AMBIENTE: Productos químicos de uso habitual resultan peligrosos

Productos químicos de uso habitual en todo el mundo ponen en peligro la salud de animales y seres humanos, en especial de los niños pequeños y los fetos, reveló un estudio científico.

Miles de productos químicos nuevos aparecen en el mercado cada año y, si bien se suprime a los que pueden ser cancerígenos o tener efectos tóxicos en los seres humanos, la mayoría de los insecticidas y los productos que se encuentran en el plástico causan perjuicios a la salud.

Ese impacto negativo puede consistir en trastornos hormonales, alteración del desarrollo sexual o deterioro de los sistemas inmunológico y reproductor de humanos y animales, apuntaron 20 nuevos estudios científicos publicados en la última edición de la revista de Toxicología y Salud Industrial.

Los disruptores hormonales o endócrinos, en las cantidades que normalmente se encuentran en el ambiente, podrían tener efectos negativos sobre animales y humanos, y en particular en niños pequeños o fetos que siguen creciendo y desarrollándose.

"La exposición a pesticidas de uso corriente es mayor de lo que la mayoría de la gente cree. La detección de daños en animales y humanos es preocupante", declaró Theo Colborn, experto internacional en químicos que alteran el sistema endócrino.

Al administrar dos químicos sintéticos de uso extendido a ratas embarazadas, la próstata de las crías macho cambiaba permanentemente de estructura, reveló Wade Welshons, un profesor asociado de ciencias biomédicas y veterinarias de la Universidad de Missouri-Columbia.

El Methoxiclor, que se usa como sustituto del DT, y el Bifenol- A, un aditivo de pesticida que se suponía no causaba efectos negativos sobre la salud, resultaron ser causantes del aumento permanente del peso de la próstata en las crías macho de los ratones alimentados con bajas dosis de dichos químicos.

Earl Gray, un biólogo investigador de la Agencia de Protección del Ambiente de Estados Unidos, descubrió que el methoxiclor también bloquea el sistema hormonal de las ratas, atrasa la pubertad y reduce la fertilidad porque afecta la conducta de apareamiento y reduce la producción de espermatozoides.

Garay y otros investigadores describieron el impacto causado por otros pesticidas de uso extendido y de sustancias conocidas como ftalatos, que se encuentran habitualmente en el plástico de los juguetes infantiles y las baldosas del piso.

El producto químico causó malformaciones varias, incluso deformación de los genitales, en los fetos de ratas macho.

También encontraron desórdenes reproductores en los roedores expuestos a niveles aun más bajos de los que se suponía eran seguros para la vinclocilina, un químico contra los hongos que se usa comúnmente en frutas y vegetales cosechados para que no se pudran.

"La más mínima exposición causa respuestas del sistema hormonal de los machos", declaró Gray.

Gray descubrió también que cuando los químicos que hay en el ambiente interactúan entre sí pueden alterar en forma significativa el desarrollo de ciertos organismos. En cambio, si se los prueba por separado carecen de efectos sobre el organismo.

Wayne Porter, profesor de zoología y toxicología ambiental, descubrió que la combinación de insecticidas químicos en cantidades habituales en las regiones agrícolas es capaz de anular el funcionamiento de las hormonas tiroideas que controlan el desarrollo del cerebro en fetos y bebes.

Se detectaron cambios hormonales y de comportamiento en los roedores expuestos a mezclas de aldicarb, atrazine y nitrato en concentraciones habituales en los surtidores de agua subterránea del estado de Wisconsin, Estados Unidos.

"Los datos recabados indican que podríamos estar criando a una generación de niños hiperagresivos y con dificultades para el aprendizaje", advirtió Porter.

Los médicos deben ser alertados sobre estos hallazgos, sostuvo Ted Schettler, codirector del Comité sobre Salud Humana y Ambiente, junto con los Médicos por la Responsabilidad Social, una organización defensora de los derechos.

"Los médicos deben incluir la supervisión del uso de pesticidas y los efectos de la exposición a los mismos en su rutina de revisación médica de los pacientes", aconsejó Schettler.

Observó que es difícil relacionar la exposición de un feto o de un niño en edad temprana a pesticidas o productos químicos con los efectos posteriores que éstos tienen sobre la salud, porque podrían permanecer ocultos hasta que esos niños fueran adultos.

El aumento de cáncer de testículos en muchas regiones del mundo en los últimos 20 años y la inquietud creciente respecto de los desórdenes de conducta en los niños son los principales disturbios de salud que se encontraron en el estudio publicado por Toxicología y Salud Industrial.

"No sabemos aún si la exposición a ciertos químicos en edades tempranas causó alguno de estos efectos tardíos sobre la salud, pero la información científica que seguimos obteniendo parece dirigir nuestras inquietudes en esa dirección", alegó.

Las consecuencias de los químicos sobre los animales también se discuten en varios estudios.

La dieldrina de los insecticidas reduce la producción de pulgas de agua machos, que se consideran la base de la cadena alimenticia por ser fuente de alimentación de los peces y otros animales en cierto lago de Wisconsin.

Ahora sólo cinco por ciento de las especies son machos. A fines del siglo pasado, se había registrado 50 por ciento de machos.

Los investigadores estadounidenses pidieron 50 millones de dólares para investigación a fin de examinar pesticidas y otros productos químicos que podrían causar esos efectos, puesto que cada año se introducen miles de sustancias nuevas en el ambiente.

Más de 60 por ciento del total de herbicidas usados en Estados Unidos podrían causar trastornos en los sistemas endócrino y reproductor de animales y humanos, según Theo Colburn, del Fondo Mundial para la Vida Animal.

"Descubrimos que las agencias de regulación tratan con objetivos móviles. La industria se mantiene fuera del juego porque a las agencias estatales y federales les lleva años desarrollar los protocolos analíticos necesarios para detectar un producto en el ambiente e intentar capturarlo en el laboratorio para determinar su grado de peligro", comentó.

"La Agencia de Protección Ambiental debería exigir que exista la tecnología del caso para probar esos productos químicos antes de que sean emitidos al ambiente", concluyó Colborn. (FIN/IPS/tra- en/dk/mk/ceb/99

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