Noelí Pocaterra, vicepresidenta del Consejo Mundial de Pueblos Indígenas, demandó en esta capital "justicia y castigo" para el asesinato de los tres actividas estadounidenses, el viernes en la frontera colombo-venezolana.
Pocaterra, perteneciente al pueblo wayúu, el más numeroso de Venezuela y extendido al otro lado de la frontera con Colombia, dijo que los homicidas "se van a enloquecer cuando sepan el valor que representaban sus víctimas".
Los tres misioneros habían sido secuestrados el 25 de febrero, cuando realizaban tareas de apoyo al pueblo u'wa, y fueron muertos y sus cuerpos abandonados en suelo venezolano, a 30 metros del divisorio río Arauca.
Pocaterra dijo que "los pueblos indígenas estamos consternados y lloramos la pérdida de estas tres vidas que eran inspiradoras de vida para todos".
El grupo de activistas estaba compuesto por dos mujeres y un hombre. Las dos mujeres eran indígenas y una de ellas, Ingrid Washinawatok, de 41 años, pertenecía al pueblo sioux y "era una gran luchadora de la reinvindicación étnica y coordinaba la Red de Mujeres Indígenas de Estados Unidos", explicó Pocaterra.
Washinawatok, con la que Pocaterra mantenía una larga amistad, y Laheenae Gay, de 39 años y originaria de Hawaii, llegaron al departamento colombiano del Arauca, en el territorio u'wa, en noviembre, ante el pedido del activista Terence Freitas, de 24 años, y quien ya había trabajado en la zona anteriormente.
El secuestro fue reivindicado por las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), e igual hicieron las autoridades de Estados Unidos y Colombia con el triple crimen, si bien la dirección de ese grupo negó su responsabilidad en el asesinato y anunció una investigación interna al respecto.
Los asesinatos de los tres activistas se constituyeron en el más duro golpe contra el proceso de paz abierto por el presidente colombiano, Andrés Pastrana, desde que llegó al poder en agosto.
Otros sectores y miembros de los grupos a los que pertenecían los activistas señalaron a los paramilitares colombianos como responsables y han han indicado que detrás del crimen se encontraría la transnacional estadoundiense Occidental Petroleum, instalada en tierras de los u'was y en conflicto con éstos.
José Pollo, indígena venezolano y asesor jurídico del Consejo Mundial, se sumó a esa hipótesis de que los asesinos serían paramilitares que actuaron por encargo de la Occidental, cuya actividad en su territorio es enfrentada por los u'was, que en 1996 amenazaron con un suicidio colectivo por su presencia.
En Colombia, los u'was han responsabilizado a las FARC, al igual que el ejército, que este martes presentó supuestas pruebas de que el grupo que retenía a los tres activistas decidió su eliminación al enfermarse Washinawhatok y no querer internarla en un hospital al que la llevaron para darle atención de emergencia.
Pocaterra explicó que los tres misioneros colaboraban con los u'wa en el establecimiento de un plan para la preservación cultural, mediante un programa educativo. "No estaban allí por ninguna razón política", dijo la dirigenta.
"Esas muertes son absurdas e inútiles y como venezolana e india wayúu, ante el hecho de que los asesinatos ocurrieron en nuestro país, pido perdón a todas las comunidades indígenas del mundo", explicó Pocaterra.
La líder indígena hizo estos comentarios al visitar la funeraria de Caracas donde los cadáveres fueron embalsamados y preparados para su traslado desde este miércoles a los diferentes puntos de Estados Unidos, donde serán enterrados. (Fin/IPS/eg/99