio cercano a los 6.000 millones de dólares, deberá, entre otras cosas, perfeccionar la unidad aduanera, que es la etapa previa y funciona parcialmente desde 1995.

En la undécima reunión del Consejo Presidencial Andino, que se realizará el 25 y el 26 de mayo en la ciudad colombiana de Cartagena, los mandatarios del bloque establecerán una política exterior común, como un primer paso hacia el mercado común.

El 26 de mayo se cumplirán tres décadas de que, en esa histórica ciudad, se rubricó el Acuerdo de Cartagena, que dio vida al Pacto Andino, transformado en 1997 en una Comunidad Andina de Naciones, que renovó e integró sus instituciones.

El ministro venezolano de Industria y Comercio, Gustavo Márquez, dijo que los cinco titulares del sector se encontrarán otras tres veces, antes de la cumbre, para terminar de perfilar la agenda de los 30 años, con el mercado común en la mira.

El secretario general de la Comunidad Andina, Sebastián Alegrett, admitió que en la cumbre presidencial anterior, realizada en abril de 1998 en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, ya se fijaron las directrices para construir el mercado común.

Pero la gran diferencia es que ahora esos objetivos tendrían un cronograma y se instruirá a los ministros de Relaciones Exteriores, Finanzas, Agricultura y Comercio, además de las autoridades migratorias, sobre programas de armonización de sus sectores, para ir avanzando hacia ese mercado común.

La Comunidad Andina salió de un virtual letargo en 1989, cuando se plegó a un esquema neoliberal de integración y avanzó en tres años lo que no había progresado en dos décadas, para enlentecer después su paso, por dificultades internas en sus países y por una menor voluntad de los nuevos gobiernos.

En la reunión de cancilleres andinos del 26 de febrero, se acordaron las bases de la política exterior común, que serán refrendadas por los presidentes, dentro de un plan para dinamizar nuevamente la marcha y promover que los asuntos comerciales no dominen la agenda y los objetivos.

Alegrett explicó que esas bases contienen la identificación de los principios, objetivos y criterios que guiarán esa política exterior andina, así como los mecanismos para formularla y las modalidades mediante las cuales se llevará a cabo.

Los cinco cancilleres decidieron, además, "establecer mecanismos de concertación política más permanentes" con los cuatro países del Mercado Común del Sur (Mercosur), el mayor bloque latinoamericano, con el que los andinos intentan pactar este mismo año una escurridiza zona de libre comercio.

En el campo económico los países andinos ya actúan con una sola voz en las negociaciones para establecer un Area de Libre Comercio de las Américas, en la Organización Mundial de Comercio y ante la Unión Europea, mientras tienen un diálogo conjunto formalizado con Estados Unidos y Canadá.

El empresario Carmona recordó que el acatamiento uniforme de los cinco países del arancel externo común (AEC) andino, es un elemento básico para ponerle piso a la meta del mercado común.

El AEC andino funciona en la práctica en tres países, porque Bolivia, por su menor desarrollo relativo, tiene permiso para mantener su arancel de dos niveles, más bajo que el AEC, y Perú estuvo a punto de separarse de la Comunidad, hasta que se pactó que sostuviese temporalmente su arancel plano, de un sólo nivel.

El AEC que rige para Colombia, Ecuador y Venezuela desde 1995 es de cuatro escalas (cinco, 10, 15 y 20), según el nivel de procesamiento de las importaciones extraandinas.

Pero en la reunión ministerial del día 4 se comenzó a analizar el limitar el AEC a dos tramos, el más elevado de 15 por ciento, en un esquema al que convergerían Bolivia y Perú.

Los empresarios andinos aceptan una revisión de ese tipo, pero también alzaron sus voces para advertir su frontal oposición a un arancel plano, "porque haría inviables a nuestras industrias y al desarrollo manufacturero", según resumió Carmona.

Otro punto que debería acometerse rápidamente sería el de eliminar la doble tributación que aún se mantiene en el marco andino, junto con la homogeneización de los impuestos internos al consumo y, en general, un esfuerzo para que todas las variables económicas sean armónicas dentro del bloque.

La ventaja de la Comunidad Andina y lo que facilitará su avance a metas mucho más ambiciosas "es que cuenta con una institucionalidad muy desarrollada, a diferencia del Mercosur", comentó a IPS el canciller venezolano José Vicente Rangel.

Además de la Secretaría General, con sede en Lima, y los mecanismos permanentes de decisión y consulta en el ámbito de los presidentes, cancilleres, los ministros de Comercio y los ministros de Finanzas, funciona un Tribunal Andino, cuyas medidas son acatadas por todos los países, y un Parlamento Andino.

El bloque cuenta también con una brazo financiero, la Corporación Andina de Fomento, que canaliza 2.500 millones de dólares anuales de créditos blandos hacia los socios, y un Fondo de Reservas, que ayuda a aliviar desbalances de pagos.

"Pero esa institucionalidad no sustituye a la voluntad política, sólo con una determinada decisión de los gobiernos y un trabajo muy exigente se podrá alcanzar el desafío de que la Comunidad sea un mercado común en cinco años más", concluyó Carmona. (Fin/IPS/eg/if la/99

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