Los movimientos femeninos obtuvieron grandes conquistas en Asia Meridional, con excepción de Sri Lanka, dijo Sunila Abeysekera, ganadora en 1998 de un premio de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Al menos un millón de mujeres, del total de 18 millones de habitantes de Sri Lanka, son jefas de familia porque sus maridos combaten en la guerra civil o son viudas de guerra, señaló Abeysekera, la principal activista feminista de la región, nacida en ese país.
En 16 años de guerra en Sir Lanka han muerto más de 100.000 personas, en su mayoría hombres, por lo que gran parte de esos hogares dependen de las mujeres.
"Debido a la sociedad patriarcal, las mujeres no son aceptadas como jefas de hogar, y a menudo la falta de aceptación proviene de funcionarios estatales", explicó Abeysekera, de 46 años, que dirige un centro de documentación de derechos humanos en Sri Lanka llamado INFORM.
Abeysekera recibió el año pasado el premio de derechos humanos que entrega quinquenalmente la ONU.
La activista pasó a integrar desde entonces una lista de honor que incluye al premio Nobel de la Paz Martin Luther King, a Baba Amte, de India, y al presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.
Los movimientos de mujeres de Asia Meridional están en pleno crecimiento. En India obtuvieron varias reformas legales respecto de la violencia contra las mujeres o el acoso sexual.
Las mujeres de Bangladesh a su vez ganaron una demanda presentada ante un tribunal de Estados Unidos contra una compañía de ese país que fabricó una pastilla anticonceptiva llamada Dalkon Shields que, según se demostró, puede causar cáncer.
Las paquistaníes lucharon activamente contra la discriminación del sistema legal y presentaron ante los tribunales varios casos de matrimonio obligado, insistiendo en que las mujeres adultas deben tener derecho a elegir a su pareja.
Las mujeres de Nepal encabezan la lucha contra la trata de blancas y la prostitución forzada, y consiguieron un gran protagonismo en esa área.
"Cada país inició su propio camino de cambios, directamente ligado a los problemas específicos que afectan a sus mujeres", indicó Abeysekera.
India, Pakistán, Bangladesh y Nepal pueden movilizar a miles de mujeres para luchar por sus derechos, pero en Sri Lanka "rara vez logramos movilizar a miles de personas", se lamentó Abeysedera.
Unos pocos cientos de mujeres marcharon por las calles de Colombo en octubre del año pasado en señal de protesta contra la brutal violación y asesinato de una mujer india.
Abeysekera cree, sin embargo, que las actitudes están cambiando en Sri Lanka.
Los grupos de mujeres de Asia Meridional están muy conectados y trabajan en red. Han creado por ejemplo una plataforma única de reivindicaciones que incluye críticas a los planes de la convención regional contra el tráfico de mujeres y niños.
Las activistas rechazaron el proyecto en un encuentro realizado en Colombo en febrero porque, según dijeron, omite puntos centrales como el de los trabajadores inmigrantes y los matrimonios forzados.
Se prevé que la Convención sobre Prevención y Combate del Tráfico de Mujeres y Niños para la Prostitución de la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional sea ratificada en la cumbre regional de Katmandú, en noviembre.
Abeysekera sostuvo que los gobiernos deben proteger a los trabajadores inmigrantes. La mayor parte de las mujeres que integran el contingente de 750.000 trabajadores de Sri Lanka que se encuentran en los países del Golfo Arabe se quejaron de acoso y violación sexual.
India modificó hace pocos años sus leyes respecto de los derechos de nacionalidad de las mujeres casadas con extranjeros, pero en otros países de Asia Meridional la situación no ha evolucionado.
La respuesta oficial, relató Abeysekera, es que sólo unas pocas mujeres se casan con extranjeros, por lo cual no es necesario modificar las leyes.
"Negar el derecho de una mujer a transmitir su nacionalidad a sus hijos es una muestra del lugar social que ocupan y que se refleja en la legislación", señaló.
Grupos de mujeres actúan en común en el conflicto separatista de regiones como Punjab, Kashmir e India del Nordeste, la región de la Colina Chittagong, de Bangladesh, la provincia fronteriza noroccidental de Pakistán y el nordeste de Sri Lanka.
"Las mujeres que participan en esas luchas en pos de la autodeterminación de sus pueblos comparten una misnma visión acerca del impacto de su combate", indicó.
Conflictos como el de Sri Lanka, donde hubo miles de desplazados, hacen que las mujeres luchen por mantener a su familia unida, alimentarla y adaptarse a la nueva estructura social. (FIN/IPS/tra-en/fs/an/ceb/99