La nueva baja de las tasas de interés resuelta por el Banco Central de Chile fue interpretada hoy como una señal de confianza en la reactivación de la economía, tras la alarma creada por síntomas recesivos en los últimos meses.
El directorio del instituto emisor acordó este martes la disminución de la tasa referencial para sus pagarés a 90 días de 7,25 a siete por ciento, en lo que representa la sexta baja de intereses desde octubre de 1998.
La medida era inminente y el porcentaje de descuento ya había sido asimilado por el mercado financiero, no obstante lo cual los expertos valoraron el "impacto sicológico" de la rebaja, que algunos directivos empresariales calificaron de "moderada".
El Banco Central inició en el último trimestre de 1997 un plan de ajuste para contrarrestar el impacto de la entonces llamada crisis asiática, que elevó la tasa referencial de interés a un máximo de 14 por ciento el 16 de septiembre de 1998.
Con la última rebaja, la llamada tasa de instancia retorna al siete por ciento que ostentaba hasta el 3 de febrero del año anterior, fecha que marcó el inicio de la virtual escalada de los intereses en la política monetaria.
Hace dos semanas, el presidente del Banco Central, Carlos Massad, admitió que la economía chilena atravesaba por una fase de "ajuste recesivo", marcada por sucesivas caídas en el producto e incrementos de la desocupación.
El indicador mensual del producto interno bruto (PIB), tuvo caídas de 3,1 por ciento en octubre de 1998, de 1,2 en noviembre y de 4,1 por ciento en diciembre, según las últimas estadísticas oficiales disponibles.
Para enero se prevé también una caída del PIB mensual entre tres y cuatro por ciento, en tanto la desocupación, de 7,2 por ciento en diciembre, aumentó a 7,5 por ciento en el primer mes del año, según controvertidos cálculos gubernamentales.
El ministro de Hacienda y jefe del equipo económico del presidente Eduardo Frei, Eduardo Aninat, sostuvo sin embargo este martes que no hay recesión económica a la luz de las "cifras objetivas" sobre la marcha de la economía.
En declaraciones vertidas antes de que el Banco Central anunciara la baja de tasas, Aninat afirmó que el concepto de recesión es aplicable sólo cuando se completan seis meses simultáneos de decrecimiento del PIB.
Walter Riesco, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, que reúne a los mayores gremios empresariales, insistió en que el país pasa por un estado de decadencia económica y acusó a Aninat de no enfrentar esa realidad.
Más allá de esta polémica, lo cierto es que los expertos rescatan evidencias de que el ajuste ya alcanzó sus metas, independientemente de que las señales recesivas puedan caracterizar el desempeño de todo el primer semestre.
Uno de los aspectos que en las últimas semanas tendió a escaparse del control del Banco Central fue la política cambiaria, con una estampida del dólar que llevó su precio en el mercado libre por sobre la barrera histórica de los 500 pesos.
La demanda de dólares aumentó bruscamente luego de que fracasara una gran operación bursátil con que Endesa-España aspiraba a controlar el consorcio eléctrico Enersis, que habría significado el ingreso de unos 140 millones de dólares.
Massad advirtió que las tasas de interés se mantendrían en tanto no hubiera muestras claras de normalización del mercado cambiario, lo cual se produjo en los últimos días con nuevos anuncios de compras de acciones eléctricas por inversionistas extranjeros.
El dólar, que hace una semana llegó a venderse a 505 pesos en el mercado informal, se cotizó el martes en torno a los 495 pesos, en lo que fue el preámbulo de la baja de tasas acordada por el instituto emisor.
Senadores de la coalición oficialista de centroizquierda y de la oposición derechista se sumaron igualmente a las demandas de revisión de los intereses como paso clave para evitar una franca tendencia recesiva.
Entre los indicativos económicos que avalaron la medida estuvo la reversión, por primera vez en un año, del déficit comercial, con un superávit de 230 millones acumulado desde el 1 de enero al 15 de febrero.
La persistente baja del índice de precios al consumidor, que acumuló entre enero y febrero una deflación de 0,3 por ciento, fue otro de los antecedentes que operó a favor de este moderado relajamiento de la tasa de interés.
Los empresarios de la banca y las finanzas consideraron adecuada la baja de un cuarto de punto en la tasa, ya que es adecuada "al entorno externo, que sigue siendo conplejo", según el dirigente Hernán Somerville.
Otros sectores, como el agrícola, el comercio y la construcción, sostuvieron en cambio que la nueva tasa de siete por ciento sigue siendo alta y que existen condiciones para nuevas bajas que la lleven paulatinamente a seis por ciento.
Las más interesados en una menor tasa son las empresas de la construcción, sector en que el desempleo es del orden de 30 por ciento como consecuencia de la menor demanda de viviendas, originada por el encarecimiento de los préstamos hipotecarios. (FIN/IPS/ggr/dg/if/99